El NFT aterriza en la cultura española, ¿pero sobrevivirá?
El cine, el arte o el deporte de nuestro país son algunas de las disciplinas que se han atrevido con la “blockchain”, aunque ahora un estudio parece asegurar que es el comienzo del fin de esta tecnología
Madrid Creada:
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Hay quienes hablan de burbuja, otros de moda pasajera. Todos ellos, coinciden en que no han llegado para quedarse. Los NFT tienen fecha de caducidad, o eso parece. Es cierto que esta herramienta es cada vez más utilizada por parte de artistas o instituciones culturales. Últimamente, de hecho, se están viendo avances en España en este sentido, tanto en el arte como en el cine. Pero a un nivel global, este atractivo comienza a marchitarse. Así lo afirma un estudio realizado por DappGambl, página web especializada en criptomonedas: «Los NFT han experimentado su auge en los últimos años, ahora están viendo su caída», afirman.
La popularidad del universo NFT comenzó a crecer entre 2020 y 2021, ante todo cuando comenzó a revolucionar el mercado del arte. Se producían ventas millonarias, y ante todo desconcertaba tanto a expertos como a interesados: ¿cómo un monigote, creado de forma digital y con un certificado de autenticidad online, puede valer lo mismo o más que una obra de arte, un lienzo, una pieza que se puede oler o tocar? Al comienzo, como todo lo nuevo, parecía incluso una amenaza, pero pronto los expertos lo vieron como una herramienta más de la experiencia artística, así como una vía clave para democratizar el arte. No obstante, todo parece estar a punto de cambiar.
En el estudio realizado por DappGambl, se han examinado más de 73.000 NFT, de los cuales «muchos proyectos están luchando ahora por encontrar compradores con perspectivas de mercado pesimistas en cuanto a su valor futuro», aseguran. Es el caso, por ejemplo, del primer tuit del ex jefe de Twitter, Jack Dorsey, que se convirtió en NFT y se vendió en 2021 por 2,9 millones de dólares. Ahora, apenas vale unas pocas decenas de dólares. (El comprador debe estar o arañándose la cara o preparándose para otro desembolso arbitrario). Esto ocurre, aseguran los creadores del estudio, porque se trata «de un mercado altamente especulativo y volátil». Explican que actualmente casi 23 millones de personas tienen un NFT sin valor, y que solo el 1% de los «token no fungible» examinados «se valoran por encima de los 6.000 dólares. Es una realidad que debería servir de freno a la euforia de los NFT», advierten.
Destacan entre los NFT los de la colección Bored Ape Yacht-Club. Se han convertido, junto con otras imágenes, en los más representativos de esta oleada de «cripto arte». Es por ello ,quizá, que sean de los pocos que se hayan vendido por millones de dólares, pues resultan reconocibles para los compradores. No obstante, el estudio considera que «los proyectos carecen de historias convincentes, cada vez tienen más dificultades para llamar la atención». Con esto, no son del todo negativos: desde DappGambl no vienen a pinchar ninguna burbuja ni a darlo todo por perdido. De hecho, afirman que «los NFT todavía tienen un lugar en nuestro futuro, podrían resistir a las desaceleraciones del mercado». Siempre y cuando, añaden «se respeten ser piezas históricamente relevantes, poseer un arte real u ofrecer una utilidad».
La novedad impone. Desata el miedo, el coraje, la iniciativa, la huida, la ignorancia y la creación. Pero gracias a ella evolucionamos. Quizá cuando comenzó a surgir la performance, esta se vio con desdén, como amenaza artística en un mundo dominado por el pincel. Y lo mismo ocurriría con la fotografía, o con el cine. Pero, con el tiempo, lo cierto es que todo cohabita, convive. Ahora, el espacio nuevo de experimentación produce incluso más inquietud, pues se trata del mundo digital, inabarcable e inacabable. “La experiencia de digitalizar el arte impone”, asegura Evelio Acevedo, director gerente del Museo Thyssen-Bornemisza, “el mundo de los NFT es abrumador, da miedo, porque te abre las puertas hacia una cantidad de ámbitos en los que no sabes moverte”. No obstante, añade, “esa es la realidad que tenemos hoy. Al mar no se le puede poner puertas, y a la tecnología tampoco. Hoy no nos sorprenden las infografías y serigrafías, técnicas de reproducción del siglo XIX, cuando entonces eran disruptivas”. Por ello, quizá, existan esos dichos de “al toro por los cuernos”, o “ten a tus amigos cerca, y a tus enemigos más cerca”. Es decir, nada de huir, ni de temer por amenaza: nuestra novedad, que es la tecnología, ha llegado para quedarse -y para no dejar de crecer-, y no tenemos otra opción que amoldarnos a ella, que convivir con ella y, sobre todo, que tomarla como herramienta para nuestro desarrollo. Es por ello que la cultura, al menos a nivel español, está comenzando a navegar (con rumbo) en ese universo “blockchain”, que presenta tantas posibilidades como dificultades. Bien lo saben en el Thyssen, que recientemente se ha alzado como el primer museo español en lanzar una serie de NFT, a partir de una de las obras más icónicas de su colección: “Les Vessenots en Auvers”, de Van Gogh. Lo han hecho en colaboración con Olyverse, una plataforma de entretenimiento que conecta a fans y estrellas en un metaverso, mediante experiencias inmersivas y colecciones exclusivas de arte en formato NFT. Asegura Acevedo que “dar este paso era una gran responsabilidad, pues se trata de un Van Gogh de una colección muy seria. Pero el ánimo del proyecto encaja con el museo, que es trabajar para la sociedad, y ello requiere el uso de las tecnologías”.
