Esto es lo que dice la carta que culpaba a Emilia Pardo Bazán de la muerte de su padre
La Biblioteca Nacional de Madrid dedica una gran exposición a la novelista y saca a la luz algunos documentos inéditos, entre ellos, una carta del confesor de la familia dirigida a la escritora, donde este le reprocha de que su vida independiente está detrás del fallecimiento de su progenitor.
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La Biblioteca Nacional dedica una exposición a Emilia Pardo Bazán, una escritora que acuñó una literatura de gran empuje y fuerte sello personal. Pero, también, una mujer valiente, que se revolvió contra los prejuicios de su época y se convirtió en un personaje relevante de la vida intelectual española. «Fue una de las escritoras más importantes de su generación en España y en Europa. Su presencia está ahí de una manera extraordinaria y potente. Era muy controvertida, pero tanto entonces como ahora. El siglo XIX, el siglo, era para ella, con todas sus zozobras y misterios, algo que había que solucionar y entender», comenta isabel Burdiel, comisaria de esta muestra, que está respaldada por Acción Cultural Española (AC/E), la Comunidad de Madrid y la Xunta de Galicia. Se han reunido cerca de dos centenares de piezas entre libros, manuscritos, fotografías, óleos y dibujos. Este recorrido está jalonado por todo lo que se conoce de ella, pero también por algunas facetas y esquinas inauditas, ignoradas, dejadas de lado o que están poco difundidas y no han llegado como merecen al gran público.
En esta glosa biográfica, taraceada con grandes nombres de la literatura, recoge su actividad periodística, su preocupación como editora y empresaria cultural, sus comentarios a obras de enorme relieve internacional como John Stuart Mill o August Bebel, su papel como difusora de la literatura rusa, su vertiente político y, por supuesto, su implicación con el feminismo. «Siempre resultó ambivalente respecto a qué era la modernidad, que nunca concebió como un camino lineal, sino repleto de horizontes perdidos y encrucijadas. Contribuyó, junto Benito Pérez-Galdós y Clarín, a cambiar el panorama literario español que existía en ese momento. Fue cuentista, pionera y apeló al feminismo, de hecho, empleó el término y fue capaz de declinarlo de una manera netamente moderna», prosigue Burdiel.
Una dura misiva
En esta muestra, donde apenas existen referencias a la relación que mantuvo con Pérez-Galdós, aporta algunos documentos inéditos. Uno de ellos, que se conserva en el Museo Lázaro Galdiano y que se exhibe por primera vez en esta ocasión, es muy ilustrativo de lo moderna y conflictiva que era la vida de Pardo Bazán y, al mismo tiempo, es muy adecuado porque refleja con perfecta idoneidad los tabús que prevalecían en su época y los recelos que despertó su independencia.
Es una misiva firmada por Fray Manuel Castellano a Pardo Bazán, confesor y amigo de la familia, en el año 1890. Está redactada con motivo del fallecimiento del progenitor de la novelista, José Pardo Bazán, y son unas líneas duras, con un poso amargo y censurador: «¿Será temerario suponer que la inesperada muerte de su buen Padre es el medio de terror y espanto con que Dios la llama nuevamente ya que usted no hizo caso alguno (…) de los consejos que le dio su confesor (…)? Fue un castigo que Dios quiso ejecutar en el padre, en la hija o en ambos dos».
Para la comisaria está claro cuál es el trasfondo que subyace en esta epístola tan dura. «Está escrita con motivo de la muerte de su padre, al que ella quería muchísimo y que le dio tantas oportunidades. En esta carta, que le manda su confesor, la culpa de ser responsable de la muerte de su padre por el tipo de vida que lleva en Madrid, por haberse separado del marido. Es una carta brutal, de un chantaje emocional absoluto. Le dice que no llegó a tiempo para ver morir a su padre porque es un castigo de Dios y que su padre murió llamándola; le dice que vuelva con su marido y le reprocha la vida que lleva en la capital... es, claramente, un chantaje», comenta Isabel Burdiel.
En este documento se pueden leer frases como «yo quisiera ver en usted un poquito de interés para reflexionar sobre el poco edificante espectáculo que está dando, tanto más escandaloso cuanto más conocida es usted. Mucho la admiran por su erudición; algunos la compadecen por su desgracia conyugal y por algunos de sus escritos pocos morales; muy pocos la aman, pues el corazón humano naturalmente rechaza ciertas cosas, así como la sociedad tiene también justas exigencias».
Durante el montaje de la exposición también han salido otros documentos desconocidos que aluden a la idea que Emilia Pardo Bazán tenía del pazo de Meirás, tan controvertido en los últimos meses. La escritora concebía ese lugar como un sitio eminentemente literario, un lugar entregado a la sabiduría y la cultura. «Ella ve el pazo de Meirás como una casa de escritora al estilo de Victor Hugo o de Zola, o de Walter Scott. Ella habla de que ahí está grabada en piedra su sentido estético. Ella no dice de manera explícita que quiere que Meirás se convierta en eso precisamente. Pero Pardo Bazán pensaba que podía llegar a ser un lugar de atracción como era la casa de George Sand. Lo diseña así porque tiene mucha conciencia y sentido de la estética, de que es un personaje público y, también, de que es una autora con proyección», explica Isabel Burdiel.