Esta es la frontera más larga y antigua de Europa y la tenemos cerca
Se conoce como La Raya y delimita nuestro país de Portugal: aunque su trazado ha sufrido algunas modificaciones, hay tramos inalterables desde el siglo XI
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Una de las fronteras entre dos países más antiguas de Europa (y entre los primeros puestos del mundo) está en la Península Ibérica. Se trata del límite entre España y Portugal a la altura de Zamora, donde el Río Duero hace de barrera natural entre dos de las naciones más viejas del mundo. Se trata de la delimitación geográfica entre dos estados más antigua del continente, pues data de 1143, cuando ambas coronas ya estaban constituidas como tal y desde entonces ha permanecido inalterable. Se trata de La Raya, esa división que, a lo largo de 1.134 kilómetros separa ambas naciones hermanas, desde el norte hasta el Atlántico, en la desembocadura del Guadiana.
La existencia de la frontera, eso sí, no quiere decir que no haya una relación entre ambos lados. De hecho, es todo o contrario. En torno a la división administrativa se ha creado casi un modo de vida y de convivencia entre ambos países que ha sido la inmensa mayoría del tiempo armoniosa. Entre Zamora y Bragança, por ejemplo, existe una armonía y una hibridación ancestral de costumbres tanto gastronómicas como, incluso, de lenguaje. Tanto, que estas poblaciones son conocidas como “rayanas”.
Y es que, además de ser la más antigua, la frontera entre España y Portugal es la más larga entre dos países de Europa. Constituida a través de los siglos, se ha ido modificando -levemente- a partir de los tratados de Zamora de 1143, Badajoz de 1267 y Alcañices de 1297, pactos que delimitaron, en lo esencial, la frontera tal y como la conocemos en nuestros días. Sin embargo, fue el tratado de Lisboa de 1864, complementado por el Acuerdo de Límites de 1926, cuando se llegó al trazado actual.
A lo largo de su recorrido atraviesa las cuencas hidrográficas del Miño, Limia, Duero, Tajo y Guadiana. De hecho, no en pocas ocasiones los ríos han sido utilizados para delimitar la frontera entre ambos países. Es el caso del Miño en Pontevedra; del Manzanas en Zamora; del Turones en Salamanca; del Duero en Zamora y Salamanca; del Erges y el Tajo en Cáceres; del Ardila en Badajoz; del Guadiana en Badajoz y Huelva, o del Chanza en Huelva. Algunos son realmente pequeños. El conjunto de estos tramos fluviales internacionales suma unos 400 km lineales de frontera entre España y Portugal.
La modificación más controvertida de la frontera entre ambos países ocurre tras la Guerra de las Naranjas, en el que por el Tratado de Badajoz de 1801 España obtiene "de facto" el territorio portugués de Olivenza, situación que el estado portugués considera inválida. Fue resuelta a través del Congreso de Viena (1815), cuando se acordó su devolución. Otra de las situaciones curiosas fue la existencia del Coto Mixto, un estado “independiente” metido en medio de la frontera hispanoportuguesa.