Estamos ante un filón cultural, un mar creativo por el que bucear y descubrir. Y no solo en el arte, sino también en el cine, el teatro, la música, o el deporte. Se han realizado NFTs del “Tondo Doni” de Miguel Ángel, de danzas de ballet, de escenas de “Pulp Fiction”, o incluso de lágrimas. En Olyverse, el actor Álvaro Morte cuenta con su propia colección de NFT, que sus fans pueden comprar a partir de cerca de 350 euros, y que funcionan como “cromos dentro de una especie de cápsula, con garantía de autenticidad”, explica Carlos Grenoir, CEO de Olyverse. “Hace unos años surgió Matrix, y todos alucinábamos porque fue un salto hacia adelante, en términos de tecnología aplicada al cine, y todos nos hemos beneficiado después”, opina Morte, y por ello ve en la “blockchain” “un campo muy basto de posibilidades. Supone un cambio de paradigma digital tremendo”. Es un camino, continúa el actor, “interesante, porque nuestro interés es que el espectador se identifique con los sentimientos que recreas y, si a eso le añades un plus de inmersión, entiendo que el disfrute puede ir todavía más allá”. Asimismo, destaca que “ofrece otras posibilidades de financiación a la hora de producir”, algo para lo que Acevedo ve necesaria “una relación público-privada. Que la cultura no se vea como responsabilidad del estado, sino de cada uno de nosotros”. Un mundo, por tanto, “descentralizado, donde nadie te dice si puedes hacer esto o no, y haciendo por tanto la cultura más universalizada. Es muy interesante”, explica Morte.
Se han llegado a crear NFTs inspirados en la “Mano de Dios”, aquel icónico gol que marcó Maradona en 1986 durante el Mundial de México. Si bien la tecnología ha ayudado mucho en el fútbol, como puede ser en la preparación de los jugadores ante un partido, explica Carles Puyol que “el NFT será otra línea de negocio, que permitirá tener momentos históricos en ese formato”. ¿Por qué no un NFT de ese gol de Iniesta con el que todavía hoy disfrutamos? En definitiva, al menos en el caso de Olyverse, se trata de “concentrar en un ecosistema la generación de cultura y de conocimiento. Queremos dar un espacio donde la gente pueda sentirse más cerca y más motivada, como si estuviera en un juego cotidiano”, explica Grenoir. Por ello, la unión entre “blockchain” y cultura funciona como una fuente de ideas, con el objetivo de que “en un futuro, la noción que hoy tenemos de estar en Instagram, lo sea en el metaverso, pero estando inmerso en un lugar donde puedas caminar y hacer lo que te interesa”, añade el CEO.
Pero, como en todo en la vida, y más en esta época de desconfianza y examen a cada movimiento, también existe polémica en torno a estas innovaciones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con el mercado del arte? ¿Convive o compite con el ámbito digital? Una vez más, deben cohabitar, respetarse. En palabras de Acevedo, “El NFT aporta esa garantía de autenticidad que también tienen otras creaciones palpables. Se trata de avanzar hacia la democratización del arte, llegar a más públicos con más calidad, control y garantías. El mundo del coleccionismo digital es una realidad, y es importante llegar a él, pero sin dejar atrás la financiación, porque cuanto mejor dotados de recursos económicos estemos, más cosas y mejores podremos hacer”. En esta línea, asegura Morte que la Inteligencia Artificial, cada vez más presente en el mundo de la cultura, no debe ser un enemigo: “Es interesante que se genere polémica alrededor de ella, porque es necesaria para garantizar la sensatez. Estamos en un momento en el que tenemos que sentarnos, en cada sector, ya que estamos en el arranque, y así favorecer que hagamos algo coherente que nos facilite la vida, sin fastidiar a nadie”.