Cultura

San Isidro

Valor que da miedo de Leal y cornada a González

Juan corta un trofeo en una tarde de valentía absoluta y Rafael González, que tomaba la alternativa, resulta herido en el abdomen

Cogida de Rafael González en el primero
Cogida de Rafael González en el primeroAlfredo Arévalo /Plaza 1freemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@40deb465

Ya en el tramo final y justo cuando se dio a conocer que la Comunidad de Madrid prorrogaba a la actual empresa la gestión hasta que se sepa el desenlace del concurso de Las Ventas (escandaloso concurso y lo que queda por ver) la plaza presentó el día con menos gente de toda la feria. La tarde no empezó bien, a pesar de que tenía ese toque romántico de recibir una alternativa, la de Rafael González. Le tocó un descarado toro de Fuente Ymbro en suerte, que fue noble y repetidor para la muleta. El recién matador aportó todo lo que tenía, con valor y ganas. En esa línea de querer dar el todo por el todo alargó la faena mucho y en las bernadinas finales lo cogió. Fue brusca. No sabíamos si iba herido o no, pero lo que era una evidencia es que no estaba en disposición de volver a torear. Lo intentó y volvió a caerse en la cara. El espectáculo comenzó a ser duro para verlo e innecesario. El público le pedía que se metiera dentro. Aún así lo pinchó una vez y ante lo irremediable y la protesta de la gente se lo llevaron a la enfermería. Se entienden las ganas, pero esa imagen en la plaza es dañina. Leal remató con tremenda profesionalidad.

A él fue a parar el segundo. Lo esperó en el centro del ruedo de rodillas donde acudió como un tren y cuando se le bajaron las revoluciones y medía las arrancadas tiró de valor, de cruzarse mucho y querer hacer las cosas bien. Meritoria labor. La estocada fue volcánica.

No se lo puso fácil un cuarto muy complicado al que le tragó mucho sin aspavientos. Su alarde de valor llegó al infinito, al exceso, a despreciar al miedo, al cuerpo, ponerse al límite e incluso poner la sensibilidad del público. Se pasó los pitones por la barriga, aceptó paradas en seco y lo que viniera. Impávido. No le importaba. Es acongojante.

Una tercera bala le quedaba por la cogida del recién alternativado. Fue un regalo, pero envenenado. Orientado el de Fuente Ymbro, iba y venía mirón y sin entrega. La faena fue de susto. De tragar. De jugarse los muslos hasta el infinito. Tarde sólida, de compromiso y de asustar.

A Galdós le tocó un tercero con movilidad y poder. Era toro para tirar la moneda, con sus desafíos. La extensa faena del limeño tuvo muchos altibajos, algún muletazo de buena estética y falta de continuidad para que aquello fraguara en algo más que en piezas inconexas.

Voluntad sin hilo conductor fue lo que puso con un quinto descompuesto y con ese punto derrotón. La corrida partió de la dureza y acabó en la misma linde. El valor de Leal fue apabullante.

El Parte médico

Las Ventas. Media entrada. Toros de Fuente Ymbro, desiguales de presentación. El 1º, noble y repetidor; el 2º, de media y orientada arrancada; el 3º, franco y repetidor; el 4º, deslucido y complicado; el 5º, derrotón y descompuesto; el 6º, orientado y sin entrega.

Juan Leal, de rosa y oro, estocada en el que mató por González; estocada (oreja); media, dos descabellos (saludos); estocada tendida, dos avisos (saludos).

Joaquín Galdós, de blanco y plata, media, dos descabellos (silencio); estocada, tres descabellos (silencio).

Rafael González, de marino y oro, tomaba la alternativa. Pinchazo y entra en la enfermería. Parte médico: «Herida en muslo izquierdo, con una trayectoria ascendente de 20 cm., que alcanza espina iliaca».