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18 de abril: la primera piedra de San Pedro de Roma

Un 18 de abril de 1506 se comenzó a construir San Pedro, en Roma, proyecto encargado al arquitecto Donato d’Angelo Bramante
RICCARDO ANTIMIANIEFE
La Razón
  • César Alcalá

    César Alcalá

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El 1 de noviembre de 1503 el cardenal Giuliano della Rovere (1443-1513) fue elegido Papa de la iglesia Católica con el nombre de Julio II. Era una época un poco convulsa en Roma y, mas concretamente, en el Vaticano. El 18 de agosto de 1503 había muerto Alejandro VI, llamado Roderic Llançol de Borja, el Papa Borgia. Un Papa que se sirvió de su alta jerarquía eclesiástica para intentar convertir Italia en un reino feudal de la familia Borgia. Alejandro fue el cerebro de aquel plan y su hijo César el instrumento que estuvo a punto de conseguir aquel propósito.
Los Borgia y los della Rovere eligieron como su sucesor al cardenal Francesco Todeschini Piccolomini, con vasta experiencia en la Curia de Sixto VI y Alejandro VI. Elegido Papa el 22 de septiembre de 1503, adoptando el nombre de Pío III. Enfermo de gota, falleció el 18 de octubre de 1503, como consecuencia de la ulceración de una de sus piernas. Las habladurías extendieron la idea que Pandolfo Petrucci, gobernador de siena, había instigado su envenenamiento.
Así el 1 de noviembre de 1503 fue proclamado pontífice Julio II. Un personaje más soldado y guerrero que prelado. Como escribe Papini: “Julio II no tenía nada de Papa y poquísimo de cristiano. Era hombre de guerra, nacido para la conquista y la dominación. Se tenía por completo identificado consigo mismo cuando cabalgaba a al cabeza de un ejército, como había hecho y tendría que hacer muchas veces. Francisco I, que entendía de estas cosas, dijo de él un día: Melior fuisset imperator quam papa romanus. Era, de pies a cabeza, un príncipe del Renacimiento, ávido de grandeza, de gloria, de lujo y e inmortalidad. Tuvo, de cardenal, tres hijas naturales; parece ser que estaba sifilítico y, además, hay pruebas de que se hizo pederasta, quizás en su edad madura, a pesar de la viril altivez de su parte”.
Cuanta Ascanio Condivi que, esculpiendo Miguel Ángel una estatua del Papa, preguntó a éste su le ponía en la mano izquierda un libro, a lo que el pontífice respondió: “Cómo un libro? Una espada, que yo de letras no entiendo”. Pues bien, el Papa Julio II, un 18 de abril de 1506, puso la primera piedra de lo que acabaría siendo la Basílica de San Pedro de roma. Eligió el día y la hora de colocación de esta piedra por consejo de sus astrólogos. Le encargó el proyecto al arquitecto Donato d’Angelo Bramante. El espacio cuenta con 22.067 metros cuadrados. 186 metros de largo (con los muros y el pórtico son 218 metros). La fachada tiene 114,69 metros de ancho. El diámetro de la Cúpula de San Pedro es de 42,56 metros y tiene 136,57 metros de altura, hasta lo más alto de la Cruz.
La Basílica de San Pedro no es la Catedral de Roma ni la sede arzobispal, ya que es la Archibasílica del Salvador y de los Santos Juan Bautista y Juan Evangelista, mejor conocida por todos como San Juan de Letrán, una de las cuatro basílicas mayores, junto a la de San Pedro, San Pablo Extramuros y Santa María La Mayor. La Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral en la que el Papa toma posesión de su cátedra como Obispo de Roma y de la Iglesia Universal, y fue consagrada por el Papa San Silvestre en el año 324.
En el lugar donde se levanta, con anterioridad, existieron anteriores iglesias. Al menos hay referencia de ellas desde el siglo IV. La actual se encuentra en el lugar donde fue enterrado San Pedro. A parte de Bramante, participaron en la obra Miguel Ángel, Maderno, Bernini o Borromini. La primera Basílica fue obra del emperador Constantino, que la hizo levantar en Honor a San Pedro, entre los año 319 al 322 y consagrada en el 326. Esta antigua construcción aún se puede contemplar en los sótanos de la actual Basílica.
Gracias a una serie de exploraciones arqueológicas emprendidas durante los primeros años del papado de Pio XII Pecelli (1939-1958) en la zona del confesionario, fue posible traer a la luz una necrópolis romana datada del siglo III la cual ocupaba un área lateral del Circo de Nerón (donde fueron realizadas las feroces persecuciones contra los cristianos durante su reinado). Para ser precisos sobre las pendientes meridionales de la colina del Vaticano, donde fue hallada un pequeño edículo fúnebre llamado «Trofeo de Gayo» y una tumba rodeada por una pared (la «pared roja») cubierto con grafitis cristianos. Una escritura griega con el nombre de Pedro («petr[os] enì», la encantamos aquí) muestra la arqueóloga Margherita Guarducci y el Vaticano identificó con certeza que esa era la tumba de San Pedro.