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Crítica de "Anhell69": una película trans ★★★★

Dirección y guion: Theo Montoya. Intérpretes: Camilo Najar, Sergio Pérez, Juan Pérez. Colombia, 2022. Duración: 75 minutos. Documental.
Un fotograma de "Anhell69"
Un fotograma de "Anhell69"Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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En un momento de la estimulante “Anhell69”, el colombiano Theo Montoya admite que la suya es una película “trans”. Si, en tiempos del “New Queer Cinema”, entendíamos lo “queer” desde un punto de vista exclusivamente temático, Montoya plantea una cuestión fundamental para entender las mutaciones que está sufriendo cierto cine contemporáneo: es posible hablar de un cine no binario, en el que la fluidez de género contamine la identidad de las imágenes, en el que la noción de frontera u oposición hayan quedado obsoletas, en el que cada corte de montaje suponga, en efecto, una metamorfosis.
Si “Anhell69” es una película “trans” no lo es tanto porque algunos de sus protagonistas participen de una sensibilidad y estética “queer” sino porque la película siempre existe en transición hacia otro lugar: del filme-encuesta generacional al retrato de Camilo Najar, que murió poco después del casting por una sobredosis; del ensayo sobre una juventud que, en Colombia, solo puede pensar en la muerte, al homenaje al Víctor Gaviria de “Rodrigo D. No Futuro”, al diario íntimo escrito entre susurros y a la película de ciencia-ficción protagonizada por todos aquellos que sufren “espectrofilia”, o lo que es lo mismo, los que quieren tener sexo con fantasmas…
Lo que puede parecer un baile de categorías es justo lo contrario: con una hipnótica fluidez Montoya consigue que esas categorías se mezclen y dejen de ser compartimentos estancos, como si fuera imposible separar la violencia de ser joven en Medellín de una experiencia poética que solo se vive desde un presente lábil e indefinido, un limbo en el que todos somos cuerpo y espectro a la vez.
Lo mejor:
La libertad formal de la película se corresponde con un honesto retrato confesional y generacional
Lo peor:
Que la novedad de su estructura confunda al espectador que espera de ella un documental convencional