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LITERATURA

“La española de Montmartre” que desmonta el mito de Bateau-Lavoir

Este título publicado por Bookman, del autor José María Goñi, relata la historia real y silenciada de Francisca Calpe, que vivió en Montmartre con artistas vanguardistas de renombre

Francisca Calpe
José María GoñiBookman

Esta es la historia de un secreto familiar desenterrado. Francisca Calpe fue la abuela de José María Goñi, autor de la novela “La española de Montmartre” (Editorial Bookman). La vida de esta inigualable mujer fue desvelada, después de toda una vida silenciada, durante el 90 cumpleaños de la madre del escritor, quien confiesa que descubrirla “fue una sorpresa que desbordó todas las expectativas que tanto yo como mis hermanos y mis primos teníamos”.

Los distintos apellidos de la madre de Goñi y de varios de los hermanos de esta, así como el silencio por respuesta cuando eran preguntados por este asunto, hicieron sospechar a Goñi. Cuando su madre, que durante años había callado por el maldito “qué dirán”, desenterró la historia de Francisca Calpe, su madre, salió a la luz una vida digna de una novela. Pero empecemos por el principio.

José María Goñi
José María GoñiCedida

¿Quién fue Francisca Calpe? Una mujer nacida en 1885, en Montejos, Castellón, en el seno de una familia acomodada venida a menos. “Su padre era una persona culta que murió cuando ella tenía dos meses de edad. En sus últimas voluntades, este hombre dejó escrito que quería que a la niña se le enseñara números y letras, lo que causó un revuelo enorme en el pueblo porque entonces las niñas estaban destinadas al matrimonio, a cuidar del marido, de los hijos, de las tareas del campo. Ella tuvo el privilegio de acceder a la educación”, explica Goñi.

Con 23 años, Francisca siente el ansia de libertad, de conocer mundo, algo de lo que carecían las mujeres de la época en España. Viaja a Barcelona y conoce al que fue el amor de su vida, Carlos Turres, un joven pintor que había participado en el estallido revolucionario anarquista conocido como “La semana trágica”. Formado en la vanguardista Escuela Moderna de Barcelona, en la cual también había dado clases un joven Pablo Picasso, Goñi relata que él y su abuela Francisca “tienen que huir a París”, un viaje al exilio no exento de dificultades, como la de muchos otros en ese periodo de entreguerras, muy bien reflejado en “La española de Montmartre”.

El famoso inmueble conocido como Bateau-Lavoir donde vivía Picasso

La pareja recala en Montmartre, un rincón de París plagado de artistas vanguardistas al que siempre se le ha rodeado de un halo de idealización que esta novela desmonta. La explosión de creatividad y de libertad de todos los que allí residían contrastaba con la miseria, la precariedad y la inseguridad que sufrían.

Les ceden un piso en el inmueble conocido como Bateau-Lavoir, y allí se van a vivir junto con Pablo Picasso, André Salmon, Juan Gris, Fernando Olivier, Lucie Belin, Apollinaire, María Blanchard, Isabel Güell “y toda una cantidad de artistas intelectuales de la época con los que ella vive un sinfín de experiencias únicas que va anotando en el diario”.

Portada del libro "La española de Montmartre"
Portada del libro "La española de Montmartre"Cortesía José María GoñiCortesía

Porque sí, en una historia silenciada durante décadas como esta, no podían faltar unos diarios secretos, que tal y como asegura Goñi, existen: “Sabemos que mi abuela dejó 8 tomos de diario, 8 cuadernos que estamos buscando porque mi madre, para que no los viéramos, los escondió. Pero ella y mi padre los habían leído de arriba a abajo”.

En la novela, el mito de Montmartre se cae a través de la figura de Francisca Calpe. "Aquello era un cubil de las vanguardias, de una creatividad inmensa, sí. Pero había mucha miseria. Mi abuela describe momentos muy difíciles en el Bateau-Lavoir. Eran unos años muy fructíferos desde un punto de vista cultural, pero muy oscuros desde un punto de vista personal. La troupe española en Montmartre era muy cerrada. La vida bohemia de ellos conllevaba consigo burdeles, drogas, alcohol, libertinaje total. Pero la vida de ellas era una vida muy difícil porque estaban muy sometidas a sus compañeros. Ellos se pegaban la gran vida, después de pasar la noche por ahí de juerga, y no pasaba nada, pero ellas no podían explicar lo que habían hecho porque si no, eran unas pérdidas, unas golfas. Sobre cómo vivían y cómo se relacionaban estos artistas, hay muy poca documentación, y este es uno de los valores de esta novela, porque explica con pelos y señales detalles de esa vida”.

Miseria e inseguridad

El libro está plagado de ellos, como por ejemplo, el pasaje que cuenta cómo pasaron la noche de fin de año de 1909; las colas de todo el vecindario, tenedor y plato de aluminio en mano, para servirse macarrones porque, afirma el autor, “ese día había algo que comer”; o el relato que Francisca hace del mítico edificio del Bateau-Lavoir, del que el escritor asegura que “te entran ganas de salir corriendo”. “No había luz y tenía un único retrete en medio de la escalera para todo edificio. Había un único grifo que goteaba en el patio y las paredes eran tablones mal puestos por donde penetraba el frío”.

Incluso detalles de ese relato que hace Francisca Calpe en sus diarios y que se han quedado fuera de esta novela que protagoniza, darían, por sí solos, para un guion de película, como este que nos desvela José María Goñi: “En aquella época, en Montmartre, había una banda, un grupo de delincuentes que se hacían llamar “los Apaches” y que se habían apoderado del barrio. Mi abuela explica en sus diarios que Pablo Picasso, Juan Gris y otros tenían revólveres. Cuando venían a las tres de la mañana de otros barrios de París y subían por la colina para refugiarse en el Bateau-Lavoir, iban armados. En una ocasión, hubo una discusión, a tiro limpio, entre la banda de Picasso y la banda de “los Apaches”, pero como estaban todos borrachos, no se dieron ninguno”.

Pablo Picasso en el Café de Flore de París con su secretario Jaume Sabartés
Pablo Picasso en el Café de Flore de París con su secretario Jaume SabartésThe Board of Trustees of the Science Museum, London.

Homenaje a toda una generación de mujeres

La estancia de Francisca Calpe en París duró desde 1909 hasta 1914. El nieto de la protagonista del libro explica en La Razón que “tienen que huir porque está a punto de comenzar la gran guerra. Regresan a Barcelona, pasando por Burgos, pasando por Madrid, y por una serie de peripecias. La historia de esa huida es real y es una realidad que supera la ficción”.

Con “La española de Montmartre”, el autor pone en valor a toda una generación de mujeres que no lo tuvieron fácil. Asegura Goñi haber escrito algunas páginas “con lágrimas en los ojos”. “Al final yo no hago un homenaje a mi abuela, hago un homenaje a mi abuela y a todas estas mujeres que tuvieron que pagar un precio tan alto por su libertad”.