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Entrevista

Luis García-Rey: "Hubo una época en la que los micros de la radio se usaban para hacer daño"

El cronista deportivo se lanza al intrincado universo de la novela negra con "Axel", un thriller policíaco que bebe del espesor narrativo de autores como Jo Nesbø

Luis García-Rey lleva más de una década dedicado al periodismo deportivo
Luis García-Rey lleva más de una década dedicado al periodismo deportivoMediaset España

Sustituir momentáneamente la presión –en su caso cotidiana, cálida, conocida de memoria– de los focos de las cámaras de televisión o la intimidad de las ondas radiofónicas por la incertidumbre de la página en blanco, ha supuesto para Luis García-Rey un reto en términos creativos, pero en ningún caso un desafío inabarcable. Porque hacer las cosas que uno quiere hacer sin la dictadura del reloj marcando los ritmos que delimitan su forma produce seguridad, pero sobre todo, ensancha las esquinas del marco donde se encuentran las ganas.

Durante el proceso lúdico de escritura de "Axel" (Espasa), un bautismo literario de ritmo frenético que bebe inspiracionalmente del espesor narrativo de la novela negra de Jo Nesbø y personajes detectivescos como los de Harry Hole –narcotráfico, corrupción, asesinatos y violaciones mediante– y en cuyas líneas se percibe con facilidad la complejidad novelesca y misteriosa que tan bien define el carácter gallego (no es casualidad que Rey, oriundo de Vigo, haya elegido la costa noreste para situar uno de los dos escenarios que vertebran la trama), el periodista deportivo contó con algo de lo que siempre carecemos y que nunca echamos en falta hasta que nos falta: tiempo.

Con la careta de estajanovista colocada antes de sentarse frente al teclado y la concepción de la escritura como juego antes que como deber, el objetivo diario fijado de este gallego con la bondad y el agradecimiento dibujados en el gesto que por primera vez en todos estos años de profesión está contestando a las preguntas de otros en vez de ser él quien las formula, era de 1.000 palabras. A pesar de que no descansó ni un solo día hasta que terminó la página 573, todavía no ve el momento de dedicarse de forma íntegra a ser escritor. Admirador confeso de Domingo Villar, reconoce en entrevista con LA RAZÓN mientras apura pausado un sorbo de café en el interior del centenario Café Central, que "siempre parece que los del norte escondemos algo, pero somos muy nobles. Nos cuesta abrir la puerta, pero cuando lo hacemos te quedas y todo es tuyo". Le perdonamos su falta de entusiasmo por "A propósito de nada", la biografía maldita de Woody Allen, porque la suya ya está abierta de par en par para nosotros. Y ahora toca descubrir qué hay dentro.

La crónica deportiva y el crimen a priori son dos escenarios que tienen poco que ver, ¿perteneces a ese grupo de personas que estudiaron periodismo porque en realidad querían ser escritores?

Diría que no. Desde el principio deseaba ser periodista deportivo. Ese era mi sueño y siento que lo cumplí muy pronto porque enseguida conseguí trabajar de ello. Llevo quince años haciendo lo que me gusta y en ese sentido me siento afortunado. Sin embargo, siempre tuve en la cabeza la posibilidad de escribir una novela porque leo mucho y tenía ganas de ponerme a prueba, de comprobar si era capaz. Pero, claro, nunca tenía tiempo. Cuando empiezas a currar es difícil sacar un hueco, o al menos a mí, y cuando llegó la pandemia, tuve de repente todo el del mundo, de modo que me puse a prueba y lo conseguí.

¿Cómo es que estando tan de moda en términos literarios todo este asunto de la autoficción (especialmente para gente que publica su primera novela), porque parece que a todo el mundo le parece interesantísimo hablar de sí mismo al considerar que a los demás también se lo va a parecer, no te ha dado por ahí?

(Risas). Es verdad eso, totalmente. Te diré que no me interesa demasiado la autoficción. Hay mucha gente que me preguntaba al principio, "tío, siendo periodista deportivo, ¿por qué no escribiste algo de deportes?" y es que no me interesa como lector. Creo que si no lo voy a leer, no lo voy a escribir. Me encanta la ficción, la novela negra y muchos más géneros pero lo autobiográfico, lo que mira para dentro, me despierta menos emoción. Por suerte en ese sentido creo que la novela negra también en España está viviendo un momento super dulce, hay muchísima gente que lo está haciendo súper bien.

En tu caso por ejemplo, utilizas un tono narrativo bastante crudo para describir algunos pasajes que tienen que ver con violaciones, trata de personas, violencia para con los otros...

