Papel
Eres un tesoro
Publicada originalmente en la revista «Young Folks» y recopilada en libro en 1883, «La isla del tesoro» de Robert Louis Stevenson es, posiblemente, la novela de aventuras más inspiradora de todos los tiempos, la quintaesencia del género de piratas y una obra cumbre de la literatura universal. También la más adaptada a géneros adyacentes. Por ello merecía un estudio gráfico y literario como el que dedica Graphiclassic (Huerga y Fierro editores) en su segundo volumen de la colección dedicada a las grandes obras, que se inició con «Moby Dick» (Herman Melville). No descubrimos la pólvora si decimos que estamos ante una de las grandes obras de todos los tiempos, el fondo de armario indispensable de cualquier biblioteca, pero aún es posible ensanchar el volumen si lo revisitan grandes plumas como la de Vargas Llosa, Jodorowsky, Rosa Montero, Javier Marías, Jordi Sierra i Fabra, Savater, Luis Alberto de Cuenca, Montalbán, y dibujantes e ilustradores como Fernando Vicente y David Pintor.
Ilustración original
Cada página –con el aroma a cuatricomía que todo gran libro merece– busca no sólo revivir el espíritu de los clásicos, sino también ahondar en el análisis del texto y el autor a través de colaboraciones profundas, así como con el apoyo de la ilustración original, mostrando tanto su proyección hacia mundos paralelos como el cómic, la ilustración o el cine –la mejor adaptación al celuloide fue la que dirigió Victor Fleming en 1934 con Wallace Berry y Jackie Cooper, Jim y John Silver. Como «bonus track», se intercalan tres impagables cuentos, cada uno con su esencia: uno del propio Stevenson, otro de Juan Madrid y un tercero de Tabucchi.
Este cabal estudio sobre John Long Silver, el pirata más fascinante tanto por sus dotes de seducción que atrapan al pequeño Jim Hawkins y al lector por su ambigüedad moral como por alejarle de los personajes planos de las novelas de aventura convencionales, se divide en cuatro partes,: sobre el autor y la obra; sobre los distintos enfoques del libro con el apoyo de artículos de distinto contenido; una tercera que aborda una amplia evaluación histórica de su proyección en el mundo de la imagen, y una cuarta de carácter misceláneo. Todo ello salpicado con más de cincuenta ilustraciones originales, amén de las clásicas, una portada espectacular y un valioso porfolio de Fernando Vicente. Después de esta gloria en papel solo queda esperar con ansiedad una nueva entrega que tendrá a Julio Verne como protagonista.