Teatro

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Blanca Portillo, en guerra

La actriz interpreta a Ana Fierling en «Madre Coraje», el clásico de Bertolt Brecht que Ernesto Caballero ha elegido para poner fin a su etapa como director del Centro Dramático Nacional.

Blanca Portillo protagoniza «Madre Coraje» en el papel de Ana Fierling, siendo ésta la primera vez que trabaja con Ernesto Caballero
Blanca Portillo protagoniza «Madre Coraje» en el papel de Ana Fierling, siendo ésta la primera vez que trabaja con Ernesto Caballerolarazon

La actriz interpreta a Ana Fierling en «Madre Coraje», el clásico de Bertolt Brecht que Ernesto Caballero ha elegido para poner fin a su etapa como director del Centro Dramático Nacional.

Con el «Shakespeare del siglo XX», como él mismo se atreve a definir a Bertolt Brecht, se despide Ernesto Caballero de su etapa al frente del Centro Dramático Nacional. Será esta la segunda vez, después de «Vida de Galileo», que el director acometa con la institución pública un montaje del autor alemán. Motivos no le faltan: «Es una cumbre como dramaturgo, como poeta y como hombre de la escena –asegura–. El teatro, tal y como ahora lo concebimos, no se entiende sin la aportación de Bertolt Brecht». Y precisamente sea esta, «Madre Coraje», una de las obras más importantes e influyentes del autor. La conocida y sórdida historia de Ana Fierling, la vendedora ambulante con su inseparable carromato que no quiere que acabe la guerra por el beneficio económico que le proporciona –a pesar de que va perdiendo en ella a sus propios hijos– no ha dejado de remover conciencias desde que se estrenara por primera vez en 1941, convirtiéndose en uno de los alegatos antibelicistas más conocidos que haya dado el teatro hasta hoy.

Contar una buena historia

Sin embargo, cree Caballero que la obra va mucho más allá: «“Madre Coraje” nos habla sobre nuestra propia responsabilidad en las situaciones adversas e injustas; nos interroga, como todo su teatro, sobre si son posibles el heroísmo y la filantropía. Qué es ser bueno, quién puede serlo y cuándo se dan las circunstancias para que uno se comporte de forma moralmente aceptable. Todas esas cuestiones son las que pone el autor sobre el tapete. Y lo hace con la intención de propiciar la conversación pública, que es algo que nosotros también hemos querido hacer en nuestra propuesta». Una propuesta que tiene como principal reclamo para el gran público a Blanca Portillo en el papel protagonista. La popular actriz, que asegura sentirse ilusionada con un proyecto que le permite trabajar por primera vez con Caballero, confiesa que «nunca he tenido interés por hacer personajes en el teatro, sino por contar una buena historia».

«En realidad, hacer “Madre Coraje” no te asegura nada –dice Portillo–; lo que te asegura el crecimiento y el aprendizaje viene dado por las manos en las que está esa historia y por los compañeros de viaje que vas a tener». En este caso, muchos de los compañeros de viaje en el reparto son «conocidos y admirados» por la actriz, aunque las circunstancias no los hubiese reunido hasta ahora. Paco Déniz, Bruno Ciordia, Raquel Cordero, Paula Iwasaki, Jorge Kent, Jorge Usón son algunos de los intérpretes con los que Caballero ha trabajado de una manera muy coral, hasta el punto que, según explica el actor Samuel Viyuela, «todos nos sabemos el texto desde el principio hasta el final, con el objetivo de que todos podamos apoyar al resto en cada momento». «Todos empujamos el carro en una misma dirección; sabemos que las capacidades de cada uno las potencia el compañero que tienes al lado», corrobora Portillo, que está «encantada de contar esta historia hoy» por considerarla plenamente vigente.

Las mismas contradicciones

«La obra habla de las guerras y de quiénes se aprovechan de ellas –dice–; pero sobre todo plantea una reflexión profunda en torno a cuál es nuestra posición en relación a esa guerra o esa injusticia como ser individual y como parte de una colectividad». Para poder presentar todo ello ante el espectador, Ernesto Caballero ha recurrido a algunos de sus habituales colaboradores en el equipo artístico, como el escenógrafo Paco Azorín o el músico Luis Miguel Cobo, y ha concebido una puesta en escena que huye del realismo, de acuerdo a los propios postulados estilísticos y poéticos del autor, y que tiene como principales en elementos visuales «el cuerpo de los actores, la luz y el carro». En cuanto a la versión, firmada por él mismo y «muy fiel al original» se ha potenciado, según explica, «el carácter vital y la ironía del autor en un texto que, como el de Vida de Galileo, tiene mucho de autobiográfico en realidad; habla de las contradicciones de un personaje que son las del propio Brecht, y probablemente de cada ser humano», dice el director. Con esto, Caballero se despide del CDN después de siete años y tras haber dirigido, entre otras, «La autora de Las Meninas», «Inconsolable» y «Acastos. ¿Para qué sirve el teatro?».