Tenía claro desde el principio que sería una novela negra, porque es lo que más leo y el tono tenía que ser desde luego como el que comentas. El reto realmente para mí era saber construir una historia con un crimen en el centro, un investigador super inteligente que va encontrando pistas, las analiza, el escritor las esconde y luego, al final, el puzzle encaja. Eso es algo que admiraba mucho y quería ver si era capaz de hacerlo. Creo que tendemos a infantilizar, esconder o dulcificar demasiadas cosas, a ser políticamente correctos, no hacer daño con el lenguaje y en este sentido me apetecía ser un poco más crudo, más realista. Porque si estas cosas están ahí, están fuera, ocurren en nuestra sociedad, no pasa nada por tratarlas con normalidad. De hecho creo que hacerlo así, visibilizarlas, permite que sea más fácil reconocerlas y solucionarlas. Quería ser preciso, frío y crudo y contrarrestar un poco eso con la vulnerabilidad, la ternura o el humor que muestran los protagonistas en sus relaciones más íntimas.

"Tendemos a infantilizar, esconder o dulcificar demasiadas cosas, a ser políticamente correctos"

Luis García-Rey

Axel además no podría entrar dentro de la categoría de personaje políticamente correcto. ¿Qué sensación te produce la autocensura?

Creo que ahora mismo hay mucho miedo sinceramente. A recibir una crítica, a ser cancelado, hoy en día todo es susceptible de ser señalado. La autocensura es algo que me parece peligrosísimo porque la creatividad debería ser un poco libre. Igual que los límites del humor siguen resultando polémicos. A mí me gusta el humor libre y me gusta que la creatividad también lo sea. En el caso de esta escritura, por ejemplo, yo procuré no autocensurarme aunque me imagino que de alguna manera es algo inevitable. Ahora mismo con las redes sociales, fundamentalmente con Twitter, tenemos jueces por todos lados que van a degüello y que pretenden y a veces consiguen hacer mucho daño de manera gratuita y escondidos en el anonimato. Hay gente a la que no le gusta que le insulten, ni que le cancelen, tiene miedo a perder lo que ya tiene y dice bueno, prefiero no decir tal cosa, elijo callar ante tal otra. En mi caso me pasa mucho con el deporte, lo noto una barbaridad. Me meto en Twitter y pienso "voy a poner que esto no es penalti" y luego digo, pero si es que me van a insultar igual y eso no deja de ser una forma de autocensura pero con la novela intenté ser más libre.

Es que hay gente que todavía sigue confundiendo el carácter reprobable de los personajes, con el del propio autor. Escribir detalladamente sobre un asesino no implica que el escritor lo sea.

Claro, exacto. He tenido que explicar a colegas que han leído el libro que yo no tengo nada que ver con Axel, que yo no soy como él. En la sociedad hay personajes que se comportan de maneras cuestionables, hablan de manera cuestionable y actúan de manera cuestionable, vivimos rodeados de gente maravillosa y de gente miserable. Y no pasa nada. Pero la gente huye de eso, consigue odiar personajes de ficción creyendo que pueden ser iguales que sus autores, es tremendo.

"Axel"
"Axel"Archivo

¿Había algún tipo de intención consciente al señalar las corruptelas y las fallas de un sistema en el que todos los estratos de la sociedad pueden convertirse en cómplices de prácticas censurables?

Cuando creas un thriller necesitas muchos elementos que hagan avanzar la trama. Por eso pensé en meter algunos como el narcotráfico, ya que me parecía que encajaba bastante bien con toda la zona de Galicia y luego, en el escenario de Madrid, pues necesitaba que hubiese asesinatos, traiciones, sangre y, por supuesto, corrupción o tráfico de influencias, que me parece que es algo que está presente en todos los estratos de la sociedad, no solo en la política. Siendo sincero, eso me ayudaba a enganchar más al lector y a dotar de más ingredientes a la trama. Fue más un reclamo de la propia novela que una intención personal crítica.

¿Pero el cliché del narcotráfico en Galicia no crees que está muy explotado en términos de creación?

Mira hay alguna gente de Vigo que me ha dicho "tío ya está bien de que siempre nos pongan de narcotraficantes y drogadictos" (admite entre risas). Pero lo que yo pienso es lo siguiente. Vamos a ver, Galicia, por su geografía, por las aristas de las Rías Baixas y la Costa da Morte, sigue siendo una puerta de entrada de droga a Europa y luego de distribución. Algeciras y el Sur pro ejemplo también lo es, por supuesto, también entra muchísima droga. Pero yo soy de Vigo y he ambientado la novela en este caso donde me encuentro más cómodo. Que escriba sobre eso no significa que piense o que tache a todos los gallegos de narcotraficantes y drogadictos. La época dura del narcotráfico en Galicia además ya pasó, que era la de los noventa de los clanes de los Oubiña, los Charlines, los Miñanco. Eso ya pasó, pero coño, en Galicia hay droga, igual que en otros lugares y a mí me ayuda en este caso para que la novela sea más atractiva y la trama avance. Si alguien se enfada, lo siento muchísimo.

