Literatura

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«Selfies» en verso

«Selfies» en verso
«Selfies» en versolarazon

Para explicar el sentido de estas bellas «imagenoemas» –como las denomina Aute en el prólogo– o «poemágenes» –como me atrevo a tildarlos–, hay que partir de la esencia del experimento y remontarnos a la fotografía analógica. ¿Qué ocurría con las fotos que se velaban? Muy sencillo: que Poesía se enamoraba tanto de Fotografía que no quería que nadie más viera esas imágenes. Bajo esa idea, Irene G Punto invitó a catorce fotógrafos a que le enviaran sus imágenes a partir de unos versos que ella les había dado. Así nace este «Carrete velado», donde «lo revelado se expone bajo lo velado» y encontramos fragmentos deconstruidos de su autora, sin retórica, sin cairel, sin atisbo confesional... en un retorno a lo esencial no exento de desamparo contenido.

Cruce de caminos

Revelación y discernimiento. Su apuesta poética dice de su eclecticismo y su intención sincrética a través de la reflexión descarnada, la acrobacia del verbo y la sinestesia del concepto en ese cruce de caminos llamado poesía. Herederas de «Las sinsombrero» –mujeres que formaron parte de la Generación del 27–, nace «Poesía es nombre de mujer», donde G Punto comparte formación con Victoria Ash, Loreto Sesma y María Blanco de Mabu, con acordes de Diana Zahé.

Juntas han creado un «recital musical» con el que están recorriendo España en este momento en el que se dice que la poesía es el nuevo punk y donde el arte habla para saber... y no porque sepa. En la contundencia de Irene reside parte de su encanto y de su misterio. Más vale un micropoema discutible pero lapidario que uno correcto y tibio. Es el riesgo de un género que asume esta poeta, ofreciéndonos una sensación de vértigo que nos permite asomarnos a los extremos para comprender lo difícil que es no caerse. «Carrete velado» logra que las verdades compartan cama con las paradojas.