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La invención de la bombilla y la guerra por la luz del futuro

Edison no inventa la bombilla incandescente sino que compra las patentes previas y las perfecciona haciendo el vacío el interior del receptáculo de cristal manteniendo el filamento de carbono. También mejoro la distribución eléctrica y cerraría en su empresa el primer contador para medir la electricidad consumida
La bombilla y la guerra por la luz del futuro
La bombilla y la guerra por la luz del futuroAP
La Razón

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En 1893, Heinrich Göbel un inventor alemán residente en Estados Unidos presentaba una disputa legal en la Oficina de Patentes y Marcas afirmando haber construido en 1854 una bombilla incandescente que habría funcionado durante cuatrocientas horas veintiséis años antes que la patente de Thomas Edison, conseguida en 1880. Edison compró posteriormente todas las patentes existentes hasta la conseguida por Göbel en 1882. Ante la disputa, L.B. Colt, juez del distrito de Nueva York, consideró que no era posible el invento de una lámpara incandescente antes del desarrollo de las leyes eléctricas que fueron aplicadas en el último tercio del siglo XIX.
La búsqueda de un soporte de luz eléctrico había empezado a principios del siglo cuando Humpry Davy colocaba una tira de carbón entre los polos de una pila, la luz el arco de carbono se basaba en el vapor de las varillas de carbono calentadas por la batería para producir luz, pero ésta no era estable y no se mantenía más que unos segundos. Los experimentos fueron múltiples hasta que en 1874, los canadienses Henry Woodward y Mathew Evans patentan en Toronto una ampolla de vidrio rellena con nitrógeno inerte con un filamento de carbono. Esta bombilla era plenamente eficaz y suficientemente prometedora como para poder cambiar el alumbrado de aceite por el eléctrico. Sin embargo, Woodward y Evans no tenían la capacidad económica como para poder desarrollar su invento por lo que vendieron los derechos de la patente americana a Thomas Edison, un inventor que había trabajado como telegrafista en la Western Union antes de fundar su fábrica de inventos, Menlo Park, en Newark New Jersey y que ya era en ese momento un inventor reconocido.
Aunque se atribuye a Edison la invención de la lámpara incandescente, él solo la había perfeccionado utilizando un filamento de bambú carbonatado que alcanzaba la incandescencia sin fundirse durante catorce horas y media. La noticia salió en el New York times en Diciembre de 1879 realizando Edison una demostración pública de la utilidad de la bombilla para el alumbrado público durante la Nochevieja de 1879 en la Christie Street de Menlo Park, a unos 50 kilómetros de Manhattan. Tanto los científicos como los medios de comunicación hicieron eco de la noticia comentando que Edison había inventado la luz del futuro. Esta demostración era sumamente importante ya que en la década de 1880 la iluminación de arco en espacios públicos era un gran negocio tanto en Estados Unidos como en Europa. Las lámparas eran alimentadas a través de generadores de corriente continua de la Edison Electric, pero pronto la empresa tuvo que hacer frente a la competencia de la Westinghouse Electric que suministraba corriente alterna a largas distancias y a los domicilios particulares a través de cables más estrechos y baratos de producir.
En 1886 cuando Westinghouse instaló los primeros sistemas de corriente alterna, fue atacado por Edison, argumentando que los sistemas de alto voltaje que utilizaban eran peligrosos pudiéndose provocar muertes, empezando una disputa por el dominio de la electricidad que denominaron como “guerra de las corrientes”. Los cables del teléfono y los de corriente alterna cubrían los techos de Nueva York durante la Gran Ventisca de 1888, electrocutándose un niño durante un cortocircuito. El hecho fue utilizado por Edison y su compañero de campaña J.P Browm, el inventor que perfeccionó la silla eléctrica, para atacar a la Westinghouse, para ello realizaron varios experimentos con animales para probar sus afirmaciones sobre el peligro de la corriente alterna.
Aunque Edison tratase de involucrar a Nikola Tesla en sus proyectos, este pronto comenzó su camino fundando laboratorios en Nueva York donde desarrolló un motor asíncrono de corriente alterna y las patentes del sistema polifásico que comercializaría la Westinghouse Electric. Aunque fuese la corriente alterna la que ganase la guerra de las corrientes, la bombilla incandescente de Edison adaptada ha estado en uso hasta el año 2009, fecha desde la que se produce su retirada progresiva ya que son extremadamente ineficientes perdiendo hasta un 85% de energía en forma de calor. Esta bombilla tenían una vida útil de unas dos mil quinientas horas, fabricándose desde 1924 con obsolescencia programada a mil horas, una decisión tomada por un cartel de empresas eléctricas, el cartel Phoebus, que querían aumentar sus beneficios.
Las empresas alegaban que la reducción a mil horas hacía la bombilla más eficiente. Hoy en día hemos tratado de mejorar la eficiencia energética de las bombillas existiendo lámparas de bajo consumo que pueden dar luz durante nueve mil horas o lámparas LED aún más eficientes alcanzando las cincuenta mil horas. Sin embargo, no son éstas las que más tiempo se han mantenido encendidas, en el cuartel de bomberos de la ciudad de Livermore (California) hay una bombilla de 60W con un filamento de carbono semiconductor ocho veces más grueso que el de cualquier bombilla que lleva 115 años dando luz, desafiando a la obsolescencia que actualmente vemos hasta algo normal. Una obsolescencia que se ha sofisticado tanto que ya no es necesario que algo deje de funcionar para cambiarlo, simplemente lo hacemos si no nos gustan sus colores.

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