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“Cry Macho”: Clint Eastwood cruza la penúltima frontera

A sus 91 años, vuelve para dirigirse a sí mismo en una especie de «road movie» crepuscular en la que reflexiona sobre la transformación de la masculinidad y lo que significa ser hombre

Clint Eastwood en "Cry Macho", que se estrena este viernes 24 de septiembre en cine
Clint Eastwood en "Cry Macho", que se estrena este viernes 24 de septiembre en cineLa RazónLa Razón

Decía Cicerón, que no por manoseado deja de ser relevante, que la senectud era para el alma como un simple «cambio en el clima». La disposición era la misma, pero los condicionantes se volvían materiales. Para el dictador romano, que se apartó del cargo por viejo más que por sus diablos, hacerse mayor era «liberador», porque entendía que los ancianos, por consenso social, quedaban libres de las ataduras del contexto. Es decir, que poco importa que la abuela fume. Con la misma indiferencia por su contexto, pero con la firme determinación de examinarse una vez más, Clint Eastwood estrena esta semana, a sus 91 años, la crepuscular, taimada y melancólica «Cry Macho».

La película, que toma su nombre de un gallo de pelea y que está basada en una novela de N. Richard Nash, significa la entrada del director en el Olimpo de lo senil junto a otros «noventeros» –por estrenar con esa edad, no en esa década–, como Alan Resnais. Eastwood, que además de sujetar el potrillo de la dirección protagoniza y hasta produce, da vida a un «cowboy» ciertamente acabado que, deuda con un terrateniente mediante, se ve obligado a cruzar hacia México en busca de un crío al que rescatar por encargo. El viaje, a ceño fruncido y masticando alguna que otra palabra en español, se convierte entonces en una «road movie» crepuscular que tiene mucho del Eastwood del «western», ese que desconfiaba por norma y tenía la mano cerca de la pistola, pero también paga el peaje de la excelente novela original y reflexiona sobre lo que es ser hombre, cómo se llega a serlo y, sobre todo, cómo se ha ido destruyendo la concepción inicial para dar forma a las nuevas masculinidades, esas a las que sí se les permite hablar de sentimientos y no tienen miedo de expresar sus inseguridades.

Clint Estwood y Eduardo Minett durante una escena de "Cry Macho"
Clint Estwood y Eduardo Minett durante una escena de "Cry Macho"Claire Folger / Warner Bros.Warner Bros. / EFE

Lo importante es el camino

Clint Eastwood, que incluso verbaliza directamente esas preocupaciones modernas junto a Eduardo Minett, el niño al que da la alternativa en la interpretación, se cuestiona qué demonios es ser un macho y todas las cosas que se ha perdido en el intento. Tras su pentalogía patriótica como director, que comenzó en 2014 con «El francotirador» y siguió con «Sully», «15:17 Tren a París», «Mula» y «Richard Jewell», el realizador se inclina por mirar hacia sí mismo una vez, entendemos, dada por rota la concordia entre americanos que pulverizó el Gobierno de Trump. Hasta el mismo Clint Eastwood parece haberse dado cuenta, en su viaje por la frontera con México, que lo realmente importante era el camino. Y así lo manifiesta también en el argumento, en el que parece decidido a que la última batalla la lidien las nuevas generaciones mientras él se queda escuchando un bolero.

«Cry Macho» es quizá la primera obra mayor de Eastwood desde «Gran Torino» y, en cierto modo, también una secuela y una enmienda: la hostilidad ha dejado paso a la búsqueda de la paz interior, y el racismo ahora se convierte en aprendizaje de nuestra propia nimiedad. Explicar que un autor de 91 años, al que tan solo Warner Bros. quiere seguir asegurando películas por aquello de los temores de lo innombrable, ha hecho una película madura, puede parecer una obviedad, pero es tal la distancia con su anterior filme que como espectador solamente se puede agradecer la lección e intentar aplicarla de algún modo.

Todavía lejos de los 105 años con los que el reverenciado director portuguésManoel de Oliveira firmó «O Velho do Restelo», pero con la intención de, al menos, empatar los 92 de Resnais en «Amar, beber y cantar», Eastwood ya está pensando en un nuevo proyecto que le lleve más lejos que a Kurosawa o Kubrick. «Cry Macho», que por cosas de la pandemia en Estados Unidos se ha visto primero en plataformas, no será con suerte su última película: «No tengo previsto retirarme. He estado leyendo guiones y preparando proyectos. No me siento con fuerzas para contar una historia propia después de tantos años, pero sigo queriendo hacer cine. Hay quien puede parar, aunque yo no soy así», explicaba el maestro a la revista «Parade». Y habrá que estar atentos.