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Historia
El gran sueño incumplido del Papa
Por más que lo intentó, Francisco jamás recibió la invitación que esperaba para viajar a Rusia. Por el contrario, Putin ha visitado el Vaticano con tres Pontífices diferentes

Francisco, el Papa número 266 de la Iglesia católica, visitó 66 países en sus doce años de pontificado, pero ha muerto sin ver cumplido su sueño de viajar a Moscú y convertirse así en el primer sucesor de Pedro en ser recibido en el Kremlin. Ninguno de sus predecesores tampoco pudo conseguirlo: ni Pablo VI, pese a los diecinueve países que visitó; ni Benedicto XVI, pese a estar en 23 países; ni aunque parezca mentira Juan Pablo II, el Papa más viajero de la historia, agasajado en ciento veintinueve países nada menos. Muchos se preguntarán también por qué el primer Papa de habla hispana estuvo tres veces en Francia y dos en Grecia, Hungría y Portugal, pero jamás vino a España, ni siquiera con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús en marzo de 2015.
Sea como fuere, el gran anhelo de Francisco de viajar a Moscú alcanzó su punto álgido dos meses antes de la invasión rusa de Ucrania, cuando el romano pontífice se reunió con un jefe de Estado que le previno del estallido de la Tercera Guerra Mundial, tal y como reveló él mismo durante un encuentro a puerta cerrada con los directores de las revistas culturales de la Compañía de Jesús en Europa, celebrado en la Biblioteca privada del Palacio Apostólico en mayo de 2022.
Los pormenores de aquella reunión secreta han pasado inadvertidos. El Pontífice aguardó así tres meses, desde el inicio de la invasión de Ucrania, para desvelar aquel encuentro con el máximo mandatario de una nación, cuyo nombre también omitió, el cual le alertó sobre el alto riesgo de una gran conflagración mundial. Todos y cada uno de los asistentes escucharon entonces estupefactos las palabras del Pontífice, desde Stefan Kiechle, de la revista alemana «Stimmen der Zeit», hasta Lucienne Bittar, de la suiza «Choisir», pasando por Ulf Jonsson, de la sueca «Signum».
El Papa se mostró convencido de que había estallado ya la Tercera Guerra Mundial y denunció que ésta había sido «provocada o no evitada», con el sucio negocio
de la venta de armas como trasfondo. Durísimo alegato del pontífice, como para quitarle el hipo a cualquiera: «Aquí no hay buenos y malos metafísicos, de forma abstracta –advirtió Francisco, sin remilgos–. Está surgiendo algo global, con elementos muy entrelazados. Un par de meses antes de que empezara la guerra, conocí a un jefe de Estado, un hombre sabio, que habla muy poco. Y después de hablar de las cosas que quería hablar, me dijo que estaba muy preocupado por la forma en que se movía la OTAN. Le pregunté por qué, y me respondió: “Están ladrando a las puertas de Rusia. Y no entienden que los rusos son imperiales y no permiten que ninguna potencia extranjera se acerque a ellos” [...] Pero el peligro es que veamos solo esto, que es monstruoso, y no veamos todo el drama que se está desarrollando detrás de esta guerra, que quizás fue de alguna manera provocada o no evitada. Noten el interés en el testeo y venta de armas. Es muy triste, pero al final es lo que está en juego [...] Para mí hoy se ha declarado la Tercera Guerra Mundial. Esto es algo que debería hacernos reflexionar. ¿Qué le pasa a la Humanidad, que ha tenido tres guerras mundiales en un siglo?».
La Virgen de la Ternura
Pero, por más que lo intentó, Francisco jamás recibió la invitación para viajar a Rusia. Al contrario que Putin, quien volvió a pisar el Vaticano en noviembre de 2013, esta vez para reunirse con el Papa Francisco, un mes después de que Rusia y la Santa Sede pidiesen a Estados Unidos que no interviniese militarmente en Siria. El presidente regaló al pontífice un hermoso icono de la Virgen de la Ternura, se santiguó ante él y lo besó. Francisco hizo luego lo mismo que él. En 2015 ambos se reencontraron por segunda vez en el Vaticano, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia. Y por tercera en 2019, cuando Putin llegó al Palacio apostólico con una hora de retraso. Charlaron sobre la presencia de Rusia en Venezuela, Siria y Ucrania. Francisco le entregó al final una copia del mensaje de la paz que repartía entre los líderes mundiales.
Paradojas de la Historia: ningún Papa había viajado a Moscú hasta entonces, mientras Putin se convertía en el líder político que más veces había visitado el Estado del Vaticano, primero con Juan Pablo II, luego con Benedicto XVI y finalmente con Francisco.
La consagración
Tanto le preocupó al Papa Francisco la guerra de Ucrania y el papel de Rusia en ella, que la tarde del viernes 25 de marzo de 2022 se dirigió con pasos renqueantes hacia la hermosa talla de la Virgen de Fátima que presidía la Basílica de San Pedro en Roma. El rostro cabizbajo del pontífice al detenerse finalmente ante ella reflejó su tremenda desolación. ¿Qué mejor lugar que aquel, situado sobre el mismo sepulcro del apóstol san Pedro y frente a la imagen de la Virgen de Fátima, para consagrar Rusia al Inmaculado Corazón de María, tal y como María de Nazaret había pedido a los tres pastorcitos Lucía, Francisco y Jacinta en su tercera aparición en la humilde y remota Cova da Iria, en Portugal, para impedir los profetizados castigos contra el mundo y contra la Iglesia? Entonces ignoraba que moriría sin pisar Moscú.
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