La nueva normalidad de Paco Ureña: «Una cosa es ser animalista y otra surrealista; se trata peor a las personas que a los animales»
El torero triunfador del año pasado afronta una temporada complicada para el sector repleta de cambios
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Justo hace un año reaparecía en la quizá temporada más difícil de su vida después de haber perdido el ojo izquierdo tras una grave cogida. Hizo lo imposible y arrasó. Este año le ha tocado, como a todos, ponerle otra cara al año: la de la Covid-19.
-¿A qué sabe este verano el miedo?
-A incertidumbre.
-¿Y qué tal se mueve en esas aguas?
-Por situaciones personales ya me he movido en ellas, los percances, el tiempo en el que no toreaba... No me pilla de sorpresa.
-¿Cómo está viviendo la no temporada?
-Extraña, atípica, dedicas todo el año a prepararte, están en juego tus sueños, tus expectativas y se corta todo de pronto. Es raro...
-Justo el año pasado reapareció después de una cogida que le hizo perder un ojo y logró ser el triunfador de la temporada. Esta parecía que iban a estar las cosas de cara...
-Son situaciones que manda la vida. Es para todos igual y partimos del mismo punto.
-La Covid-19 nos igualó a todos y nos metió en casa.
-Ha sido un baño de realidad y de humildad. Te das cuenta de que somos todos iguales, da igual lo que hayas conseguido, el puesto que ocupes, lo que tengas. Llega algo así y estamos todos en la misma situación: nacemos y morimos.
-Le hemos visto en los “Paseos Taurinos”. ¿Se ha sentido ninguneado por el Gobierno?
-Diría que soy apolítico, pero he estado muy preocupado por la situación y me he sentido dolido por cómo se ha gestionado todo. Me he sentido traicionado y nada representado por algunas personas de este Gobierno, que ningunean las ayudas de muchas familias que viven de esto y que genera muchos puestos de trabajo y muchos ingresos al Estado. Espero que se pueda resolver en los tribunales.
-¿Cómo llevó el encierro?
-Tuve suerte, porque pude hacer ejercicio y prepararme. No he estado en un piso donde me hubiera resultado más difícil mantenerme físicamente o entrenar de salón, que es una de mis pasiones.
-La gente ha desarrollado habilidades en este tiempo, ¿algún talento?
-Qué va. Lo que he descubierto, como la mayoría de los ciudadanos, son rincones de la casa que no sabía que existían de la cantidad de vueltas que le he dado y tampoco sabía que podía caer tanto polvo por ahí.
-¿Qué tal se maneja entre fogones?
-Pues yo pensaba durante todos los años que he estado viviendo solo que bien, pero luego me he dado cuenta de que la cosa estaba muy justita. No tenía nivel. ¡Debería haber aprendido más en 22 años, pero reconozco mis limitaciones!
-¿Qué le da más miedo el toro o la covid-19?
-A mí lo que más miedo me da es perder la ilusión y no ser feliz. Las muertes han sido horribles y la realidad que hemos vivido asusta mucho, está claro. Forma parte de una pesadilla.
-¿A quién pondría en cuarentena?
-A unos cuantos políticos que niegan lo que pertenece a los ciudadanos y no quieren ver lo que está pasando en muchos hogares.
-¿Qué le pierde?
-El amor a mi profesión. Es mi mayor deseo y mi mayor enemigo. Es algo que no puedo controlar, es superior a mi vida.
-¿Le cogen el gusto a la idea de estrenar la vida cada día?
-No llega a ser eso. Hay días en el campo, cuando no hay nadie, no me juego nada, pero si no soy capaz de cruzar la línea, de ser honesto con el toro, me siento miserable. Es más, a veces esas sensaciones son peores que morirte.
-¿Hay que ser más valiente dentro o fuera del ruedo?
Dentro y fuera, pero hay que tener mucha personalidad y convicción para llevar a cabo las ideas dentro y fuera de la plaza.
-¿Se puede ser animalista y taurino?
-Lo soy. Amo a los animales, tengo perro, pero una cosa es ser animalista y otra surrealista. Creo que hemos perdido la noción de las cosas, no me gusta mandar a mi abuelo a un asilo y al perro a la cama. Se trata peor a las personas que a los animales.
- ¿Qué duele más que las cornadas?
-La traición.
-¿Le veremos torear esta temporada?
-Yo espero que sí.
-Entonces, antes de entrar en faena, ¿una caña bien fría o un buen vino?
-Por qué elegir... Empezaría con una caña fresquita y luego me pasaría al tinto.
- ¿Cuáles son las vacaciones idílicas?
-Ahora mismo serían volver a torear, regresar al trajín de los hoteles, de los viajes, a la carretera, al contacto con los aficionados...
-La imagen es parecida a la de la Gripe española...
-Sí, esto se parece a las batallas que nos contaban los abuelos. Quién nos lo iba a decir, pero esta es la vida y esto es lo que nos ha tocado vivir.
-Saque entrada, vaya de concierto, ¿a quién va a ir a ver?
-A Manuel Carrasco, tengo muchas ganas, y a mi cuñado, claro, a Juan Peña, que me encanta.