Buscar Iniciar sesión
Sección patrocinada por
Patrocinio Repsol

Las frases hechas: la solución del pueblo llano ante el pensamiento único de la casta

En “Por así decirlo”, el escritor y guionista Gonzalo Pita parte de seis mil dichos para hilvanar una obra con base humorística, y que busca “acercar el lenguaje oral al escrito sin restricciones normativas”
El idioma español cuenta con más de cien mil palabras, entre ellas alrededor de 19.000 americanismos y 15.000 verbos
larazon

Creada:

Última actualización:

¿Cómo se puede pretender detener lo imparable, lo vivo, lo tendente a persistir? ¿Cómo se puede siquiera intentar obstaculizar algo tan superior como un idioma? “El español no necesita defensa, porque él mismo se basta y se sobra, es imparable. Puedo entender que haya gente que tema y hasta se moleste por las cortapisas que tratan de imponerle desde algunos gobiernos periféricos, pero a una lengua poderosa y creciente no la puede detener nadie”. Estas palabras son de Gonzalo Pita, guionista de televisión y cine desde 1997, profesor del Inem, socio de productora audiovisual, e iluminador de garitos, entre tantos otras ocupaciones, y ahora escritor del libro “Por así decirlo” (Kailas). Una obra en la que rinde homenaje a nuestro lenguaje, donde realiza una celebración del español, pues no hay otra manera de dirigirse a él: “Si alguien quisiera llegar al inverosímil y absurdo extremo de prohibirla, continuaría hablándose, aunque fuera susurrada”, asegura.
A través de un humilde y acertado mensaje -y con el apoyo de su mujer- el autor, de Vilagarcía de Arousa (Galicia), se puso en contacto con esta sección de LA RAZÓN. Su intención era la de compartir su nueva aventura profesional, la de la ficción literaria, y es por la necesidad de estos interesantes y frescos temas que Pita nos ha regalado unas palabras sobre de qué va su nuevo trabajo: una novela hilvanada con el humor y que, además de reflejar el amplio abanico de opciones que nos ofrece nuestro idioma, busca “acercar el lenguaje oral al escrito sin restricciones normativas”. Y es que “Por así decirlo” reivindica “esas locuciones expulsadas del Edén de la literatura: las frases hechas”.
Siempre a través del humor, que es notorio tanto en la obra como, al parecer, en la personalidad propia del autor, el trabajo de Pita ha sido el de abrir una nueva ventana de interés hacia ese complemento intercambiable que acompaña a cada persona: su idioma. Y lo hace a través de las frases hechas, “creaciones individuales llegadas del pueblo llano que han arraigado en nuestra lengua y que para mí merecen ser por una vez reconocidas en un contexto literario y no solo en diccionarios especializados”, explica el autor. Y detalla: “Es tal la riqueza de expresiones que en español se puede por ejemplo enunciar que estás cansado con las metáforas de estar hecho polvo, migas, un trapo, trizas, fosfatina, unas bragas, papilla, una mierda, un guiñapo, jirones, un pingajo... y seguro que al lector se le ocurren algunas más”.
Si bien no sabría quedarse con uno de esos dichos a modo de favorito, pues “me pregunta usted si quiero más a papá o a mamá, y no debo hacer distingos, quiero a las seis mil frases hechas por igual”, sí se atreve a definir la actualidad con “un latinajo: ‘Si vis pacem, para bellum’. ‘Si quieres la paz, prepárate para la guerra’. Aunque signifique el 2% del PIB”.

Enciclopedia de dichos

La trama de “Por así decirlo” gira en torno a Cristóbal Orihuela, “un diputado de dudosa moralidad de un partido centenario que, tras un descalabro electoral, ha de regresar a su aldea natal para asistir al sepelio de un allegado”, relata Pita. Pero, ante todo, el protagonista es “un esclavo de las frases hechas, porque todo su raciocinio gira en torno a lugares comunes, con la limitación que ello supone. Mi intención es censurar ese pensamiento único que nos impone la clase política, con frases hechas privativas de su casta, que diserta sin descanso ni rubor acerca de puertas giratorias, techos de cristal, abanicos de propuestas, brechas salariales, soluciones integrales, transversalidad y cordones sanitarios al heteropatriarcado”, reclama el autor.
De esta manera, la obra funciona como una ucronía, pues modifica un acontecimiento histórico: una hipotética tercera convocatoria electoral consecutiva, que nunca sucedió. “Los resultados suponen un varapalo histórico para el partido en el que milita Cristóbal, que teme tener que buscarse las habichuelas, permítaseme la frase hecha”. Así, el lector sigue los pasos del protagonista al mismo tiempo que “ve con claridad, sin dar crédito al principio, la cantidad de expresiones de este tipo que están presentes en su día a día”, explica Pita.
“Por así decirlo” resulta, por tanto, “una enciclopedia de dichos que ha escuchado o proferido en algún momento. A veces tengo la sensación de que la trama ha sido escrita por las propias frases hechas, y yo solo he sido testigo de excepción sin mando en plaza. Es como si se hubieran ido agrupando en párrafos y reclamando la aparición de nuevos personajes y situaciones según necesidades y antojos. Sí, no se hable más, me lo tengo que mirar”, añade Pita, haciendo alarde, de nuevo, de ese atrayente tono cómico.
Y, como complemento también estrella, “un hecho histórico poco conocido”: Cristóbal también deberá hacer frente a un tesoro escondido que tiene que ver con el Museo Arqueológico de Madrid. “Durante la Guerra Civil desapareció una de las más importantes colecciones numismáticas del mundo, tras ser confiscada por la Guardia Nacional Republicana. La requisa fue realizada a punta de pistola y no se realizó ningún registro documental”, explica el autor.