¿Es la nueva versión femenina de “Tarzán” racista y sexista?
Los franceses Jean-Christophe Deveney y Christian Rossi publican el cómic erótico “Niala”, tras una petición que pedía la suspensión del lanzamiento por reducir a la protagonista a un mero objeto sexual
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Habrá quien piense esperanzado tras semanas de aparente calma performativa en términos de neopuritanismo, que, los ejemplos exacerbados de censura cultural han remitido considerablemente su intensidad después del sofocón originado por una plataforma como Disney y su polémico señalamiento de conductas racistas en películas como “Los aristogatos”, “Dumbo” o “Peter Pan”. Pero lejos de tan idílico escenario, el universo del cómic es en esta ocasión el encargado de reavivar la llama de la incorrección y recordarnos que el sonajero del revisionismo no va a dejar de hacer ruido, al menos por ahora. La última controversia viene de la mano de una particular adaptación de la figura de “Tarzán”, el personaje ficticio nacido de la pluma y el ingenio de Edgar Rice Burroughs.
Lejos de remitir a la reconciliación con lo salvaje, al descubrimiento integrador de civilizaciones perdidas o al hermanamiento con los animales del “Tarzán” primigenio, el nuevo cómic del guionista Jean-Christophe Deveney y el diseñador Christian Rossi –publicado recientemente en Francia por la editorial Glénat– apuesta por la hipersexualización desacomplejada de una mujer negra que utiliza su desenfrenada líbido –adquirida gracias al contacto con los monos bonobos que la criaron– para iniciar en los placeres carnales a todos aquellos que se aventuran a pisar la exuberante jungla donde vive.
El anuncio de la publicación de “Niala”, nombre de la insaciable protagonista que da título a la novela gráfica en cuestión, no tardó en suscitar incomodidad entre un público acostumbrado a la cotidianidad de la queja: “Encontrar esto en 2021 es inaceptable, es una ofensa contra las personas racializadas y las mujeres. En este cómic, Niala se ofrece a los colonos y se limita a un objeto sexual. Estamos hartos de esta representación que nos grita que los colonos son valientes y merecen una recompensa”, rezaba la petición lanzada por el usuario Sam Lybulan para retirarlo del mercado, secundada posteriormente en Change.org por unas 4.300 firmas. Racismo y sexismo son los dos adjetivos principales con los que las redes han tildado la tira cómica apoyándose en ideas como que “favorece un tratamiento problemático de la época colonial”, que ““Niala” es un saco de carne. Una vagina. Un objeto. La única salida efectiva del colono desorientado” o que “los autores animan completamente a los negros, en la sexualidad y en la convivencia con animales que hacen ‘boom boom’. Esta es la retórica tradicional de Senghor: los negros están en el ritmo, la música, en la naturalidad de la desnudez y de la sexualidad. Y sobre todo esto no hay reflexión”.
Por su parte, la editorial (ya puesta en tela de juicio tras la publicación de otro polémico cómic pornográfico llamado “Petit Paul”, vetado por incitar supuestamente a la pedofilia), ha querido responder a las críticas recibidas a través de Twitter: ““Niala” es una historia erótica y transgresora, pero este libro no busca fetichizar o menospreciar a la mujer o a los colonos. Se trata de una parodia del cómic colonialista de los años 50, que retoma los tópicos. Unos tópicos puestos voluntariamente en este tipo de formatos”. La justificación de Glénat ha quedado refrendada también por el propio guionista, Jean-Christophe Deveney, quien afirma que “claramente no hay voluntad de ser racista. Ni siquiera hay ganas de jugar con la ambigüedad en torno a esto (…) Lo realmente caricaturizado son los personajes blancos, esos occidentales que llegan, que son ridiculizados”, y por el ilustrador Christian Rossi: “sin bestialidad, pedofilia, sadismo, nada que dañe a los demás… ¡Vemos racismo en todas partes, siempre y cuando lo busquemos! Al principio, dejándome llevar por la imaginería “tarzanesca”, la había dibujado blanca y rubia. Y eso me pareció más tendencioso”, aseguró. Con independencia de la coherencia temática de la obra en términos de erotismo y sexualidad (tampoco es sensato exigir la virginidad de los protagonistas en un género de este tipo) y sin justificar la prohibición taxativa de cualquier producto cultural, ¿no había otra forma menos estereotipada, facilona y manida de volver a la selva?