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Críticas de "Rimini" y Esparta": en la Europa del malestar ★★★☆☆ / ★★★★☆

Dirección y guión: Ulrich Seidl. Guion: U. Seidl y Veronika Franz. Intérpretes: Michael Thomas, Tessa Göttlicher, Hans-Michael Rehberg. Austria, 2022. Duración: 115 minutos. Drama satírico. / Intérpretes: Georg Friedrich, Hans-Michael Rehberg, Florentina Elena Pop. Austria, 2022. Duración: 101 minutos. Drama.
Georg Friedrich es el encargado de protagonizar la polémica y perturbadora «Sparta»
Georg Friedrich es el encargado de protagonizar la polémica y perturbadora «Sparta»Imdb
La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Imposible verlas por separado. Cómo si no vamos a entender cuál es el personaje principal de este díptico envenenado, que se centra en la historia de dos hermanos que se dedican a digerir su soledad en la Europa desolada del turismo de jubilados o de las tierras ignoradas por la volátil opulencia de los mercados bursátiles. Ese personaje, que está en los márgenes del relato, es el de un anciano que canta himnos nazis en su amnesia selectiva, padre de los protagonistas, encerrado en una residencia que podría ser una metáfora de Austria, ese país en el que, como muy bien sabe Ulrich Seidl, los cadáveres de la memoria histórica siguen viviendo en los sótanos de la sociedad. A Seidl le gustan los cadáveres, y en cierto modo el Richie Bravo de “Rimini” y el Erwan de “Sparta” lo son: muertos vivientes que caminan a ciegas por una realidad que les rechaza, depredadores condenados a devorarse a sí mismos.
Tanto “Rimini” como “Sparta” están planteadas como minuciosos estudios de personaje, aunque una tienda hacia la comedia de humillación y la otra hacia la tragedia moral. Mientras Richie está anclado en la idea de un pasado glorioso que nunca tuvo, y sobrevive como cantante melódico para ancianos que añoran el bronceado entre cócteles de garrafón, ahora acosado por la hija que abandonó de pequeña, que le reclama retroactivamente el dinero de su manutención, Erwan está encarcelado en su propia perversión, la pedofilia, y solo puede proyectarse hacia un futuro donde haga equilibrios entre el dolor que le provoca y la necesidad de convertirla en realidad sin hacer daño a sus víctimas.
En «Rimini», Michael Thomas da vida a Richie Bravo, un cantante pop austriaco que fue famoso
En «Rimini», Michael Thomas da vida a Richie Bravo, un cantante pop austriaco que fue famosoImdb
La historia de ambos es la crónica de dos soledades desgarradoras. En “Rimini” nos encontramos al Seidl de siempre: los ‘tableaux vivants’ de la miseria humana, el sentido del humor incómodo, la repetición ritual del patetismo (las actuaciones musicales de Richie Bravo, su pluriempleo como gigoló terminal). La excepcional interpretación de Michael Thomas enriquece una película que a veces coquetea con la redundancia, como si Seidl se sintiera tentado de convertir su estilo en un lugar común.
“Sparta” es harina de otro costal. Como en el “Mantícora” de Carlos Vermut, se nos obliga a empatizar con el enfermo, hasta el punto de que Seidl se permite el lujo de sacar la cámara del trípode para que su mirada documental sobre el personaje sea más hiriente. Aquí la posición moral en la que se coloca al espectador es problemática, precisamente porque Seidl evita que Erwan (un espléndido Georg Friedrich) cruce los límites del tabú. Se produce un conflicto extraordinariamente perturbador entre lo que sabe el público y lo que no saben las víctimas: una ducha compartida es, en sí misma, una violación.
Entendemos que Erwan sufre, pero, en su papel de desinteresado profesor de judo en la Transilvania rural, está creando un paraíso perdido para una pandilla de niños que, fuera de sus dominios, son víctimas del abuso y la marginalidad. El gimnasio Sparta es un Neverland para pobres, mucho más inocente que el de Michael Jackson. ¿Quién es Erwan? ¿Un criminal con alma de ángel de la guarda o un colono de la vieja Europa dispuesto a conquistar la carne de los desfavorecidos? En esa “o” antipática, disyuntiva, atroz, se coloca esta notable película, tal vez para demostrar que es imposible elegir entre dos opciones.
Lo mejor:
El extraordinario trabajo de Thomas y Friedrich, y la valentía de “Sparta” al abordar la psicología de un pedófilo tomando caminos pedregosos.
Lo peor:
Que la polémica alrededor del rodaje de “Sparta” empañe sus logros y que, en “Rimini”, Seidl abuse demasiado de lo que ya sabe hacer.