Ausencia

¿Por qué Jeffrey Jones no aparece en «Bitelchús Bitelchús»?

Tenía que aparecer uno de los personajes del filme original, pero que sin que apareciera.

Jeffrey Jones en «Bitelchús»
Jeffrey Jones en «Bitelchús» Warner

Existen trabajos de guion que son impagables. La escritura de una película no sirve solo para mostrar los sucesos de una trama. También se emplea para que no aparezcan otros. Y no hablamos de censura o el código Hays que durante años consiguió que en los filmes de Hollywood los matrimonios durmieran en camas separadas. Un logro audiovisual que no tuvo consecuencias en la vida real: parece ser que los índices de natalidad infantil no descendieron durante esa época.

Los que trabajaron en «Bitelchús Bitelchús», película que ya ha recaudado más de 147 millones de dólares, saben bastante bien que la sala de montaje y las páginas de un guion son los pilares de la magia del cine. Solo hay que imaginar sus caras cuando les encargaron el trabajo y les informaron de un detalle, algo así como el «más difícil todavía»: tenía que aparecer uno de los personajes del filme original, pero que sin que apareciera.

No cuesta demasiado ver sus expresiones. Así que obedientes, hicieron caso. Improvisaron una locura, pero una locura que encajaba bien en la producción, que se va un poco de madre. En concreto afectaba a un personaje, el de Charles Deetz y se inventó para él un destino que es, justamente, lo que abre el filme (los que no desean saber demasiado, que paren de leer aquí). Ahí se cuenta que vivió un accidente de avión, que sobrevivió al aparatoso incidente, pero que, debido a un tiburón quedó condenado a vagar por el más allá sin cabeza y sin piernas.

Bueno, la pregunta que cualquiera se hace es: ¿Y a qué demonios viene tan alambicada excusa argumental? ¿Por qué se abogó por algo tan rocambolesco y qué es lo que se trataba tapar con ello? Aunque «Bitelchús» y su secuela son aptas para cualquier edad, resulta que lo que se intentaba maquillar no lo es. Jeffrey Jones, de 77 años, el actor que encarnó a este personaje en la primera parte, y que también participó en producciones como «Amadeus», «Ed Wood» o «Sleepy Hollow», fue condenado por los tribunales norteamericanos por posesión de material pornográfico infantil.

Durante la causa salieron a la luz otros puntos oscuros, como que había solicitado a un chico menor de edad que posara y que le enviara fotografías de él desnudo. Las consecuencias: fue condenado a cinco años de libertad condicional, a asistir de manera regular a los cursos de una terapia y a registrarse como delincuente sexual de manera permanente. Esto último se lo saltó y la Justicia, que parece ciega, pero lo ve todo, lo cazó y amplió su condena.

Por este motivo, el director Tim Burton, con toda la sensatez y la lógica del mundo, decidió prescindir de él en un filme vinculado a la familia y que aspira a ser visto por toda clase de públicos. El personaje queda, pero al actor no se le ve en la continuación de este título. De hecho, hasta su voz se ha decidido sustituir y es otro intérprete quien se la presta a Charles Deetz.