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«Marguerite Duras debería estar en boca de todos»

La escritora necesita que la literatura «me cuente cosas vitales» y, por ello, escoge «La vida material», la obra que más le ha enamorado de esta gran autora francesa
.La Razón

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Cuando su editora le propuso reunir sus tres poemarios, además de poesías inéditas, en un solo tomo, Lara Moreno no lo dudó. Ahora, teniendo en sus manos «Tempestad en víspera de viernes» (Lumen), se da cuenta de que «se trata de una conversación conmigo misma», en la que ofrece al lector sus mayores obsesiones y deseos. Y esta sensación de hablar sobre una vida a través del talento es la que comparte con una gran novelista francesa, cuya obra admira, ha leído de manera incesante desde hace unos meses y escoge un libro que, en especial, le ha entusiasmado:
–Es una reedición de Alianza de «La vida material», de Marguerite Duras. Llevo varios meses con el firme propósito de leer todo lo que ha publicado en español y empecé con «El dolor», «Yann Andréa Steiner», «La lluvia de verano»... Ha sido un no parar. Pero este libro lo he disfrutado muchísimo, porque es una Duras súper directa. Habla de su relación con el alcohol, de sus libros, amores, de política, del papel de la mujer, de la sexualidad de los hombres, de sus obsesiones, sus filias y sus fobias. Descubrirla de esa forma tan suave y dura a la vez, con un lenguaje tan discursivo, ha sido muy interesante, una gozada.
–Recopilando su poemario para «Tempestad en víspera de viernes», ¿se ha visto identificada con Duras?
–Aunque la admiraba desde hace mucho, he comenzado a leerla muy tarde, entonces no la tengo asociada a procesos creativos. Pero sí me encanta haberme enfrentado a ella y hundido en ella. Por supuesto que no puedo compararme ni con su talento ni con el momento en que ella escribió «La vida material», pero mi libro también puede ser una conversación conmigo misma. Es algo que tiene que ver con lo que significa la literatura para mí: con 20 años lo podía entender como un juego, pero ahora necesito que me cuenten cosas vitales, esenciales, dolorosas, conflictivas e importantes.
–¿Comparte alguna obsesión con la autora?
–Con ella y con la mayoría de las personas, porque tenemos bastantes obsesiones: la vida, la muerte, el amor, el deseo, la injusticia social. Me parece pretencioso decir que lo comparto con Duras, pero, al final, sí tenemos temas en común, porque ambas somos seres humanos.
–¿Qué lugar ocupa Duras entre los lectores españoles?
–No la leemos lo que se debería. No diría que está olvidada, porque sería demasiado arriesgado, pero sí que tendría que estar en boca de todos. «El amante» está en muchas librerías porque es una de sus obras capitales, pero me sorprende cómo yo, por ejemplo, con 20 años, cuando leí ese libro, no seguí investigando. Ahora, con 40, la entiendo mejor.
–¿En qué sentido?
–En uno completamente vital. Con 20 años, yo tenía una perspectiva sesgada de todo. Por ejemplo, de la idea de la mujer. Siento que llevo luchando por el feminismo desde que soy súper joven, pero, en el fondo, la visión que tengo ahora es mucho más profunda. Cada vez voy llegando más al hueso y, aunque sea duro, es una visión más amplia. Con Duras pasa igual, las cosas que ella dice en este libro demuestran que era una mujer que estaba por encima de todo. Ahora la entiendo mejor, la admiro más y me confirma cosas que antes no veía. Deberíamos leerla mucho más porque es una persona clarividente.
  • «La vida material» (Alianza), de Marguerite Duras. 216 páginas, 12 euros.