Cara y cruz

¿Fue el general Lee un racista atroz o es el verdadero héroe americano?

En un nuevo ensayo, Emilio Ablanedo trata de poner luz sobre una figura que ha pasado del cielo al infierno con el paso de los años

En septiembre de 2021 se retiraba la estatua de Lee en Richmond, EE UU
Workers prepare to remove the statue of Confederate General Robert E. Lee, after the Virginia Supreme Court unanimously ruled that the state can take it down, in Richmond, Virginia, U.S., September 8, 2021. REUTERS/Jay PaulJAY PAULREUTERS

«La guerra se ha acabado. ¡Lee se ha rendido!». Lo gritaba el padre de Scarlett O’Hara en aquella versión cinematográfica, mítica, de Lo que el viento se llevó (1939). En ella no aparecía el citado militar (al contrario que en la novela original de Mitchell), pero sí da buena muestra al espectador de hasta qué punto Lee, en buena parte impulsado por el cine, forma parte del imaginario popular. «Quizá sea el único militar confederado conocido fuera de Estados Unidos», comenta Emilio Ablanedo en el ensayo que acaba de publicar en Actas, General Lee. El hombre, el militar y la leyenda. Un libro que profundiza en dicha figura y que trata de llegar a un consenso sobre quién fue este hombre.

Se disecciona el mito que se mueve alrededor del personaje y se explica por qué la opinión pública sureña rechazaba a este general al principio del conflicto. También se analiza su consideración en la inmediata posguerra y su exaltación en el Sur con el paso de los años. «Paradójicamente», apunta el volumen, «un secesionista como Lee pasó ulteriormente a convertirse en un héroe para el conjunto de los Estados Unidos hasta acabar siendo vituperado en nuestros días».

Porque el problema que encuentra hoy cualquiera que acuda a una biografía de Robert Edward Lee (1807-1870) es que se dará de bruces con uno u otro extremo: «Si durante un siglo solamente fueron admisibles las opiniones rotundamente laudatorias sobre Lee, hoy se impone exactamente lo contrario». Advierte Ablanedo (autor también de Confederación. Los Estados Confederados de América y la Guerra Civil, 1861-1865, Actas) de que la figura casi mitológica y protagonista de su texto es mucho más conocida por los estadounidenses que su persona. «Suele destacarse su aguda inteligencia y habilidad táctica del viejo Zorro Gris, capaz de revolverse con nervios de acero ante un enemigo muy superior y escabullirse de las peores situaciones mordiendo despiadadamente», escribe. Además, la apariencia hierática y patriarcal del hombre de barba blanca evoca a «la caballerosidad, la elegancia y la dignidad del viejo Sur», continúa el ensayo, «una sociedad agraria y aristocrática, fundada en sólidos valores tradicionales, que fue violentamente barrida de la faz de la tierra por el poderosos Norte, industrial y capitalista».

Como escribió el historiador norteamericano Douglas Southll Freeman, «[Lee] permaneció en calma mientras otros estaban frenéticos, amó cuando ellos odiaron y se calló hasta cuando hablaron con su amarga lengua, sacudieron sus cabezas y dijeron que él era un superhombre o una persona misteriosa. Por debajo de su apariencia tranquila, dijeron, deben de rugir profundas tormentas (...)».

Son los rasgos principales de un personaje «sencillo» –destacaba otro de sus biógrafos, Clifford Dowdey– cuyas impresiones provienen del mito de la Causa Perdida creado por los sureños. Y es que en esta historia fueron los perdedores de la Guerra Civil americana los que escribieron el relato: «Una tradición que responde a los anhelos más profundos y a las necesidades psicológicas de los derrotados, que nunca llegaron a superar el trauma provocado por la desaparición violenta de su idealizada sociedad (...) A lo largo de un siglo, los defensores de la causa del Sur crearon un personaje casi imaginario a partir de su realidad histórica», señala Ablanedo.

Encendidas acusaciones

De esta forma, la publicación confronta esa realidad con la de los últimos años, cuando la «desdibujada visión del general virginiano está siendo cuestionada con ocasión de las polémicas por la presencia de monumentos y símbolos confederados en lugares públicos de EE UU». El general Lee, siglo y medio después de su muerte, es objeto de encendidas acusaciones de racismo atroz y atacan y retiran sus estatuas. «Últimamente, los análisis de este militar son de naturaleza más moral que histórica y se formulan en términos binarios y maniqueos», denuncia el autor apoyado en «los principales estudios que se han publicado hasta la fecha sobre su personalidad».

Emilio Ablanedo se remanga para bucear en los rasgos esenciales de su carácter, su «ethos», sus condicionantes y deseos, su vida familiar, sus ideas, su religiosidad, su visión de la vida y de la sociedad. Pero también retrocede hasta su infancia y juventud, cuáles fueron las motivaciones de su matrimonio y su papel como padre. «Asimismo –defiende el autor–, prestamos atención a su vida en la posguerra, consagrado a la educación de la juventud y a promover la reconciliación entre sus compatriotas, sin dejar por ello de defender el supremacismo blanco en el Sur».

Ya lo dijo el propio Lee, como se recoge en este ensayo: «Nunca permitas que el peligro te aparte de la búsqueda del honor o del servicio a un país... Sé consciente de que la muerte es inevitable y la fama de la virtud es inmortal».

  • General Lee. El hombre, el militar y la leyenda (Actas), de Emilio Ablanedo, 640 páginas, 41,60 euros.