Los infernales de Harlem, afroamericanos en la Gran Guerra
En «El mundo en llamas. La larga guerra 1914-1945», Marina Amaral y Dan Jones recuperan, a partir de la colorización fotográfica, la historia de las guerras mundiales y de sus participantes, como los afroamericanos del 369.º Regimiento
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El cabo Fred McIntyre sirvió en la Primera Guerra Mundial con el 369.º Regimiento de Infantería del Ejército de Estados Unidos, un regimiento afroamericano profusamente condecorado y que era más conocido por su apodo, los Infernales de Harlem (Harlem Hellfighters). Entre sus infernales compañeros, McIntyre era conocido como Demonio (Devil’s Man). Pero la llegada a Europa de los Infernales y sus compatriotas no tuvo nada de diabólico. Al contrario, la entrada en guerra de Estados Unidos fue vista por muchos como un momento de liberación: una intervención decisiva que alteró el rumbo de la contienda hacia una derrota alemana inevitable.
En el momento del estallido de la guerra, tres años atrás, el Gobierno estadounidense se había mostrado reacio a comprometerse. Esto reflejaba una fuerte corriente pacifista y neutral de la opinión pública estadounidense. Los bancos del país prestaron dinero a los Gobiernos británico y francés, pero la idea de enviar a los hijos de los estadounidenses a morir en las trincheras del Frente Occidental continuó provocando división de opiniones. En noviembre de 1916, Woodrow Wilson consiguió la reelección presidencial con el eslogan: «Él nos mantuvo fuera de la guerra».
Racismo estadounidense
Estados Unidos se aferraba a la neutralidad, pero las historias de los crímenes germanos y la «violación de Bélgica» pesaban cada vez más. También pesaban mucho los ataques alemanes contra naves estadounidenses en el Atlántico. En 1915, más de un centenar de ciudadanos estadounidenses pereció ahogado en el hundimiento del buque británico RMS Lusitania por un U-Boot. Poco después de este desastre, el alto mando germano suspendió la guerra submarina «sin restricciones» (esto es, la orden de que los submarinos hundieran por igual buques mercantes y naves de guerra del enemigo). Pero el 1 de febrero de 1917 volvió la guerra submarina sin restricciones, lo cual ponía en peligro mortal a los civiles estadounidenses que navegasen por el Atlántico y el mar del Norte. A finales de ese mismo mes, el presidente Wilson fue informado del «telegrama Zimmerman». Se trataba de un cable remitido por el ministro de Exteriores alemán al embajador germano en México por el que se le autorizaba a proponer una alianza germano-mexicana que permitiría a los mexicanos «reconquistar los territorios perdidos de Texas, Nuevo México y Arizona». La indignación estadounidense barrió al aislacionismo.
El 6 de abril, el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania. En su declaración, Wilson afirmó que Estados Unidos haría del mundo un lugar «seguro para la democracia». Así, a finales de año, Demonio McIntyre y el resto de los Infernales de Harlem se embarcaron rumbo a Francia.
Formaban parte de un gran esfuerzo bélico estadounidense que envió, antes de que finalizase la guerra, alrededor de dos millones de hombres al otro lado del Atlántico. Los Infernales, pertenecientes a la Guardia Nacional de Nueva York, destacaban por varios motivos: valor fuera de lo común, la excepcional banda de música, con influencias del ragtime, y por la negritud. Apenas un diez por ciento de los soldados estadounidenses fue afroamericano. De hecho, tan solo se permitió llevar armas a dos divisiones «de color». Esto era consecuencia del perdurable y malhadado racismo de la sociedad estadounidense, así como del arraigado temor de la América blanca a proporcionar entrenamiento militar a los descendientes de antiguos esclavos.
A pesar de ello, el 369.º fue una de las primeras unidades estadounidenses en entrar en acción. En julio de 1918 combatía junto con los franceses a lo largo del río Marne. De hecho, en lo militar se habían convertido en franceses, pues el 369.º, al igual que los otros regimientos afroamericanos, fueron integrados en el Ejército francés. Vestían uniformes híbridos (que incluía el casco francés Adrian), portaban fusiles galos y recibían las raciones de vino de la tropa francesa.
Demostración de valor
Los Infernales de Harlem acumularon más bajas en el Frente Occidental que ningún otro regimiento estadounidense, pero recibieron numerosas condecoraciones por su valentía. Uno de los miembros del regimiento, Henry Porter, apodado Muerte Negra (Black Death), fue el primer estadounidense condecorado con la prestigiosa Croix de Guerre, que también fue concedida a título colectivo a todo el 369.º Regimiento. En la fotografía de la izquierda, tomada en el momento en que los Infernales abandonaban Europa a bordo del USS Stockholm, McIntyre sostiene en sus manos un retrato del káiser enmarcado con balas que tomó a un soldado alemán y que llevaba con él para que le diera buena suerte. Realmente le trajo fortuna: McIntyre sobrevivió y pudo regresar a casa. Los Infernales de Harlem fueron recibidos como héroes en Nueva York.
Habían combatido más tiempo que ningún otro regimiento del Ejército de Estados Unidos de la Primera Guerra Mundial. Tras cuatro años de matanza, el ansiado armisticio entró en vigor a las 11 de la mañana del 11 de noviembre de 1918. Como cabía esperar, el último soldado aliado caído en acción fue un estadounidense, el sargento Henry Gunther, abatido cuando cargaba contra las líneas enemigas un minuto antes de la declaración oficial de paz. Fue uno de los cerca de 320 000 soldados estadounidenses muertos o heridos durante la breve participación de su país en la guerra más terrible jamás conocida por el mundo.
- Para saber más: «El mundo en llamas. La larga guerra 1914-1945», Marina Amaral y Dan Jones. Desperta Ferro Ediciones. 432 páginas, 39,95 euros