Casas reales

«Don Juan Carlos sigue siendo Rey»

El «Bribón 500 Movistar» se proclamó ayer campeón del mundo de 6 Metros en Finlandia. Pedro Campos, fiel compañero del monarca, desvela cómo ha sido el día a día de la competición

El Rey Juan Carlos con su mano derecha, Pedro Campos, a bordo del Bribón
El Rey Juan Carlos con su mano derecha, Pedro Campos, a bordo del Bribónlarazon

«Estamos agotados, pero encantados». Es lo primero que le sale a Pedro Campos después de que el equipo del Bribón 500 Movistar del Rey don Juan Carlos haya revalidado el título mundial en aguas de Finlandia en la clase 6M clásico. «Ha sido un campo de campo de regatas complicado. Hay un 50% más de barcos que en la anterior edición, con una presencia muy significativa de flota finlandesa, la mayor del mundo. Son deportistas buenísimos y, además, juegan en casa», defiende uno de los hombres fuertes de la tripulación española y presidente del Real Club Naútico de Sanxenxo. Y aunque desde la primera jornada los españoles fueron primeros, los nórdicos no les dieron respiro alguno y les han pisado los talones con escaso margen de maniobra: «Nos preocupaban dos fineses muy peligrosos».

Al margen del podio final en Hanoi, Don Juan Carlos y su tripulación se sienten satisfechos: «Una parte del éxito estaba logrado: demostrar que estábamos al máximo nivel en la competición y que se nos respetase». Lo dice el deportista más laureado de nuestro país en la vela, ahora ya con 18 campeonatos del mundo en diferentes categorías. ¿Qué le queda por hacer? «Siempre hay algún reto y eso nos mantiene en forma, ilusiones como todas las que he vivido hasta ahora. Por ejemplo, ganar para España con el Rey el mundial en una categoría inédita para nuestro país, fue muy emocionante. No puedo olvidar lo que supuso sacar adelante la Copa América del 92».

Fue en 1993 cuando se fragua su relación con Don Juan Carlos. Por primera vez ganan juntos la Copa del Rey a bordo del Bribón. Un suma y sigue hasta hoy. Pero Campos no solo tiene mérito deportivo. Es el artífice de haberle devuelto la ilusión al Rey. La decisión de abdicar en favor de su hijo le supuso su particular transición personal después de 38 años de reinado. Sin embargo, fueron los problemas físicos el viacrucis más pedregoso al que ha tenido que enfrentarse. Entradas y salidas de quirófano y dejar la vela. Pero ahí estuvo Campos, el hombre que tantos veranos había compartido con él en el Real Club Náutico de Palma. Y quien le facilitaría su regreso tras cuatro temporadas de sequía. El confidente que lleva tatuada a fuego la fidelidad a la Corona. Se las ingenió para que el patrón regresara y lo logró.

Unidos por la vela

El 2 de junio de 2014 organizó en su residencia madrileña una reunión de «bribones» para homenajear a Don Juan Carlos y llegaba entusiasmado: «Prométeme que tú y yo volveremos a navegar juntos». Cumplió. Para ello, adaptaron un barco sueco para que resultara accesible: en la bañera se instaló un asiento acolchado con forma de U. La puesta de largo no pudo ser más óptima: tras varias regatas, el patrón y su equipo se traían de Vancouver (Canadá) para España por primera vez en la historia el Mundial de 6 metros. «Entonces nos dijo que era la mejor alegría de su vida deportiva. En el trato directo, en sus palabras y con la gente de su entorno hemos constatado que volver a la vela le ha venido de maravilla y le ha rejuvenecido». Si participar en los Juegos Olímpicos de Múnich 72 fue un regalo para el entonces príncipe, el premio a toda una vida llega ahora como Rey emérito. «Ha dejado de ser jefe del Estado, pero sigue siendo rey», deja caer su compañero de batallas. Y es que, Don Juan Carlos lleva el deporte de la vela en el ADN, pasión contagiada por su padre, Don Juan de Borbón, y heredada de su abuelo Alfonso XIII. Y el legado parece continuar, como ha demostrado Felipe VI estos días en Palma al frente del Aifos 500 y el hecho de que la princesa Leonor y la infanta Sofía ya hayan navegado este verano durante su campamento de verano en Estados Unidos. Así ha compartido las largas e intensas jornadas de un mundial que se ha alargado un día más de lo previsto, en tanto que el jueves tuvo que suspenderse por la ausencia de viento, y las dos últimas pruebas tuvieron que posponerse hasta ayer. «Largamos amarras a las nueve y media y estamos una media de seis horas». Una paliza considerable... «Pues sí, la verdad. La salida es la parte más complicada y en estos días, hemos llegado a repetirlas cinco o seis veces, lo que agota mucho». Pero en el Bribón no se ha escuchado queja alguna. Menos aún de Don Juan Carlos, que en los momentos de mayor tensión deportiva, sabe romper con un chascarrillo de ánimo. «Su esfuerzo ha sido titánico», insiste Campos.

