Historia

España fue pionera en el uso de armas químicas: el caso de la Guerra del Rif

Durante el conflicto bélico en Marruecos entre 1921 y 1927 se realizaron ataques con gases como el fosgeno, difosgeno, cloropicrina y gas mostaza

Fotografía que muestra a la artillería española en acción en septiembre de 1913 en el bosque de la Gaba durante la Guerra del Rif
Fotografía que muestra a la artillería española en acción en septiembre de 1913 en el bosque de la Gaba durante la Guerra del Riflarazon

Las guerras suelen contar con miles de historias durante todo su desarrollo. Algunas, incluso, pasan a la posteridad por ciertas características que las hacen únicas y que muchos desean no volver a repetir.

La historia de España tiene distintas contiendas bélicas que se han desarrollado a lo largo de las décadas, algunas realmente desagradables. Aunque la más conocida sea, desgraciadamente, la Guerra Civil que durante tres años enfrentó al país otras cuentan con algunas historias desconocidas por la mayoría y que fueron realmente innovadoras en ciertos campos.

La Guerra del Rif, también conocida como la segunda guerra de Marruecos, fue un conflicto bélico originado tras la sublevación de las tribus del Rif contra las autoridades coloniales españolas y francesas. Esta región montañosa del norte de Marruecos pertenecía a los protectorados españoles y franceses se rebelaba así a la situación administrativa dando lugar a todo tipo de enfrentamientos donde destacaría uno por parte del Ejército español cuyo uso continúa hoy en día en discusión.

Uso de armas químicas

Tras el estallido de la contienda que tuvo lugar tras la Primera Guerra Mundial, entre 1921 y 1927, las tropas españolas quisieron recuperar el orden en la zona. Para ello, las investigaciones parecen revelar todo tipo de técnicas, algunas muy novedosas, para poner fin al enfrentamiento de forma temprana.

Así las cosas, en 1924 se utilizaron en la zona por vez primera agentes químicos que trataban de sofocar la rebelión beréber del Rif. Estos ataques se ejecutaron mediante gas pimienta desde aviones exactamente un año antes de que se firmara el Protocolo de Ginebra que prohibía cualquier uso de “gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos” durante una guerra.

Este tipo de ataques ya habían sido vistos en plena Primera Guerra Mundial, aunque su uso por parte de España todavía no se había realizado. Aunque en un principio no se confirmaron este tipo de gases observadores de aviación militar sí expusieron el empleo de ciertos gases contra la población civil con tal de sofocar la revuelta liderada por el guerrillero Abd el-Krim.

Llegados a este punto, cabe destacar que España trataba de poner fin cuanto antes al conflicto en la zona que ya había causado graves disgustos al seno militar. El conocido como “Desastre de Annual” dejó un reguero de 13.000 soldados coloniales muertos según cifras oficiales, muchos de ellos asesinados por guerrilleros del Rif tras rendirse.

Por este y otros motivos los oficiales del ejército trataron de poner fin por distintos medios como el uso de gases tóxicos. Así, España se convirtió en una de las primeras potencias en utilizar este tipo de armas entre las que destacaron los gases como el fosgeno, difosgeno, cloropicrina y gas mostaza.

Aunque tras el Tratado de Versalles en 1919 se prohibiese la fabricación de este tipo de armas España solicitó el suministro a Alemania de algunos gases para poner fin a la contienda. Incluso, en ciertos estamentos militares se era contrario al uso de las armas químicas aunque eso cambiaría tras los actos por parte de guerrilleros contra las tropas allí presentes.