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Crítica de ópera

Verona, ópera para todos los gustos

El Festival italiano presenta tres grandes puestas en escena para "Nabucco", "Rigoletto" y "Carmen"

Un momento de la representación de "Carmen" La Razón

"Nabucco" de Verdi. Amartuvshin Enkhbat, Olga Maslova, Aigul Akhmetshina, Simon Lim, Galeano Salas, etc. Dirección musical: Pinchas Steinberg. Regia: Stefano Poda.

"Rigoletto" de Verdi. Amartuvshin Enkhbat, Gaaleano Salas, Rosa Feola, Gianluca Burato, Martina Bellísimo, Abrámoos Rosales, etc. Dirección musical: Michele Spotti. Regia: Ivo Guerra.

"Carmen" de Bizet. Aigul Akhmetshina, Francesco Meli, Erwin Schrott, Mariangela Sicilia. Dirección musical: Francesco Ivan Ciampa. Regia original: Franco Zeffirelli. Orquesta, Coro y bailarines de la Fundación d Arena de Verona. 19, 20 y 21 de agosto de 2025. 21 a 24 agosto 2025.

Apenas entrar en Verona siente ya una especial inquietud en el ambiente que culmina al llegar a la gran plaza donde majestuosamente se alza ese espléndido coliseo que es La Arena. El visitante puede ver nada más llegar, los decorados que se amontonan alrededor de La Arena y que poco después serán puestos en escena. Encontrar alojamiento en la ciudad es prácticamente imposible y más en fin de semana, cuando se programan óperas cada día. Verona es, desde todo punto de vista, una ciudad medieval que conserva todo su sabor y que realmente merece la pena conocer al margen de su actividad lírica. Sorprende no ver un solo grafiti y es que los italianos saben lo que es el auténtico arte. Pero sorprenden otras muchas cosas, unas positivamente y otras no. Hay un gran despliegue de seguridad, con fuerzas armadas en estaciones de tren, aeropuertos o monumentos relevantes. El numeroso personal dedicado a ayudar a los turistas con atención y trato exquisito no tiene nada que ver con el de nuestro país. Quizá ayude a ello los 3,5 €/día que se cobra en los hoteles, que es algo que ciudades turísticas como Madrid deberían poner en marcha inmediatamente y, a cambio, bajar alguno de los impuestos a los residentes. Lamentable que para acceder a las toilettes en las estaciones de tren hayas de atravesar pasarelas automáticas previo pago de 1,20€ en la moneda exacta. De todo hay en la viña del Señor…

Tres puestas en escena notables

Cecilia Gasdia, otrora famosa soprano es la sobreintendente del festival desde hace años. En esta edición combina la modernidad con la tradición. “Nabucco” responde al primer concepto. Al inicio uno se siente defraudado al ver sólo dos grandes artefactos luminosos a cada lado del inmenso escenario, porque en Verona se espera siempre un gran espectáculo. Luego, al avanzar la representación, acabas satisfecho. Todo se basa en muy estudiados juegos de luces, incluso en el vestuario de las más de doscientas personas que lo pueblan, entre cantantes, coro, bailarines y extras. Al final es espectáculo y el público lo ovaciona especialmente cuando Nabucco se proclama Dios en medio de una explosión de luz y sonido. Frente a ello se contraponen los decorados monumentales de “Rigoletto”. Toda una ciudad estupendamente montada a base de decorados que mezclan realidad y cartón piedra. Como siempre, también ayuda el vestuario. Claro que, para vestuario, el que Franco Zeffirelli diseñó para “Carmen”. Los decorados son menos impactantes, porque lo que cuenta es la parafernalia móvil, con caballos, burros y hasta burritos humanos en los que se montan los niños del coro del inicio. ¡Para qué hablar del desfile de los toreros en el cuarto acto! Al que precede un intermedio a base de una soberbia actuación, vitoreada por el público que prácticamente llenaba la Arena, de la Compañía de Antonio Gades, emplazada en ambos laterales del escenario. En ninguna parte del mundo puede verse un espectáculo más completo.

Imagen de "Rigoletto"La Razón

Como será muy difícil encontrar un foso más grande. En la Arena no se utiliza la amplificación, contadísimas y disimuladas excepciones aparte. Al principio, la orquesta e incluso las voces suenas poco, pero el oído se va acostumbrando hasta casi prácticamente no echar de menos un teatro cubierto. No se buscan en general grandes batutas y la excepción quizá fuese Pichas Steinberg. Se busca un buen concertador con mucho control. Lo tuvieron el citado, un tanto personal en los tempos, Michele Spotti y Francesco Ivan Ciampa.

De todo entre los cantantes

En los repartos de las tres óperas comentadas hubo que destacar a Amartuvshin Enkhbat y Aigul Akhmetshina. El barítono mogol abordó en días sucesivos, sin descanso, los papeles titulares de “Nabucco” y “Rigoletto” en todo un tour de forcé. Mucho mejor en el segundo, como se comprobó cuando lo cantó en Bilbao. Voz con proyección, legato, fraseo cuidado y capaz de matización. Impecable tanto en el “Cortigiani” como en sus dúos. Sin duda en la cúspide de los barítonos actuales. Por su parte la soprano rusa Aigul Akhmetshina también dobló roles: Fenena y Carmen. Voz potente, carnosa, homogénea y expresiva, amén de capacidad actoral. Su Carmen está reconocida internacionalmente y volvió a triunfar con ella en Verona. La así mismo rusa Olga Maslova se enfrentó con la solvencia de una voz notable y de limpios agudos al dificilísimo papel de Abigaille, quizá demasiado íntima en la parte lírica de su gran aria “Anch'io dischiuso un giorno”. En “Rigoletto” la buena Gilda de la soprano lírico-ligera Rosa Feola, correcta en la coloratura del “Caro nome” y tierna en “ “ superó con creces al gris Duque de Mantua de Galeano Salas, sólo pendiente del agudo final de “La donna è mobile”. Ni Francesco Meli ni Erwin Schrott, Don José y Escamillo respectivamente, estaban en sus papeles. El primero mostró lo que sucede cuando una carrera se desenfoca yendo a roles más pesados de lo que es su voz. Ésta posee un timbre atractivo, pero el vibrato es notable en cuanto ha de forzar. Escamillo precisa de un barítono bajo y Schrott hubo de recurrir a su presencia escénica y a adaptarse la partitura para lograr el aplauso del público. Por su parte Mariangela Sicilia nos hizo recordar a Mirella Freni en su aria del acto tercero por su dulzura y fino fraseo.

Tres óperas en tres días sucesivos con las que satisfacer todos los gustos