"La época del narcotráfico en Galicia ya pasó pero sigue habiendo droga"

Luis García-Rey

¿Te has encontrado con algún que otro Marcos Goya a lo largo de tu carrera? El mundo de la radio parece especialmente competitivo...

¡No, qué va! Marcos Goya es una víctima al empezar la novela. Luego hay que descubrir un poco por qué le ocurre lo que le ocurre, pero nosotros en el periodismo deportivo somos muchísimo más sencillos y tenemos una vida mucho más corriente y normal. Nos dedicamos básicamente a hablar de fútbol. Aunque ahora con esto que ha salido de la supuesta corrupción del Barsa por ejemplo sí parece que los asuntos deportivos pueden derivar en otra cosa ¿no? En todos los trabajos del mundo siempre existe el típico que quiere crecer a toda costa, el que es más conformista, el que es más pelota… pero eso son roles universales en las pandillas de amigos, en las familias y en los trabajos, por supuesto. Hace años en la radio sí que hubo una época más dura en términos de envidias en la que se utilizaba el micrófono para hacerse daño y mandarse mensajes un poco más chungos, pero ahora ya no. Ahora en realidad la antena se usa para el oyente, nunca para hacer daño a la competencia.

¿De qué manera operan las dinámicas de poder en los ambientes laborales?

En la radio pasa un poco como en la tele y probablemente yo creo en la mayoría de las profesiones: las jerarquías están marcadas porque tienen que estarlo y hay tráfico de influencias. Y esto último no lo digo de forma negativa porque la gente al final, vela por sus intereses. Todo el mundo intenta salir beneficiado y cuanto mejor relacionado estés, más fácil será que accedas a según qué informaciones. Los equilibrios con la información son delicados permanentemente.

Rescatando esa dualidad que utilizabas antes para definir parte del carácter de los protagonistas de este libro, ¿hasta qué punto dirías que las referencias culturales y los gustos musicales de los que te sirves para definir a tus personajes en la novela coinciden algo con los tuyos propios?

(Risas) Bastante, bastante. Me apetecía divertirme fundamentalmente al escribir y cuando escribes llega un momento en el que de repente te das cuenta de que quieres mucho a tus personajes protagonistas, imagino que eso será algo habitual. Y aunque les tienes que dar cosas que no son tuyas, o por lo menos yo en mi caso lo hice, sí que los gustos musicales del prota me apetecía que fuesen los míos. Me gusta la música de los ochenta, de los noventa, referentes como The Cure o Radiohead, The Strokes…etc y quería que a Axel también le gustase eso. También las referencias cinematográficas y de series que hay a lo largo de toda la novela son cosas que me gustan a mí o que me parecía que encajaban. Es cierto que yo tengo hermanos mayores y pelis como "Los Goonies", "Regreso al futuro", "Super detective en Hollywood"... etc son obras con las que yo crecí y a las que tengo mucho cariño, así que podría decir que hay una especie de guiño nostálgico hacia mi infancia y mi familia en ese tipo de referencias que está presente en el protagonista a través de sus gustos, sí, sí, sin duda.

"Ahora en realidad la antena se usa para el oyente, nunca para hacer daño a la competencia"

Luis García-Rey

La relación que se establece entre Axel y Loor tiene giros contradictorios y marcadamente desestabilizadores. ¿En toda novela negra que se precie tiene que haber una historia de amor con el mismo nivel de densidad y de sombra?

Pues esto es algo que me plantee mucho. El amor, las relaciones o el sexo están prácticamente en todos los momentos de nuestra vida de una forma u otra ¿no? En este sentido me apetecía que entre Axel y Loor, que son la pareja protagonista de policías, no hubiese tensión sexual entre ellos (cosa que se resuelve enseguida porque Axel es heterosexual mientras que Loor es lesbiana). De esa manera ya me libro como escritor de que el lector esté pendiente de si va a ocurrir algo entre ellos, no me apetecía eso, así que lo eliminé. Pero sin embargo quería ahondar más en el pasado sentimental de Axel, en las consecuencias de ese desamor que arrastra y que le impide avanzar en su relación con las mujeres. No quería que fuese el típico gigoló, chulo, egoísta, que utiliza a las mujeres. Quería a un tipo emocionalmente vulnerable, con una herida, que ha sufrido y que eso lo convirtiera en alguien tierno, a pesar de que luego su manera de acometer a los criminales y de gestionar su trabajo sea mucho más dura, brusca y sin filtros. En la novela negra quiero pensar que también pueden darse relaciones sanas.

¿Podemos decir que aún le queda recorrido literario a Axel?

Ojalá. Yo quiero, la editorial quiere y parece que todos queremos. Me lo pasé tan bien escribiendo que me gustaría que el lector también pudiera seguir. Tengo ganas de seguir conociendo a sus protagonistas. Pero eso sí, necesito poder organizarme y espero conseguirlo.