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Cine

Hollywood frente a la guerra comercial: un guion terrorífico escrito por Trump

Tras la desmedida subida de aranceles a China, el gigante asiático contraataca planteándose la reducción de importaciones de cintas americanas

Trump ha intensificado su histórica rivalidad con China salpicando incluso al séptimo arte IlustraciónPlatón

Cualquiera diría que desde hace unos meses a Donald Trump se le está poniendo cara de James Cagney. "El año pasado sacaron ustedes una pobre imitación, la Kremlin Coca. Fueron a probarla en los países satélites pero ni los albaneses pudieron bebérsela, la usaron para bañar ovejas. Así que o pasan por el aro o no hablamos más", espeta el intérprete y bailarín neoyorquino en una hilarante escena de "Uno, dos, tres", otra brillante película más de Wilder, al grupo de comisarios rusos con los que dialoga en su despacho como jefe de ventas y representante en Berlín de la Coca-Cola. "Mi querido amigo americano, si hemos de vivir juntos en pacífica coexistencia es preciso que haya un cierto toma y daca", responde el tridente soviético antes de que MacNamara (Cagney) sentencie con una frase que sacada del perímetro contextual de la Guerra Fría en el que se desarrolla la cinta y colocada de manera estratégica en la proto Tercera Guerra Mundial en términos comerciales a la que estamos asistiendo desde el regreso del mandatario americano a la Casa Blanca, podría perfectamente dedicar en estos momentos Trump al presidente chino, Xi Jinping: "Sí, nosotros damos y ustedes toman".

Donald Trump durante un cameo en la película "Celebrity"Imdb

Y vaya si le están dando al gigante asiático, pero sin contar con el efecto rebote que ese desequilibrio en las intenciones puede llegar a generar. Si algo resulta particularmente evidente, palpable y notorio en estos acelerados meses en los que el mundo está cambiando a tal velocidad que cada vez cuesta más llegar a tiempo a una compleja disección pormenorizada de las consecuencias de esos cambios porque hace cinco minutos ya es pasado y es distinto y se corresponde con una cosa diferente a la de ahora, es que la guerra comercial entre Estados Unidos y China, intensificada durante la presidencia de Trump, está empezando a tener un impacto significativo en la industria cinematográfica de Hollywood.

Tanto, que la tensión se ha recrudecido desde que a finales de esta semana se anunciaran las intenciones de China a la hora de considerar medidas para reducir o prohibir la importación de películas estadounidenses como respuesta a los aranceles impuestos por Trump –que ascendían según los últimos datos registrados al 145%– y a su permanente estado de centrifugadora expansionista de medidas desquiciadas. Probabilidad que terminaba de corroborar la Administración Nacional de Cine de China concretando hace tan solo un par de días que «seguiremos las reglas del mercado, respetaremos la elección del público y reduciremos moderadamente el número de películas estadounidenses importadas», una afirmación que traducida en el idioma de los resultados, implicaría un impacto significativo en la industria cinematográfica de Hollywood.

China's President Xi Jinping hosts international business meetingKEN ISHII/POOLAgencia EFE

Tal y como recoge un informe publicado por "The Hollywood Reporter", las películas estadounidenses representaron solo el 5% de los ingresos de taquilla en Chinaen 2024, una caída significativa en comparación con años anteriores: en 2020, las propuestas americanas representaron solo el 36% de la taquilla china, en comparación con el 48% en 2017. Aunque según Reuters, la película extranjera más taquillera de la historia de China es "Vengadores: Endgame", que obtuvo una recaudación de 579,83 millones de dólares, la evolución pendular y cambiante entre el país asiático y Hollywood ha demostrado en los últimos años una tendencia más cercana al alejamiento que a la convivencia en positivo y esto se debe en parte a que los espectadores chinos prefieren cada vez más las películas nacionales y abogan por una intensificación del consumo de autores locales como demuestran éxitos como la distópica superproducción "La Tierra errante" o "Nezha 2", historia de animación sobre un niño demonio que revoluciona el mar y que está dirigida por el popular cineasta y guionista Jiaozi, que se ha convertido en la película más taquillera en un solo mercado a nivel mundial.

