Armas y letras

Chaves Nogales y su cuestionable mito neutral en la Guerra Civil

Un libro atribuye al periodista los editoriales que el diario «Ahora» publicó durante los primeros meses de la Guerra Civil en Madrid

Manuel Chaves Nogales
Manuel Chaves NogalesEfe

La publicación en 2021, de la mano de Libros del Asteroide, de la obra completa de Manuel Chaves Nogales podía hacer pensar que teníamos el conjunto de los textos de uno de los periodistas españoles más queridos y leídos de todos los tiempos. Sin embargo, ahora sabemos que todavía hay materiales que no han salido a la luz, perdidos en numerosas hemerotecas. La profesora Yolanda Morató, en su imprescindible «Manuel Chaves Nogales. Los años perdidos (1940-1944)», ya demostró que había medio millar de artículos no reunidos y vinculados con la parte final de la trayectoria del gran reportero. Morató trabaja precisamente junto con el editor Abelardo Linares en la publicación de esos y otros materiales de Chaves Nogales y que empezarán a publicarse el próximo año en Renacimiento. Precisamente es este sello, uno de los que más ha hecho por la divulgación del trabajo del periodista junto con Libros de Asteroide, el que edita, en la colección Espuela de Plata, un libro curioso que arroja elementos al debate.

Se trata de «Junto al pueblo en armas», un volumen preparado por el investigador Juan Carlos Mateos Fernández y en el que tenemos los editoriales del diario «Ahora» bajo la dirección del autor de «Juan Belmonte, matador de toros» en Madrid entre agosto y noviembre de 1936.

Manuel Chaves Nogales ha sido definido como uno de los más conocidos y celebrados representantes de lo que se ha denominado como una tercera España, un periodista incómodo para los unos y para los otros a quien no le importó denunciar los crímenes que se cometían en los dos bandos enfrentados durante la Guerra Civil. Eso es algo que queda patente, desde su prólogo, en un título fundamental como es «A sangre y fuego». Los editoriales de «Ahora» vienen a dibujar otra imagen del reportero, de su compromiso político y social y de los cuatro días que pasó en el Madrid bélico. Pero, ¿son textos realmente surgidos de la pluma de Manuel Chaves Nogales? Para Mateos Fernández no hay duda alguna sobre quién escribió estos textos combativos. «Nadie con el mínimo conocimiento de causa podrá dudar de la autoría real de los editoriales aparecidos en el diario “Ahora” en las fechas comprendidas entre el 11 de agosto y el 6 de noviembre de 1936. Todos ellos, sin excepción alguna, se deben a Chaves Nogales», apunta el estudioso en la introducción de la obra.

Para entender todo esto debemos saber que el estallido de la guerra cogió al periodista, en ese momento subdirector de «Ahora», fuera de España, probablemente en París, y no pudo volver a Madrid hasta el 5 de agosto. Fue al día siguiente cuando supo todo lo que había vivido su diario, que había sido incautado a su propietario y editor Luis Montiel, pasando desde ese momento a estar la publicación bajo el control del «personal de redacción, administración y talleres». Chaves Nogales pasó a ser, por primera vez, el director de un medio de comunicación.

De las intenciones del periodista tenemos algunas pistas en su muy conocido prólogo para «A sangre y fuego», donde proclamaba que «yo, que no había sido en mi vida revolucionario, ni tengo ninguna simpatía por la dictadura del proletariado, me encontré en pleno régimen soviético. Me puse entonces al servicio de los obreros como antes lo había estado a las órdenes del capitalista, es decir, siendo leal con ellos y conmigo mismo. Hice constar mi falta de convicción revolucionaria y mi protesta contra todas las dictaduras, incluso la del proletariado, y me comprometí únicamente a defender la causa del pueblo contra el fascismo y los militares sublevados. Me convertí en el camarada director», escribió.

Según Mateos Fernández, una vez aterrizado en la redacción, el periodista se dio un tiempo y fue el día 11 de agosto cuando empezaron, tras una semana de suspensión, a publicarse los comentarios editoriales de «Ahora». El autor de la edición considera que el tono es «idéntico al de todos los que pueblan sus planas bajo el mandato de Chaves». A ello se le suma, siempre según el criterio del responsable de «Junto al pueblo en armas», el análisis de los contenidos de los artículos, por ejemplo, con las muchas referencias a la revolución rusa, tema recurrente en textos del reportero, como «Lo que ha quedado del imperio de los zares» o de expresiones propias de él como «punta de acero» en varios de estos editoriales.

Los textos reunidos en el libro acaban con la neutralidad que ha perseguido a Chaves Nogales. Buen ejemplo de ello es el editorial del 4 de octubre de 1936 en el que responde al sindicalista Ángel Pestaña cuando preguntaba «¿qué hacemos con los que huyen?, en referencia a los que trataban de escapar de Madrid». En «Ahora» se contestó: «Fusilarlos. No puede haber otra respuesta. Son inútiles los aspavientos y los distingos. A la guerra nos han llevado; como en la guerra tenemos que producirnos. La realidad guerrera es tan fuerte que no valen efugios».

Medidas drásticas

Poco después, el 2 de octubre, el editorialista de «Ahora» admitía que había que tomar medidas y estas debían ser drásticas: «Ahora no hay más que la necesidad de aniquilar a esas malas bestias de comandantes y capitanes del Tercio y Regulares que, sin ningún escrúpulo de orden intelectual, tienden instintivamente su garra sobre Madrid». Por si había alguna duda, el 18 de ese mes se negaba a que se «humanizara» la contienda porque «esas generosas corrientes de humanidad no pueden tener expansión mientras se alce ante nosotros el dique de la bestialidad fascista. Hay que cerrar los ojos y oprimirse el corazón para que no suene su latido. El único medio que tenemos en nuestra mano para humanizar la guerra es abreviarla. Acabar pronto. Como sea. Pero acabar».

En ese Madrid de las bombas, en ese momento en el que, como escribió Antonio Machado, «la tierra se desgarra, el cielo truena, / tú sonríes con plomo en las entrañas», Chaves Nogales tomó partido y se deshizo de los ropajes de neutralidad con los que ha sido siempre vestido. Con una insólita violencia verbal, el 31 de octubre dejó en letras de molde que «la rabia de sentirse impotentes han venido a descargarla en el corazón de Madrid. ¡Hijos de mala madre! ¿Qué loba les habrá parido?»

Estamos ante un libro polémico, ante una singular aportación al estudio de una figura muy querida de nuestro periodismo. Es un Chaves Nogales totalmente desconocido y, probablemente, oculto por motivos que no tienen nada que ver con su profesión, sino con la construcción de una leyenda que pervive. Juan Carlos Mateos Fernández nos recuerda que en ese tiempo en Madrid, de donde marchó para no volver jamás, el periodista tuvo una total libertad, sin consigna alguna del gobierno, para escribir y opinar cuanto quiso.