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Lenguaje

Entre la medicina y el árabe: ¿de dónde viene la expresión "no hay tutía"?

Nada tiene que ver la palabra "tutía" con la hermana de su padre o madre, sino que va mucho más allá: de la época de los árabes hispanos

Recreación pictórica de un médico aplicando un ungüento medicinal a su paciente
Recreación pictórica de un médico aplicando un ungüento medicinal a su pacienteBiblioteca Nacional de París

Cuando no hay tutía, no hay más que hablar. Es una expresión determinante, que zanja una conversación y que deja bien claro que no existe en esa situación alternativa que valga. Según el Diccionario panhispánico de dudas, la palabra "tutía" no tiene nada que ver con una familiar cercana, sino que "no haber tutía" responde a este significado: "Locución verbal coloquial usada para indicar que es imposible hacer nada para cambiar las cosas". Por ejemplo, esta expresión se puede utilizar en la siguiente frase que propone el mismo diccionario: "No tengas miedo. No le voy a hacer nada. Pero, en cuanto a lo otro, ¡no hay tutía! ¡Irá a la ciudad!".

Esta expresión, por tanto, nada tiene que ver con la hermana de su padre o de su madre, sino que "tutía" es variante de "atutía". Este concepto es de una voz procedente del árabe hispánico, que designaba "un ungüento medicinal hecho con atutía u óxido de cinc", explican desde la Real Academia Española (RAE). De esta manera, la expresión "no haber tutía", vendría a significar, originalmente, "no haber remedio". Es decir, la falta de esta atutía conllevaba a un problema medicinal, pues no se podía aplicar para sanar.

Con esto, ha sido la falta de uso del sustantivo original, "atutía", lo que ha provocado que, con el tiempo, su forma se haya modificado. Esto es, con la formación de la expresión "no hay tutía", la "a" inicial de dicha palabra se ha perdido, dando así lugar, a veces, a la interpretación errónea de la expresión en la forma "no haber tu tía", pues "tutía" se escribe siempre junto.

Esta medicina árabe (attutíyya) era una capa de óxido de cinc que se aplicaba en un ungüento medicinal, para así utilizarse para curar todo tipo de enfermedades, ante todo oculares. Asimismo, la capa de óxido de cinc se impurificaba mezclándose con otras sales metálicas, y quedaba adherida a las paredes de los hornos y de sus chimeneas.