A pesar de esta tendencia continuada a abrigar lo propio, Hollywood sigue siendo una importante fuente de ingresos para los estudios estadounidenses y la pérdida del acceso al mercado chino, terreno en el que sigue manteniendo cierta fidelidad, podría afectar negativamente las ganancias y resultados de los estudios. Por ejemplo, la película "Minecraft" de Warner y Legendary (productora norteamericana con sede en Burbank, California, que coproduce y cofinancia habitualmente películas con Warner) recaudó 14,5 millones de dólares en China durante su primer fin de semana, lo que representa más del 10% de sus ingresos internacionales.

Un fotograma de "Uno, dos, tres"Imdb

Según un informe de la Motion Picture Association of America (MPAA), en 2020, China se convirtió en el segundo mercado de cine más grande del mundo, con una taquilla total de 10.700 millones de dólares, pero la disminución de la participación de cintas estadounidenses que mencionábamos anteriormente empuja de manera inevitable a Estados Unidos a reconsiderar sus planes de producción en China. En virtud de acuerdos comerciales anteriores, China se había comprometido a estrenar 34 películas extranjeras al año –la mayoría de ellas claro, procedentes de Hollywood– bajo el régimen de reparto de ingresos, con un permiso para que los estudios extranjeros participasen en el 25% de beneficios generados por la venta de entradas. Pero dado el clima comercial actual y la creación de un entorno desafiante para la industria audiovisual, parece completamente arriesgado e impreciso vaticinar si este acuerdo seguirá en vigor.

Preocupación en la industria

Preguntado por la visión del panorama cinematográfico en general tras la implementación de las políticas de la administración Trump, Ignacio Segura Lassaletta, CEO de la emblemática productora y distribuidora DeAplaneta, se muestra ligeramente cauteloso: "La verdad es que nosotros como empresa estamos viviendo todo esto con preocupación, como todo el mundo. La inestabilidad económica que supone es algo que no ayuda nunca, pero en particular, el asunto de los aranceles es verdad que hoy por hoy están aplicados más a bienes que a servicios y que no están tan aplicados todavía al mundo del cine. Parece que la Unión Europea no quiere contraatacar con eso de momento –pero China sí–. Es verdad que tenemos con Estados Unidos un arancel cero en lo que son los royalties, la importación…etc hay mucha gente que en la Comisión y el Parlamento europeos creen y defienden que todos estos aranceles con la Unión Europea acabarán en el tipo general a cambio de que no se regule la inteligencia artificial, a cambio de que se deje más tranquilo a los grandes grupos tecnológicos americanos y que ni hablar de que se toque el tema del cine. Ojalá sea así", señala a través de un análisis esperanzador que claramente no puede aplicarse a la situación del país comunista y ni siquiera con total seguridad al terreno audiovisual europeo tal y como ese extenso informe de 397 páginas publicado por el Departamento de Comercio de Estados Unidos confirmaba.

La administración Trump mira con desdén que la regulación española que reserva espacios y financiación para producciones en lenguas cooficiales "limite el acceso del cine estadounidense al mercado ibérico", perjudicando supuestamente así a su industria cultural. "Cada tres días que se proyecta una película de un país fuera de la UE, hay que proyectar otra de la UE; y esta proporción se reduce si la película es en catalán, gallego o vasco", se puede leer en el texto en clara alusión al descontento que le produce a Cagney, perdón, a Trump, que la legislación española ya no sólo respete la obligatoriedad de incluir una proporción mínima de películas europeas en sus filas sino que ¡se atreva incluso a proteger sus lenguas cooficiales en pro de una industria cinematográfica enriquecedora, estimulante y representativa de nuestra propia cultura! y en supuesto detrimento de las recaudaciones del cine americano al considerarlo una obstrucción al comercio.

La extrema agitación económica mundial que se está gestando y disparando desde la Casa Blanca salpica, pues, a la estructura vertebradora del séptimo arte y también a las distintas plataformas que, como Netflix, operan en toda Europa y que apuestan cada vez más por productos locales. Quién sabe, lo mismo toca empezar a replantearse el sabor de la Kremlin Coca.