Feria de Palma: el teatro que viene
El creador Alberto Cortés obtiene el premio del jurado en un evento que permite atisbar bien hacia dónde enfocan hoy sus trabajos los profesionales de las artes escénicas
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Elencos reducidos, adaptabilidad, sencillez escenográfica y mezcla de géneros y lenguajes son las características comunes a muchos de los trabajos que se han podido ver en esta edición, la 39ª ya, de la Feria de Palma del Río. Han sido cuatro días de mucho teatro, y muy variado, en un ambiente cultural y festivo que se extendía por la noche a las calles de la localidad cordobesa para sobrellevar de la mejor manera posible las altas temperaturas propias de esta época del año.
No quiere decir esto, claro está, que hayan faltado propuestas de formato medio o grande, como son, por ejemplo, las de las veteranas compañías andaluces Atalaya y Teatro Clásico de Sevilla. Los primeros, con el incombustible Ricardo Iniesta a la cabeza, han puesto en pie con su habitual oficio una versión de El avaro, de Molière, que se verá estos próximos días en los festivales veraniegos de Olmedo y de Niebla. Por su parte, la compañía sevillana de Juan Motilla y Noelia Díez, que alterna en su trayectoria las obras de Siglo de Oro con otro tipo de proyectos, ha decidido hincarle el diente esta vez a El público, de Federico García Lorca. Alfonzo Zurro vuelve a asumir para la compañía la dirección artística de un montaje que refleja muy bien, en su concepción plástica, el espíritu onírico y surrealista del original, y que llegará a Madrid, a las Naves del Español en Matadero, en abril de 2023.
Otra propuesta de formato más o menos grande, y que probablemente sea la más comercial de las que han pasado por la feria este año, es El crimen del palodú. Dirigida por Antonio Campos, esta comedia es una adaptación de la novela homónima escrita por Julio Muñoz Gijón, en la que se parodian muchas costumbres y tradiciones de Sevilla. Sofía Aguilar Producciones de Arte y Producciones Circulares repiten así la misma fórmula que habían desarrollado en El asesino de la regañá, una obra anterior firmada por el mismo equipo artístico y basada en otra novela muy parecida del mismo autor. Queda todavía, y de ahí la presencia de este nuevo espectáculo en la feria, que el éxito de público que los dos montajes han cosechado en la capital andaluza se haga extensivo a otras regiones de España.
Sin embargo, la mayoría de las propuestas exhibidas en Palma eran de una índole bien diferente a las mencionadas en lo que concierne a la envergadura de su producción. Según Ramón López, el director de la feria, “la variedad es necesaria siempre en todos los aspectos teatrales, porque hay públicos y programadores para todo tiempo de espectáculos; pero esa variedad está un peldaño debajo de la calidad. Cuando en alguna edición ha habido menos espectáculos de un determinado género o estilo, es porque hemos considerado que, en nuestra opinión, no eran suficientemente buenos”.
Un espectáculo unipersonal que había despertado mucha expectación era el del bailarín y performer Guillermo Weickert. Con un original y sorprendente lenguaje corporal y dancístico, Parece nada es una exploración de la percepción humana, no exenta de momentos divertidos, que invita al público a despojarse de cualquier prejuicio y a dejarse llevar solo por las sensaciones primarias que le proporciona la vista.
El mimo, la música en directo y el baile se funden en Lady Mambo, un espectáculo de Mariana Collado y Carlos Chamorro, acompañados en el escenario por Pantera Acosta, en cuya estética confluyen el circo, el cabaret y el flamenco. Lo poético, lo cómico y lo melancólico se dan la mano, igual que en el mundo de los payasos, dentro de una pieza compuesta de muchas piezas que tienen como tema común el encuentro humano.
Otra propuesta multidisciplinar y difícil de calificar es la del creador malagueño Alberto Cortés titulada El ardor, una suerte de performance sobre la libertad vital y sexual que no deja indiferente a nadie que la haya visto: o gusta mucho o no gusta nada. En el primer grupo están, sin duda, los miembros del jurado de esta edición, que han elegido este montaje como Mejor Espectáculo de la feria por su “propuesta radical en su visión del arte” y porque “rompe con el canon establecido en los discursos artísticos de hoy en día”.
Y, si hablamos de sencillez en la ornamentación y desnudez en la expresión puramente escénica, hay que destacar la presencia en Palma de quienes han hecho de esas premisas su razón de ser: la Companhia do Chapitô, de Portugal. En Antígona 3 x 3,5 vuelven a revisar un clásico, en esta ocasión la tragedia de Sófocles, para mostrar, con mucha imaginación, sus aspectos más risibles. La obra, que se estrenaba en la feria en su versión en castellano, llegará en los próximos días al Festival de Mérida.
También la Feria de Palma ha servido para que Yllana debute haciendo teatro de calle después de 30 años de andadura. La veterana compañía de humor gestual se ha asociado con el productor Nacho Vilar para poner en pie Glubs, una función sobre cuatro marineros que naufragan y tratan de llegar a tierra que se inspira en un espectáculo anterior de Yllana estrenado en 1993 con el título de Glub, Glub.
Pero Palma no ha supuesto solo un escaparate de lo que presumiblemente se podrá ver pronto en las ciudades de gran actividad teatral, como Madrid; también han llegado hasta allí algunos espectáculos que ya han dejado huella en la capital y que ahora tratan de abrirse camino en otras plazas. Es el caso de Los despiertos, una bonita y emotiva función protagonizada por Luis Rallo, Israel Frías y Alberto Berzal, bajo la dirección de José Troncoso, en la que se respira el aroma del teatro del absurdo mezclado con notas de ese poético y tierno esperpento que cultiva la aplaudida compañía andaluza La Zaranda.
Por último, otro acto importante que se ha llevado a cabo en el marco de esta edición ha sido la entrega del premio anual de la Confederación de Ferias de Artes escénicas del Estado (COFAES), que en esta ocasión ha recaído, en una decisión muy aplaudida por todos los agentes del sector, en el periodista Daniel Galindo, “por su dilatada labor de comunicación cultural en Radio Nacional de España, por su compromiso con el hecho artístico y su entrega en favor de la dignificación de los profesionales de las artes escénicas”.