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Fernando López: «Si las fans nos tirasen ropa interior ahora, nos daría la risa»

Cantante de Modestia Aparte, es el único miembro del grupo original. Presenta «Óyeme», su primer single en siete años

Fernando López
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Cantante de Modestia Aparte, es el único miembro del grupo original. Presenta «Óyeme», su primer single en siete años

Me reúno con Fernando López, temprano por la mañana, en un hotel de Aravaca, donde aún están pasando el aspirador a la moqueta. No son horas para un cantante, pero tampoco el aspecto de Fernando es el de alguien que pertenece al mundo de la música. Más bien parece un universitario del barrio de Salamanca, vestido como va: con vaqueros y camisa. Un joven pijo, dirían algunos. Y lo de pijo no sé yo, pero lo de joven, ya no lo es tanto, con los cincuenta cumplidos. Son las cosas de este siglo XXI, donde las edades y los aspectos son diferentes, pero las canciones siguen pretendiendo lo mismo: emocionar, aunque ahora, poco a poco, paso a paso, «single» a «single». En esta ocasión, Fernando empieza con «Óyeme». «Teníamos la duda de llamarlo “El círculo perfecto”, que era la idea original del tema», me cuenta; «hay una frase muy bonita, que da sentido a la canción, porque esa parte de la letra era como cuando todo gira y, al final, puedes formar un círculo perfecto en una relación. Entonces nos pareció que era muy bonito; pero luego quisimos terminar con un estribillo comercial y melódico que era “Óyeme”, y finalmente nos quedamos con ese título».

Demasiado vértigo

Hace un par de años se celebró el 25 cumpleaños de Modestia Aparte, pero ya antes el grupo se convirtió en una persona, Fernando López, mientras el resto de los músicos iba cambiando. «Es verdad, nos separamos en el 94. Era una época de vorágine, con un grupo de fans muy potente, y al final aquello parecía que iba a explotar. Nos llevamos muy bien entre nosotros, pero cuando decidimos volver en 2001 o 2002 hicimos un concierto que se nos fue de las manos y pensamos que lo teníamos que grabar. Lo hicimos y se vendieron un montón de discos, pero a muchos de los miembros originarios les dio miedo meterse de nuevo en el grupo, porque cada uno tenía su vida organizada y el mundo de la música, como nunca hay nada seguro, puede dar mucho vértigo», explica. Tanto vértigo que Fernando, durante los años en los que el grupo estuvo inactivo, se dedicó a componer para más gente, como David de María y algunos artistas de México, y opositó a la carrera de diplomático. Le digo que sorprende mucho, que parece que la música y la diplomacia están a millones de kilómetros: «Bueno, no creo que tenga perfil de diplomático, pero me apetecía realizar cosas distintas y fue una época muy interesante. Estuve viviendo en Londres, en París, haciendo lo que me apetecía», reflexiona. El dinero de los años dorados dio de sí para que López pudiera permitirse ese lujo, «pero no soy millonario, ¿eh? Aunque sí es cierto que ahora vivimos de la música y muy bien, y que fuimos un grupo de privilegiados, porque desde que montamos Modestia, en el 87, y luego grabamos el primer disco en el 88 hemos podido vivir de lo que nos apasiona, la música», admite.

Supongo que, pese a seguir en la línea de éxito, la de trabajo actual es otra, porque antes se vendían muchos discos y ahora la gente demanda más directos: «Es verdad. Hay un grupo muy selecto que vende, pero muchísimos menos. Los directos, sobre todo, aportan el valor ahora mismo a la música. De hecho, ahora estábamos hablando de cómo se está reestructurando la industria y las grandes compañías se están quedando ya con el “management”, que es la parte potente. Esto en el mundo anglo es más normal. Toda la creación de la imagen de los Rolling, Coldplay, Taylor Swift, se debe a los mánagers. En España se ocupaban más de las contrataciones, de vender los conciertos. Pero ahora todo eso se está fusionando».

Le pregunto a Fernando por las contrataciones de los ayuntamientos en los que, al menos si atendemos a corrupciones y deudas, no debe haber mucha liquidez: «Están un poco tiesos, sí. Pero sigue habiendo contratación, sólo que ahora hay numerosos promotores privados que se la juegan. Hay dos maneras: o ponen ellos el dinero y el Ayuntamiento les ayuda con el sitio, o bien les da una ayuda y ellos se lanzan a hacer las fiestas. Pero se está yendo todo hacia un híbrido: una ayuda, el recinto y el promotor privado, que arriesga el resto. Hoy la aventura de la música es ésta», me dice. Supongo que no sólo ha cambiado eso. Además, Youtube lo ha revolucionado todo. «Sí que ahora hay más oportunidades a través del mundo alternativo: redes sociales, internet, descargas... Y a partir de ahí puedes tratar de hacerte una carrera; pero es un mundo cerrado y muy segmentado el de la música, porque ahora están además los “callouts” en la radio: tú vas con una canción y ellos te dicen que no puede sonar porque no le gusta a la gente... Pero ¿cómo le va a gustar si no la han oído? “ya”, te responden, “pero es que primero les tiene que gustar”. Es un poco la pescadilla que se muerde la cola. Y luego está todo muy segmentado también por edades. Radios que van a un público más joven o que están muy centradas en internet, y otras que se quieren dirigir a un público tradicional, que son las que nos van a nosotros», me explica López.

«Y en cuanto a las fans»: «Supongo que cuando creces te haces más educado, ¿no? Antes tenías que salir corriendo, no podías dejar del hotel; nosotros estuvimos tres años que casi no podíamos salir de casa. Era una cosa terrible, te esperaban en el garaje, en la puerta, alguna vez nos tiraron ropa interior. Éramos muy jovencitos. Ahora, si te tiran ropa interior te puede dar la risa, porque seguro, además, que el marido está al lado. Pero bueno, así fue ese momento. Ahora la gente es más respetuosa: se acerca, se hace una foto, pregunta... incluso puedes hacer relaciones interesantes».