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Antonio Vega y el otro sitio de su recreo

Reeditan con material extra «Escapadas», el disco de versiones y colaboraciones que lanzóel músico en 2004 y en el que olvida los prejuicios: de Los Chunguitos a Amaral, y de Serrat a «La Tarara»
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Fue un disco tardío, de 2004, que respondía al interés que generaba su figura y al mismo tiempo a su limitada capacidad de composición. Antonio Vega publicó en 2004 un álbum de colaboraciones y versiones que habían ideo apareciendo en el pasado junto a otros artistas y añadió dos canciones que grabó «ex profeso» para el lanzamiento hace ya más de 15 años. Sin embargo, el título no generó el interés esperado y pronto cayó en el limbo de la descatalogación. Ahora, sin que medie aniversario ni otras excusas, el disco vuelve a la vida con una edición añadida, un segundo volumen de colaboraciones perdidas y reunidas. «Escapadas» muestra a uno de los mayores talentos de la música española en su versión más ecléctica y desprejuiciada: versiones de Amaral a Los Chunguitos y de Serrat a «La Tarara». «La educación musical de Antonio es muy amplia y abierta. Lo digo porque es la misma que la mía –dice su hermano Carlos en conversación telefónica–. Empezamos en esto juntos, escuchamos las mismas cosas y dormíamos con los mismos discos debajo de la almohada. Es sorprendente que esos tiempos escuchásemos a Albnoni o James Taylor, Leonard Cohen o Led Zeppelin y muchas otras cosas», explica.
Serrat y Camarón
Lo de los discos debajo de la almohada era en sentido literal. «Sí, cierto. Es que en aquella época era un acontecimiento comprarse un disco. Se convertían en joyas, en preciadas posesiones. Y tratábamos de que nos transmitiesen todo lo que tuvieran dentro de todas las formas posibles», bromea el hermano del artista, que confirma que Antonio mantuvo una dieta musical omnívora durante toda su vida. «Siempre descubría cosas, algo que no escuchábamos nosotros y que no sabíamos apreciar. No era un experto ni un entendido en flamenco pero se ponía a Camarón. Reconocía la magia de la música en cualquier estilo». En el disco, algunas versiones sobresalen, como el «Romance de curro “El Palmo”», de Serrat, que conmueve desde que apareciera en un álbum de homenaje al catalán en 1995. «Es una canción increíble pero adonde la lleva él es impresionante. Transmite algo espectacular». Tampoco tuvo problemas en cantar «Amor en vena», un tema sobre una «yonqui» que compuso Javier Álvarez para una campaña benéfica. «Creo que Antonio tenía claro y definido su universo. No tenía miedo a lo que se pudiera entender de sus intereses o de su vida fuera de él mismo. Él tenía claro lo que quería hacer y lo que había descubierto. No es solo que fuera capaz, sino que le gustaba estar en otro lugar, de hecho, en el de su recreo». De sus amplísimos intereses, tanto del gusto por las letras como por las ciencias, ya se sabe todo. Pero, ¿vivía un poco ensimismado Antonio Vega? «A veces lo estaba, claro, y bastante. Pero en otras ocasiones era abierto y participativo. La cuestión es que se involucraba en las cosas que le transmitían algo especial. Era vehemente y cuando algo le gustaba lo hacía con todas las consecuencias. Así que, si estaba agusto, se metía a tope, no había límites», recuerda Carlos. Su relación con los compañeros era igual: «Él siempre decía que sí. Estaba dispuesto a echar una mano, apadrinar cualquier proyecto, compartir su pasión por la música con todo aquel que la tuviera al margen de quién fuera. Realmente le daba igual cómo se llamase, si le gustaba la canción y la persona». La prueba está en el álbum, donde hay colaboraciones o versiones de Amaral («Cómo hablar»), Elefantes («Que yo no lo sabía»), Jarabe de Palo («Completo, incompleto»), Ketama (con su «Se dejaba llevar por ti»), El Arrebato («Hoy me dio por ser honesto»), con Los Limones («Acelerado») y también con los malogrados Enrique Urquijo y Antonio Flores.
Por Marga
Una de las canciones incluidas no fue su iniciativa plenamente. El lanzamiento de «Escapadas» en 2004 incluía dos canciones grabadas expresamente para el disco. La de Amaral y «Me quedo contigo», de Los Chunguitos. La segunda fue, en realidad, una insistente propuesta de Marga (Margarita del Río) la pareja de Antonio Vega. «Estuvo tiempo tratando de convencerle –recuerda Carlos–. Y cuando ella enfermó, se decidió a hacerla, casi a modo de homenaje». Marga falleció en 2004, antes de que el disco apareciese publicado. Su pérdida fue devastadora para el artista, que la recordó después en «3.000 noches con Marga», pero el golpe le dejará muy tocado.
La discografía de Antonio Vega sigue despertando un enorme interés. Su hermano Carlos ignora si hay más grabaciones no disponibles o en qué situación se encuentra su catálogo. «Me cuesta estar al corriente de esto, pero imagino que esta es una buena ocasión para enterarme. Porque lo que sí es cierto y lo veo por lo que me rodea, es que sigue arrancando un interés y emocionando a mucha gente». «La percepción que tengo es que dejó canciones para la historia y no se ha ido nunca ni se le ha olvidado. Las nuevas generaciones de cantautores le siguen descubriendo y he coincidido con gente muy joven que hasta le tienen en su repertorio. Es una figura casi de leyenda. Sin querer ser una estrella se ha convertido en una, pero como a el le gustaba, en una de las de su universo, las que miraba tanto».

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