Rutas Kilómetro cero
Paseando por el Madrid de Pedro Almodóvar
La evolución de Madrid está ligada a su cine. Siempre ha encontrado en la ciudad «un paisaje perfecto y una fauna incorrecta» para sus películas.
En todas sus películas, Almodóvar rinde un sentido homenaje al Madrid que tanto quiere. Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949), nuestro manchego más internacional, llegó a Madrid a finales de los años 60, con 17 años y una maleta cargada de sueños por realizar. La ciudad de Madrid ha sido testigo desde entonces de su evolución como persona y como artista y, a su vez, el director ha sabido plasmar la evolución de la ciudad con gran maestría en cada una de sus películas. De la misma manera que Nueva York tiene a Woody Allen o Roma a Fellini, el director de nuestra ciudad es Almodóvar.
El cine de Pedro no puede entenderse sin Madrid, al que ha convertido en un personaje más de su filmografía. Almodóvar y Madrid han evolucionado al mismo tiempo: han dejado de ser provincianos para convertirse en internacionales y modernos. «Mi vida y mis películas están ligadas a Madrid como las dos caras de una moneda», ha comentado el prestigioso director.
Los barrios populares
En sus películas, podemos reconocer claramente ciertos barrios de ese nostálgico Madrid, de manera que el asesino de Mujeres al borde de un ataque de nervios es «el asesino de Cuatro Caminos», el violador de Kika es «el violador de Orcasitas» y el barrio donde ahogaba sus penas la protagonista de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? era el barrio de La Concepción. Vallecas, por su parte, también tuvo su protagonismo en el metraje de Volver. Pero las diversas facetas de la capital han quedado también reflejadas en su cine: el Madrid rústico y urbano se conjuga en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, y, en Laberinto de pasiones, nos encontramos en la zona más interesante de «la movida», el Rastro. De hecho, la parte más divertida de Madrid, según uno de los personajes de Entre tinieblas, es, sin duda, la calle Hortaleza. No es el único caso: en Dolor y gloria, la vida de todos los personajes está marcada por esta ciudad.
Cada esquina, cada escenario de Madrid tiene su explicación, simbólica a veces, pero, en todo momento, con claros tintes autobiográficos. Solo una vez dejó a Madrid de lado para rodar. Fue con Todo sobre mi madre, donde Barcelona fue la ciudad afortunada que supo reflejar muy bien. Lo hizo no sin antes declarar una rémora de culpabilidad: «Siento traicionar a Madrid». Enseguida volvió a su ciudad y a los barrios populares con Hable con ella, recuperando las esquinas y las casas con balcones y macetas. Su última película, Madres paralelas, tiene como escenario preciosas ubicaciones, como la Plaza de las Comendadoras.
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