Encuentran un misterioso objeto de madera de tiempos romanos... y resulta ser un objeto sexual

Primero pensaban que podía tratarse de un instrumento para la costura. Su forma alargada y con las puntas redondeadas hacía pensar que se trataba de un aparato para zurcir. Había sido encontrado entre zapatos y otras herramientas domésticas, entre ellas, para realizar remiendos. Sin embargo, este instrumento de madera de 16 centímetros que ha sido hallado en el fuerte romano de Vindolandia, en el famoso Muro de Adriano de Inglaterra, ha resultado ser un juguete sexual, quizá el primer dildo o consolador de la historia, tal y como han determinado investigadores de la Universidad de Cambridge en un estudio que se puede consultar aquí.

Los investigadores también barajaron la posibilidad de que se tratase de un instrumento de cocina, empleado para moler ingredientes pero, una vez que ha sido escaneado con equipos modernos, descubrieron que el objeto había sido utilizado con un propósito más íntimo. Además, hallaron que había sido utilizado de forma repetida a lo largo del tiempo con fines sexuales.

"El tamaño del falo y el hecho de que fue tallado en madera plantea una serie de preguntas sobre su uso en la antigüedad", explicó Robert Collins, profesor titular en el departamento de arqueología de la Universidad de Newcastle en Inglaterra en un comunicado de prensa. En el Imperio Romano, la representación de falos en objetos eran común, ya que se creía que ofrecían protección contra la mala suerte. Era habitual encontrarlos en amuletos, colgantes, modelados en cerámica e incluso como adornos de edificios a los que servía de amuleto en sus fachadas.

Según el investigador Collins, "no podemos estar seguros de su uso previsto, en contraste con la mayoría de los otros objetos fálicos que hacen un uso simbólico. Pero sabemos que los antiguos romanos y griegos usaban implementos sexuales; este objeto de Vindolanda podría ser un ejemplo de uno". El falo de Vindolanda podría ser originalmente más grande de los 16 centímetros actuales, porque la madera arqueológica puede encogerse y deformarse. Y dado su tamaño real, los investigadores creen que el objeto de madera pudo haber sido utilizado para algo más satisfactorio que protegerse del mal.