Serapeum: el enigma de la 'tumba' de los 24 gigantes del antiguo Egipto
Si los semidioses egipcios existieron y no son un mito: ¿Dónde fueron enterrados? En la necrópolis de Saqqara hay un misterioso hipogeo que contiene gigantescos sarcófagos de granito, diorita y otros durísimos materiales que constituyen uno de los enigmas más fascinantes del antiguo Egipto.
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En la necrópolis de Saqqara, muy cerca de la primera pirámide de Egipto, se ubica uno de los lugares más intrigantes del país de los faraones: El Serappeum. En su interior moran, desde hace más de 5.000 años 24 gigantescos sarcófagos de piedra introducidos en otras tantas cavidades o capillas cinceladas en la piedra. ¿Son las tumbas de los gignates, los semidioses que ayudaron a conformar la más célebre de las civilizaciones de la antigüedad?
La existencia misma del Serapeum incomoda a los egiptólogos porque el espacio del hipogeo es muy reducido para mover por su interior estas moles pétreas que, en algunos casos llegan a las 100 toneladas de peso y cuyas dimensiones abruman.
Su hallazgo fue anunciado por Auguste Mariette en febrero de 1851. El que a la sazón fue creador de la Dirección de Excavaciones en Egipto y del Museo de antigüedades del país había encontrado referencias a un templo a Serapis en la célebre "Geografía" de Estrabón.
"Hay además en Menfis un templo de Serapis en un lugar tan arenoso que los vientos acumulan montones de arena, en el que vimos esfinges enterradas, unas a medias, otras hasta la cabeza, de donde se puede deducir que el camino que lleva al templo no estaría exento de peligro si nos viéramos sorprendidos por un vendaval". Mariette anhelaba encontrar este templo y la suerte parecía acompañarle cuando, el 27 de octubre de 1850, observó una esfinge –compañera de otras 15- semienterrada en Saqqara.
Pero no encontró el templo referido por el geógrafo griego. En su lugar, a unos 12 metros por debajo de la superficie, accedió -el 12 de febrero de 1852- a unos misteriosos subterráneos excavados enteramente en la roca viva. El hipogeo estaba formado por varias galerías que se cruzan entre sí. En su mayor parte, presentaban a derecha e izquierda cámaras laterales en las que se hallaban depositadas unos enormes sarcófagos que Mariette creyó pertenecían a las momias de Apis, los bueyes sagrados.
La obsesión de los antiguos egipcios por la momificación y entierro de animales está fuera de toda lógica. En junio de 2015 fueron encontrados al norte de Saqqara ocho millones de perros momificados en una macro-catacumba que es parte de un complejo enorme que incluye otras grandes galerías subterráneas en las que fueron enterrados -momificados-babuinos, ibis y halcones, entre otros animales.
En Tuna el-Gebel, una necrópolis de cerca de 16.000 metros cuadrados, también fueron localizadas las momias de cuatro millones de ibis, aparte de halcones, flamencos y babuínos que yacían enterrados en vasijas de barro. Pero, a pesar de la documentada adoración al buey Bukhis y al toro Apis jamás se han encontrado momias de estos animales sagrados.
Si el Serapeum fue saqueado, ¿por qué razón dejaron allí los ladrones una gran cantidad de estelas, vasijas, valiosas estatuas y sólo se llevaron los bueyes?
No tiene lógica. Por eso el Serapeum abona el terreno a la especulación, sobre todo porque a no más de 500 metros de allí se sitúa la primera necrópolis egipcia con pirámides, donde Imhotep erigió la tumba del faraón Zoser, la primera pirámide escalonada para llegar a los dioses de las estrellas.