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Crítica de música

En familia con William Christie: sentimientos encontrados

El Teatro-Auditorio de San Lorenzo de El Escorial se viste de gala para acoger el concierto del compositor

William Christie con su grupo Les Arts Florissants Archivo

Este es algo más que un comentario de un concierto puntual, pues ahonda en algo mucho más amplio como es la situación del Teatro-Auditorio de San Lorenzo de El Escorial. Sí, sentimientos encontrados. Fue un magnífico regalo para quien cumplía ese día ¾ de siglo el concierto de William Christie con su grupo Les Arts Florissants, en el pueblo donde nacieron su padre y su abuelo y en el Teatro que él ayudó a construir junto a Alberto Ruiz Gallardón. Otra cosa fue mirar al teatro durante el concierto y pensar en la ambición con la que se ideó y en lo que es hoy en día.

Christie se trajo un grupo reducido de dos violines, viola de gamba, violón, dos flautas dulces, tiorba y clave para acompañar a barítono y tenor en las «Leçons de Ténèbres» de Charpentier, un género musical litúrgico creado en Francia en el siglo XVII y destinado al primero de los tres nocturnos que acompañan a cada oficio de Tinieblas (maitines del Jueves Santo , Viernes Santo y Sábado Santo), aunque este género no sobrevivió a la música barroca , desapareciendo en la primera mitad del siglo XVIII. Apenas 75 minutos, bien interpretados, en estilo, pero con cierta monotonía que no resolvieron las buenas voces del bajo y el tenor, a pesar de que éste se afanó en las dinámicas y los registros hasta emplear el falsete. Hubieran tenido que rematar con una propina que hubiese animado al público que medio llenaba la sala. Y ésta es la cuestión.

Un teatro construido para ser centro de un festival de verano en la línea de Glyndebourne, utilizando además otros maravillosos espacios escurialenses como sendas casitas principescas para conciertos con trajes de época o dependencias del propio Monasterio. «Don Carlo» iba a ser reclamo anual. Luego también espectáculos en Semana Santa y otros meses. Funcionó muy bien durante los primeros años, con artistas de renombre internacional que manifestaron su deseo de volver anualmente. Hoy, en Semana Santa, 75 minutos de música y ya veremos lo que se presenta para el verano. ¡Penoso! He de confesar que se me saltaron lágrimas al contemplar la sala durante el concierto y pensar éstas y otras cosas, como mi lucha con el padre Fermín, entonces prior de los agustinos, para que Lorin Maazel dirigiese «Don Carlo» en la Lonja, que terminó infructuosamente en un dialogo parecido al de la ópera verdiana entre Felipe II y el Gran Inquisidor.

Y uno no entiende que la alcaldesa de San Lorenzo no se haya molestado, prácticamente nunca, en acudir al teatro o que nadie le indicase que tenía en él una figura de prestigio mundial como Christie y era, no conveniencia, sino obligación acudir al concierto y difundirlo. ¿Qué hace el Ayuntamiento que se desliga completamente de un teatro que sería envidia de cualquier población? Señora Presidenta de la Comunidad de Madrid, me ofrezco, gratuitamente como hice en su día con Ruiz Gallardón para la construcción del Teatro, para luchar porque recupere el espíritu inicial para el que fue creado. En sus manos está.