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Entrevista

Premios Goya: Almudena Amor, vuelve el espíritu de la colmena

Nominada al Goya por «El buen patrón», con «La abuela» todavía en cartelera y a sus 28 años, se ha convertido en la actriz del momento

Almudena Amor, nominada a Mejor Actriz Revelación por su papel en "El buen patrón"
Almudena Amor, nominada a Mejor Actriz Revelación por su papel en "El buen patrón"TONY MATEY

En una escena aparentemente intrascendente de «El espíritu de la colmena», la mítica película de Víctor Erice, una maestra le pregunta a sus alumnas qué le falta al muñeco que tienen delante. «Corazón», dice Paulita, para que entendamos que allí lo que no hay, en verdad, es amor. Cerca del corazón de La Colmena, pero la del brutalista edificio madrileño que hace icónico el barrio de la Concepción –y que inmortalizó Pedro Almodóvar en «¿Qué he hecho yo para merecer esto?»–, comenzó la historia de Almudena Amor (Madrid, 1994), principal favorita entre las nominadas este año al Goya a la Mejor Actriz Revelación y el rostro más fresco de dos de los éxitos de la temporada cinéfila patria: «El buen patrón» y «La abuela».

Aunque ella confiese en entrevista con LA RAZÓN ser muy de Michael Haneke y Miranda July, beber los vientos por el detenimiento de Wong Kar-wai y se rinda a Icíar Bollaín sin saber que compartirán página, el cine no fue siempre el destino de una actriz que empezó en el teatro con apenas 14 años, lo dejó para centrarse en sus estudios de Publicidad y retomó la profesión ya con 22: «Hay quien dice que en este trabajo no basta con querer, hace falta que también te quieran. Durante mucho tiempo yo me tragué ese discurso», confiesa, antes de valorar un momento vital que pasa por dos películas junto a sendos pesos pesados de nuestra industria, Fernando León de Aranoa y Paco Plaza: «La emoción va a ratos. No he tenido un día igual que el anterior en los últimos seis meses, creo. Cuando me avisaron de la nominación estaba en casa, sola, porque se habían marchado mis compañeras de piso. Me pareció muy bonito tener esos segundos de reacción para mí, contenta, feliz. Lo primero que hice fue llamar a mi madre, que se puso a llorar», recuerda sincera.

Javier Bardem y Almudena Amor en "El buen patrón"
Javier Bardem y Almudena Amor en "El buen patrón"ImdbImdb

Fama no fungible

«Nunca me llegué a considerar modelo. Trabajé como tal para poder ganar pasta, viajar y currar mientras estudiaba, pero es cierto que mi experiencia en ese momento me ayudó», explicaba la actriz en la promoción de «La abuela», muy viva todavía en cines. Y sigue: «No solo para construir el personaje de esta película, sino para afrontar mi vida en general. Cuando trabajas tanto con tu cuerpo, con tu apariencia, terminas dotando de mucho valor al envoltorio de las cosas». Lo que Amor dejaba en «envoltorio», en el mundo de 2022 pasa por el uso de unas redes sociales, como Instagram, en las que ha pasado de los 700 a los 13.000 seguidores: «Antes de los rodajes decidí reiniciar mis redes. Eliminé de hecho mis cuentas. Sentía la presión de ser un modelo, o incluso poder ser referente de las chicas jóvenes. Me quité el Instagram y, durante ese tiempo, no sentí que mi profesión dependiera de ello. Es otro discurso que se repite mucho, que sin esa presencia constante en redes no te darán ningún papel, pero no creo que sea cierto. Al menos, para los papeles que yo quiero interpretar», aclara la actriz sobre los dramas y vicisitudes de la fama como ítem no fungible.

El camino al éxito, que empezó con un cásting para la película de Plaza en octubre de 2019 y siguió con la elección de un León de Aranoa que vio en ella las hechuras de lo poliédrico, bien podría tener un espectacular final de su primer episodio el sábado, en unas opciones al «cabezón» que se reparte con Ángela Cervantes («Chavalas»), Nicolle GarcíaLibertad») y María Cerezuela («Maixabel»): «Vivo, ahora, en una sensación de euforia. Puede ser tópico lo de no créerselo, pero es muy bonito también. Cuando hice el primer cásting tenía mucho miedo, que creció cuando me eligieron. Mirándolo con cierta perspectiva, por poco tiempo que haya pasado, me doy cuenta de lo importante que es hablar sobre el trabajo de una misma, de compartir las películas. Más después de un período en el que apenas hemos podido hacerlo», opina antes de entrar en su Liliana de «El buen patrón», papel por el que opta a la estatuilla: «Me atraía lo impredecible del personaje. Me fascinó que fuera un personaje que no se acababa de entender a sí mismo, y fue algo con lo que conecté de inmediato. Ese recorrido, ese juego con el personaje de Javier Bardem y esas capas, a veces tiernas y a veces ‘’Psycho’', fueron las que me hicieron ver el potencial de lo que había en el guion», completa.

«Si tuviera que explicar cómo estoy ahora mismo, diría que cansada. Se me juntó la promoción de “La abuela” con la nominación, entonces no he parado», comenta la actriz sobre el camino, del cual tampoco tiene más quejas y considera «muy bonito por el reconocimiento continuo». En esa misma línea, Amor habla sobre la nueva exposición a la que se enfrenta como nominada, y también como favorita: «Me considero una persona bastante tímida, bastante vulnerable, así que me daba un poco de vértigo al principio. Pero he caído en la cuenta de que las mismas entrevistas, hablar de mí misma y tener que pensar, por ejemplo, en qué cine me gusta o veo, me ha ayudado. Me he enfrentado a ello desde la honestidad y, claro, me ha ayudado a madurar. Nunca tuve una rutina fija, por la misma profesión a la que me dedico, pero si hay algo que permanece y permanecerá son mis paseos. Me sigue encantando salir simplemente a caminar por la ciudad», añade.

«Me asusta un poco el ser humano a veces, ver por dónde va. Me asusta que mis seres queridos sufran, no tener una buena salud mental», contestó a este diario hace unas semanas, como canalizando la energía millennial y zeta de la que es «zeitgeist»: y, por supuesto, no tiene miedo a hablar de psicólogos: «Normalizar la conversación implica también quitar la vergüenza o la culpa, que era algo que antes algunas personas podían sentir. No tienes que estar loca para ir a terapia». A solo horas de poder oír su nombre en Valencia, reflexiona y se despide: «Creo que el primer agradecimiento que haría sería a mis directores».