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Crítica de “Days”: luces de Candilejas ★★★★★

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La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Dirección y guion: Tsai Ming-Liang. Intérpretes: Lee Kang-Sheng, Anong Houngheuangsy. Taiwán, 2020. Duración: 127 minutos. Drama.
Como Charles Chaplin, Tsai Ming-Liang parece haber entendido que el amor es el encuentro entre dos soledades que, por unos momentos, comparten la plenitud del mundo. No es casual que la música de “Candilejas” se convierta en el corazón de “Days”, no solo por lo que significa de humilde reconocimiento de lo que la obra del director de “Goodbye, Dragon Inn”, felizmente recuperada para las carteleras españolas la semana pasada, le debe a la historia del cine clásico (y el mudo: pocos diálogos, sin subtítulos). Podríamos decir que la cita en la cumbre de “Candilejas” -la de Chaplin con Keaton, este en el ocaso de su carrera- se repite en el clímax dramático de “Days”, una sesión de masaje con final feliz que es casi la sacrosanta unión de dos almas en pena.
Ya lo filmó el Chaplin de “Luces de la ciudad”: para él el cine era el arte que nos abre los ojos a lo invisible (“ya puedo ver”) a través del tacto, de la piel, de dos manos que se reconocen. Ahora, en el placer y la necesidad de lo háptico está la fibra sensible de una obra maestra que parecía prever -se estrenó en febrero de 2020, en la Berlinale, justo antes de la crisis de la COVID- qué función debería tener el cine después de la pandemia: ser como una caricia en los ojos. Antes y después de ese clímax, Lee Kang-Sheng mira una tormenta (en fuera de campo) durante cuatro minutos. El masajista tailandés al que aún no conoce lava verduras y las cocina en su desolado apartamento durante doce minutos.
Tsai Ming-Liang, que ha transformado la duración de la vida en el músculo de su filmografía -literalmente: lleva filmando al mismo actor desde su ópera prima, de 1992-, es el mago del ‘slow cinema’. Si a esas secuencias les quitas o les añades un segundo, se desmoronan. El director de “The River” se llevará a la tumba el secreto de la alquimia de sus imágenes, que nos tocan como pocas en el cine contemporáneo. ¿Por qué? Porque no temen al tiempo, y en su encuentro revelan el sentido de estar, de ser en el mundo.

Lo mejor

Que se haya estrenado, casi en doblete con “Goodbye, Dragon Inn”, la mejor película del 2020

Lo peor

Que su silencio y su supuesta lentitud se confundan con distancia y frialdad