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Música

Natos y Waor, enamorados de la calle

El dúo madrileño revienta el Estadio Metropolitano y exhibe la fuerza de la nueva generación del rap español

Concierto de Natos y Waor en el Matropolitano David Jar

En el metro, chicos y chicas rayando la mayoría de edad visten las equipaciones futbolísticas tuneadas del merchandising oficial. Zamarras que imitan a famosos clubes de fútbol europeos con sus lemas trastocados. Ellas se maquillan en el vagón: pendientes de aro, zapatillas deportivas. Ellos caminan con paso amenazante, algo nervioso. Huele a tigre, no nos vamos a engañar. Son miles los que llegan en transporte público al estadio Metropolitano para ver a los ídolos del momento, al dúo que ha puesto patas arriba la escena urbana y reivindicado una manera de hacer rap en español, más de barrio que los columpios, sin las tentaciones fáciles de las hegemónicas coordenadas latinas. La respuesta a esta introducción está en las espaldas de esas equipaciones futbolísticas que anuncian lemas como "piratas","quatarsis" o "hijos de la ruina", nombres de los temas más famosos del dúo que imprime sus apodos con el número 13: Natos y Waor llenaron y reventaron anoche el estadio Metropolitano de Madrid.

Natos y Waor actúan en MadridRicardo RubioEuropa Press

Con la canción del pirata ("Piratas"), que presentaron con un coro de una decena de voces que ríase usted de Kendrick Lamar, abrían un concierto que se convirtió en un "tour de force" de más de 44 temas. Un paseo por su universo, ubicado a poca distancia del lugar del evento masivo. Los madrileños (integrado por Fernando Hisado y Gonzalo Cidre, quien nació en Buenos Aires pero desde que es un niño vive en Madrid) proponen una forma de hacer canciones con conciencia de clase, la que surge de los autodenominados forajidos, que no son otra cosa que los chicos y chicas olvidados de los barrios del mundo, dejados atrás, olvidados e ignorados por un mundo que no ofrece futuro. Viajamos a muchos lugares con coordenadas sin nombre.

Arrancaron con "Camarón", seguida de "Gloria" y "Septiembre". ¿Cómo de grandes son los barrios del mundo? ¿Cómo de intercambiables son las vidas de quienes los habitan? Natos y Waor celebran un universo de los desposeídos, exactamente la esencia de lo que era el rap desde sus orígenes, la de dar voz a quienes no ña tienen. Al poco de arrancar, salió, desatado, Fernando Costa para "Rocanrolla", demostrando que lo suyo es rap punk, es rabia contenida desatada en rimas y, luego, "Demonios y bares". Cantan a chicos a los que le hierve la sangre de no ver una salida, de enfrentarse a un mundo que no cuenta con ellos y hacerlo solo equipados con palabras.

Imagen del concierto de Naros y Waor en el MetropoilitanoDavid Jar

"Son 15 años de historia, 15 años de penas y glorias, pero hoy estamos aquí celebrando la victoria", cantaron mientras gritaban las calles contenidas en el estadio. Natos y Waor hablaban de esos días que te pones un polo limpio y los pantalones de los juicios. Y la respuesta del público era brutal. Si su parroquia viste masivamente el "merchan" cómo cantarán las letras. Todas y cada una de las sílabas fueron coreadas.

En el publico había mucho inocente con cara de culpable, gente corriente identificada con la gente corriente sobre el escenario delante de un montaje digno de artistas internacionales. Eso sí: lo que hay que celebrar también fue en detrimento del espectáculo. Esa misma demostración de fuerza, de masa escenificada, llegada de tantos lugares y tomando forma en un enorme estadio con una acústica deficiente, también fue un lastre: la desmesura del espacio y de la duración hizo difícil mantener la implicación emocional con el espectáculo para la minoría que no fuera fiel al dúo. El sonido dejó bastante que desear, pero nadie ha logrado una acústica decente en semejante escenario.

Imagen del concierto de Naros y Waor en el MetropoilitanoDavid Jar

Gonzalo y Fer se curtieron en Aluche, y se identifican con la clase trabajadora. Así lo prueban las imágenes de fachadas con ventanas intercambiables con cualquier rincón del mundo, como aparecían en las pantallas de "Martes y 13". Ellos, si se preguntan, ofrecen consuelo en "Gold diggers". "Si yo te contará lo que tengo aquí dentro", anuncian en ese tema en le que aseguran que, en esta vida "o escupes o tragas". En "Generación perdida", otra declaración vital: "Chicos con principios, robando en el Carrefour y no en el chino. Jodiendo al de arriba, ayudando al vecino". ¿Vidas ejemplares? No las busquen aquí. Pero es lo que hay, por si no nos gusta. "Esta vida no es perfecta, pero es la nuestra", anuncian. Y la de muchos miles, puede que millones.

"Hemos tenido suerte pero también momentos de mierda para canciones como esta", anunciaron antes de "Mal de amores". "Igual pensáis viendo este concierto tan grande que ha sido fácil, pero nosotros empezamos en Renault Megane los tres, con nuestro DJ Shai, conducienfo yo con el merchan en el maletero", dijo Fernando "Waor". "No teníamos otro objetivo haciendo esto que vomitar nuestra mierda y no nos podíamos imaginar estar delante de tanta gente en un puto estadio. Sabemos que iríais a la guerra por nosotros. Os queremos dar las gracias y también a un equipo gigante que hay detrás y que se deja los cojones", dijo, gráficamente, Waor.

Han pasado, desde entonces, 15 años. Ellos están enamorados de la calle, pero es que la calle les ama primero, como demostraron más de 60.000 voces en "Underground Kings". Todas las de Madrid y más allá confluyeron anoche en el Metropolitano. Los parques, las plazas, las avenidas no mienten. La corona es suya.