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cultura
Operación salvar al Louvre: un museo en su peor momento
Macron sale al rescate de la gran pinacoteca, asunto convertido en cuestión de Estado en Francia

La grave crisis que atraviesa el museo del Louvre se está convirtiendo en todo un asunto de Estado en Francia. La situación ha llegado a tal punto que el propio presidente Macron realizará este martes una visita al famoso museo parisino durante la cual se espera que tome la palabra para referirse a la alarma a la que ha dado voz la propia directora de la institución, Laurence des Cars, por medio de una carta enviada a la ministra de Cultura, Rachida Dati, revelada por el diario "Le Parisien". En la misiva, la directora enumera los problemas que está causando la vetustez del mayor museo del mundo, desde variaciones de temperatura hasta las infiltraciones de agua que amenazan la conservación de sus obras. Laurence des Cars lamenta la “multiplicación de desperfectos en espacios a veces muy degradados”. Esta problemática está teniendo ya graves consecuencias. En noviembre de 2023 una exposición dedicada a los dibujos del artista francés Claude Guillot tuvo que ser suspendida y pospuesta de fecha y lugar por una inundación. La ministra de Cultura ha reconocido, tras recibir la carta de la directora del museo que la institución pasa por serios problemas que deben solucionarse siendo “innovadores” y ha evocado la posibilidad de una tarifa diferenciada a la entrada que supondría un aumento para visitantes que no sean de la Unión Europea. Es una de las posibilidades que ha estado estudiando el gobierno francés a falta de lo que Macron pueda anunciar en las próximas horas. La carta de Des Cars no mencionaba la financiación, pero algunas estimaciones, como la que ha hecho el canal BFMTV, señalan que los costes de renovación podrían ascender a 500 millones de euros, lo que supondría un reto para el gobierno que ha tenido serias dificultades para que la Asamblea Nacional apruebe su presupuesto para 2025.
Los problemas del museo afectan a muchas de sus dependencias empezando por su símbolo: la pirámide de vidrio situada a la entrada, inaugurada en 1988 y “estructuralmente superada” en palabras de des Cars. Una infraestructura concebida en aquel momento para acoger a 4 millones de visitantes por los nueve millones que lo visitan al año en la actualidad. El año pasado, el Louvre recibió en concreto a 8,7 millones de visitantes, todos los cuales ingresaron por la entrada occidental, la de la pirámide, diseñada por el arquitecto I.M. Pei, que se ha convertido en un problema, ya que su efecto invernadero hace que la recepción subterránea del Louvre sea incómodamente calurosa en los días de verano.
Otro de los problemas es la distribución de esos flujos, que se concentran en unas pocas solas como la que alberga La Gioconda mientras otras casi permanecen vacías durante tramos de la jornada. Buscar nuevos símbolos del museo que equilibren esos flujos es algo en lo que la institución lleva tiempo trabajando. La falta de espacios para descansa o comer así como los aseos, por debajo de lo que marcan los estándares internacionales para un museo internacional de este calibre, son otros de los rompecabezas que enfrenta ahora el Louvre.
Según la dirección del museo, la visita al Louvre se ha convertido en "un calvario físico", con obras de arte difíciles de encontrar debido a una señalización inadecuada, falta de espacio para que los visitantes se tomen un descanso e instalaciones sanitarias y de alimentación insuficientes.
Además de una renovación de arriba a abajo, el museo también está considerando construir una nueva ala para la Mona Lisa, así como una nueva entrada en el extremo oriental del museo, para aliviar la congestión en la entrada de la Pirámide. Según denuncia la rama Cultura del sindicato CGT, “no pasa un día sin que se constate la degradación del edificio. La pintura que se va, salas, reservas y espacios de trabajo en ocasiones inundados, averías de electricidad, retrasos de pagos a prestatarios por falta de presupuesto”.
El 4 de marzo, el museo parisino celebrará la cena anual con sus mecenas, para recaudar fondos, y con la esperanza de que acudan celebridades internacionales y estrellas de las grandes casas de alta costura. Al igual que muchas instituciones públicas, el Louvre apuesta cada vez más por potenciar sus recursos propios, recurriendo a una privatización creciente de sus espacios, y al mecenazgo.
El Centro Pompidou cierra por cinco años
Otro de los grandes emblemas culturales de París, el Centro Pompidou cerrará sus puertas entre 2025 y 2030 para completar una serie de reformas. El Pompidou detalló que el cierre será progresivo hasta diciembre de 2025. Durante estos meses podrá seguir recibiendo visitantes en sus ya escasas exposiciones hasta el cierre total. El plan permitirá la renovación y la retirada de amianto de la totalidad de la fachada, así como instalar seguridad antiincendios, mejorar la accesibilidad y la optimización energética. Abierto 1977, el Centro Pompidou “está desgastado” según estima Cultura esgrimiendo que ha visto pasar cerca de 300 millones de personas por sus espacios en estos 45 años.
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