Lenguaje

«Machirulo» va camino de la RAE

La palabra «machirulo», cuya incorporación al diccionario estudia la RAE ha dado origen a grafitis como éste
La palabra «machirulo», cuya incorporación al diccionario estudia la RAE ha dado origen a grafitis como éstelarazon

Alberga esperanzas la académica Soledad Puértolas en que la palabra «machirulo» acabe sus días –o los empiece, que creo que es expresión más correcta– en el diccionario de la RAE. La Comisión de Neologismos de la institución está en proceso de estudio, que lleva su tiempo, para ver si la incorpora o no. Y según la escritora, «llegará a buen puerto». ¿Cuándo? No hay que ser impaciente. Si usted consulta ahora la web de la Docta Casa y escribe la palabra le remitirá a «una entrada con la que podría estar relacionada», y que no es otra que «cachirulo», término con el que no tiene absolutamente nada que ver. No pensamos que sea la de incorporar el vocablo una cuestión de «postureo», sino una propuesta pegada a la actualidad que llega, además, en el primer verano del MeToo y el Time's Up y de campañas sexistas en ocasiones tan extremas como exacerbadas. ¿No utilizaron ya «machirulo» Irene Montero, en los pasillos del Congreso para referirse a un diputado del Partido Popular, y la señora Kirchner, ex presidenta de Argentina, aludió con ella a Mauricio Macri? Su origen es incierto y según la Fundación del Español Urgente, con el ojo puesto siempre en el lenguaje de los medios, «alude a un hombre machista que hace gala de esa condición en expresión coloquial y con tono despectivo». Según la autora de «Queda la noche», el día que entre en la Real Academia Española lo hará para denominar a un «semichulo que quiere ser dominante» y que nada tiene que ver con el macho alfa. Los tiempos cambian. «Espero que mis compañeros me hagan caso», dice Puértolas, y en el ruego incluye tanto a ellos como a ellas y sin necesidad de esos desdoblamientos innecesarios la entendemos todos. Habrá, seguro, quien vea en esta iniciativa la de una «aprovechategui» a tenor de los tiempos de empoderamiento femenino, y de la recuperación de espacio de un sexo que ya no es débil. La académica aboga e insiste en la carga irónica del término entre hombres y mujeres para poner en marcha su petición y en su uso, aunque aún no forme parte del diccionario. Oírse, desde luego que se oye. Utilizarse, desde luego que se utiliza. El siguiente paso será escribirla sin comillas.