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Arqueología
Encuentran en Jerusalén un misterioso sello asirio de 2.700 años que narra hechos recogidos en la Biblia
El hallazgo formaba parte de una carta administrativa asiria denunciando un retraso en los pagos de tributos al Reino de Judá

Arqueólogos israelíes han desenterrado en Jerusalén un hallazgo excepcional: una diminuta inscripción asiria de hace unos 2.700 años, perteneciente al periodo del Primer Templo. Se trata de un fragmento de cerámica de apenas 2,5 centímetros de diámetro con signos cuneiformes en acadio, descubierto cerca del Muro Occidental (en las inmediaciones del Monte del Templo) durante excavaciones conjuntas de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) y la Fundación Ciudad de David.
El objeto, identificado como parte de un sello real, podría ser la primera prueba directa de comunicación escrita entre el rey de Asiria y el de Judá. Los expertos creen que formaba parte de un despacho oficial enviado desde la corte asiria al Reino de Judá y que estaría vinculado a uno de los episodios más turbulentos descritos en la Biblia: la rebelión del rey Ezequías contra el dominio asirio.
Aunque la inscripción no reproduce textualmente ningún pasaje bíblico, los expertos consideran que refleja eventos mencionados en la Biblia. El sello no es un texto sagrado, sino un documento administrativo que corrobora arqueológicamente la existencia de tensiones políticas y diplomáticas narradas en el Antiguo Testamento, proporcionando evidencia directa de la interacción entre Jerusalén y el imperio asirio durante el siglo VIII a. C.
Aquella fue una época marcada por la expansión del Imperio Asirio, que dominaba gran parte del antiguo Oriente Próximo desde su capital en Nínive (hoy Irak). Los asirios eran conocidos por su poder militar, su administración centralizada y su habilidad para someter y controlar reinos vasallos mediante tributos y correspondencia oficial. El Reino de Judá, con Jerusalén como su centro político y religioso, se encontraba bajo la influencia asiria, obligado a pagar tributos y a mantener relaciones diplomáticas con la gran potencia.

El artefacto era una crítica en la demora de pagos de impuestos
El sello fue hallado mediante un minucioso proceso de cribado húmedo en el Parque Arqueológico Davidson, técnica que permitió recuperar el fragmento entre los sedimentos y garantizar su autenticidad. Según los investigadores, este documento constituye una evidencia única de la correspondencia política entre el imperio más poderoso del antiguo Oriente Próximo y una de sus provincias vasallas.
La inscripción, aunque incompleta, incluye una fecha, "el primer día del mes de Av", y menciona a un "oficial del carro", figura que desempeñaba el papel de mensajero real encargado de transportar comunicaciones oficiales. Los arqueólogos creen que el texto podría hacer referencia a un retraso en el pago de tributos, una situación que habría generado tensiones políticas entre Jerusalén y Nínive.
Un análisis petrográfico reveló que la arcilla con la que fue fabricado el sello no es local, sino originaria de la cuenca del Tigris, en la actual Irak, donde se encontraban las ciudades asirias de Nínive, Ashur y Nimrud. Este dato confirma que el documento fue elaborado en un centro administrativo asirio antes de ser enviado.
Los investigadores señalan que este pequeño fragmento de arcilla ofrece una ventana inédita al funcionamiento del aparato burocrático de la época: el intercambio de cartas, tributos y órdenes entre soberanos, que cimentaban las relaciones de dependencia y control político. Además, aporta una nueva dimensión a los relatos bíblicos que describen la resistencia de Judá frente a Asiria, sugiriendo que aquellos episodios tuvieron un trasfondo diplomático y administrativo real.
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