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Gengis Kan en Olavide

"A lo mejor esta educación en el buenismo no resulta adecuada"
Former US President Donald J. Trump gestures to the media during a short recess on the third day of his civil fraud trial in New York.
El ex presidente de Estados Unidos Donald TrumpPETER FOLEYEFE

Madrid Creada:

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Escucho cómo una madre reprende a su hijo por comportarse como un Gengis Kan en una cafetería y uno se pregunta si es correcta esa regañina. En este país, desde una edad temprana, se inculca en los niños una pedagogía del bien. Pero a lo mejor esta educación en el buenismo no resulta adecuada en un mundo donde algunos tildan de herencia familiar al enriquecimiento ilícito.
Seguir los conductos ordinarios del civismo a lo único que lleva es, por un lado, a un salario miserable, y, por otro, a la frustración, que es la impresión que se le quedó a un amigo cuando descubrió que el esfuerzo tiene en esta sociedad la misma vigencia que un reloj de sol: algo que luce más en una revista de decoración que en la vida real. La realidad es que sale mejor, al menos sale a cuenta, abandonar los mensajes evangelistas de ZP, ese discípulo posmoderno del amigo Rousseau, y dedicarse a ser un Barrabás, un tipo al que jamás conviene infravalorar demasiado a la vista de los hechos: aquel don nadie se libró de la cruz y consiguió que su nombre pasara a los anales por ceder su lugar a otro. Si tenemos en cuenta que Julio César tuvo que conquistar las Galias para que la historia lo reconociera, hay que rendirse a las evidencias de que ese chaval supo aprovechar bien sus oportunidades...
El asunto, en esto, es qué pensará ese niño cuando crezca y descubra que a los chavales que mejor les va en este mundo no son los muchachos que hincaban los codos junto a él en los pupitres, sino gente de la talla moral de Trump y Milei, a los que seguro nadie regañaba en las cafeterías. O que aquellos que prosperan a su alrededor son los que tienen las oportunidades en casa o han convertido el arribismo en el mejor máster de todos. ¿Qué pensará en ese momento de su madre? Y, sobre todo, ¿querrá volver a comportarse como un Gengis Kan?