Sección patrocinada por sección patrocinada

Estreno

Crítica de "Golda": la dama de acero ★★

Director: Guy Nattiv. Guion: Nicholas Martin. Música: Dascha Dauenhauer. Fotografía: Jasper Wolf. Intérpretes: Helen Mirren, Liev Schreiber, Camille Cottin, Ellie Piercy, Rami Heuberger. Reino Unido, 2023. Duración: 100 minutos. Biopic / Drama.

Helen Mirren en "Golda"
Helen Mirren en "Golda"Imdb

¡Qué oportuno el estreno de “Golda”! Sobre todo para los que quieran lavar la imagen de Netanyahu en estos infaustos tiempos de barbarie. No es comparable la guerra de Yom Kippur -que en 1973 enfrentó a Egipto, Siria y Jordania con Israel con el fin de recuperar territorio que habían perdido durante la guerra de 1967- con la que hoy está acabando con el pueblo palestino, pero puede servirnos para hacer memoria de los precedentes de un conflicto que, ahora mismo, está poniendo contra las cuerdas la moral geopolítica de la aldea global. A partir de la figura de la primera ministra de Israel, Golda Meir, ‘factotum’ estratega y negociadora de la guerra, asistimos a reuniones, planes bélicos y dilemas éticos sin que Guy Nattiv se preocupe demasiado de profundizar en la complejidad del contexto histórico ni en situar la importancia simbólica de Meir para el pueblo judío.

Así las cosas, “Golda” decide librar sus luchas en el terreno de la palabra, aunque sus réplicas disparan con tirachinas: solo en el encuentro entre Golda y Henry Kissinger (Liev Schreiber) se vislumbra lo que podría haber sido el filme si lo hubiera escrito, por ejemplo, Aaron Sorkin. Lo que queda son imágenes para el olvido y, claro, Helen Mirren, especialista en reencarnaciones de figuras históricas que, sepultada por el maquillaje y las prótesis, intenta dar algo de vida a su personaje, al que se supone que tenemos que admirar por sacar fuerzas de un cuerpo devorado por el cáncer para poner en vereda a sus ministros.

Lo mejor:

Helen Mirren hace lo que puede encarnando a Golda Meir, sumergida en kilos de maquillaje y volutas de humo de cigarrillo.

Lo peor:

Entre lo tedioso y lo hagiográfico, fracasa en el retrato de la complejidad de un conflicto que sigue incendiado.