Con esta nueva cita intercontinental a sus espaldas y a punto de cumplir los 70, Campos no piensa en jubilarse de la vela. Y no ve muy por la labor de apearse tampoco al Rey, de 81. «Nuestro deporte tiene una ventaja. A diferencia de otros en los que uno ya es viejo a los 25 o 30 años, aquí no. Es verdad que a medida que sumas, vas cambiando de posición en el barco. El trabajo de la táctica y de la puesta a punto te permite navegar toda la vida. Nuestro barco y, en general, toda la flota, es un ejemplo de esta distribución de tareas».

Ocho son los componentes del Bribón 500 Movistar que ha viajado hasta Finlandia para traerse el título. De ellos, cada día han navegado cinco, con Don Juan Carlos siempre al timón. Pero, ¿quién manda realmente? «Él es el que manda y organiza», asevera sin pestañear Pedro Campos sobre «El Jefe», como se refiere a él la tripulación, que siempre mantienen el «señor» para dirigirse a él a pesar de la confianza y el compadreo a bordo. «Pero luego las funciones en el barco están distribuidas y definidas», y añade: «El que da más órdenes y habla es el táctico, que aquí en Finlandia soy yo... Pero el que tiene la última palabra es el timonel, porque es quien conduce».

Construido en O Grove

Deportistas experimentados de élite y amigos. Una combinación de campeones a lo que se une una embarcación de primera. El decimosexto miembro de la saga de los veleros patroneados por Juan Carlos I, armado por el empresario venezolano José Álvarez, fue construido en los astilleros Garridos de O Grove y optimizado en los astilleros Rodman, donde se adelantó medio metro la posición del mástil en fibra de vidrio de 14 metros. Nada que ver con aquel primer Bribón botado en 1973 y del que Don Juan Carlos se convertiría en patrón en 1976, de la mano de José Cusí.

Cuesta entonces valorar cómo se reparte el mérito del triunfo, entre el velero y la tripulación: «Barco y equipo es lo mismo, porque el barco lo preparamos nosotros, con lo cual, si funciona bien o mal es cosa de todo el equipo», sentencia Campos. «Con este barco siempre hemos trabajado muy bien con viento fuerte y no tanto con viento flojo.

Sin embargo, desde Vancouver, lo hemos optimizado y prueba de ello es que el martes tuvimos una regata con viento muy flojo y la ganamos sin problemas».

Hanko es recompensa a un largo año de preparación, con regatas un fin de semana al mes desde la ría de Pontevedra. Y las que quedan. Porque España coge el relevo para organizar las próximas citas continental e intercontinental, que se celebrarán en Sanxenxo en 2020 y 2021. Y como anfitriones en Sanxenxo, ni Don Juan Carlos ni Pedro Campos quieren faltar a la cita. Ni renuncian al triplete en casa.

Mudanza meditada de Palma a Hanko

El tiempo que Campos no está en el mar lo pasa trabajando sobre el mar, como presidente en «España North Sails», nacida a finales de los 70 como Velas Campos. El mismo Campos que ganó su primer título mundial en Montecarlo con 18 años «y unas velas que diseñé y construí con mis manos, algo impensable hoy». Incondicional de la Copa del Rey Mapfre de Mallorca, este verano ha optado por Finlandia. ¿Le habrá puesto falta Felipe VI? «Llevaba treinta años consecutivos participando y había vencido once veces, las últimas seis veces seguidas. Imagínate si me ha dado rabia romper este récord, pero no podíamos decir que no a esta oportunidad en los 6 metros. Estuvimos toda la tripulación de acuerdo, con Don Juan Carlos a la cabeza, de venir a Finlandia para hacer patria».