El regreso

Acontecimiento fallido de José Tomás, sin ángel, que acaba en terreno hostil

El diestro suma dos trofeos en una tarde difícil en la que el invento de los cuatro toros acabó por quedarse corto

José Tomás, hoy en Jaén
José Tomás, hoy en JaénTauroemoción

Tres años costó llegar hasta aquí. O llegar a ninguna parte, porque hay vidas y destinos que viven en la incertidumbre permanente. Nadie sabe qué, dónde y por qué. Qué sabe nadie, diría Raphael todavía hoy, años ha después de su gran éxito. Poco sabemos del diestro de Galapagar tiempo después, más de 25 de su alternativa, con celebración fallida. Las vidas quebradas, rotas e interrumpidas que nos dejó una inesperada covid. Fascinante relato de lo que parecía ciencia ficción para pasar a ser nuestro día a día. José Tomás colapsó Jaén hasta lo inverosímil. Ver para creer y todo tenía sentido en el mismo instante en el que se abrió ese impresionante paseíllo en solitario. Una sola persona para revolucionar un mundo que gravita en distintos continentes y converge en un día y a una hora justo aquí, ante nuestros ojos. Un mechón blanco que se divisa desde lo más alto de esta plaza, que no es cualquier cosa.

La verticalidad del coso, desde arriba del todo, azota el vértigo como para agarrarte. Por si...Victoriano del Río abría el experimento de los cuatro toros. El solo a lo José Tomás. Tuvo nobleza el animal, a la que el diestro impuso despaciosidad con el capote y desafío a su estilo en las chicuelinas. Comenzó por estatutarios siguiendo su vereda, la del torero, sin mirarse, mientras el toro salía suelto a lo suyo. Se centraría después en la muleta de Tomás. Impuso ligazón y cercanía a una faena bonita, pero de tránsito.

José Tomás, durante el paseíllo
José Tomás, durante el paseílloTauroemoción

A este raro ecuador del festejo llegamos tras lidiar al segundo de Álvaro Núñez, ya en solitario desligado de la casa paterna. El bicho en cuestión fue protestado por presentación, pero los problemas los dio después. Tuvo corto el viaje desde la primera vez que José Tomás le puso la muleta. Se presentía cualquier cosa conociendo las coordenadas del diestro de Galapagar. No se arredró a la cortedad del toro y le impuso largura y mando en una faena que no decía nada. Que putada. Los esfuerzos que sean para algo. El diestro se dio cuenta y al final optó por abreviar mientras los ánimos decaían, como el horrible calor que teníamos en lo alto. Respirar ya era mucho. Era todo.

Ese ambiente latía en la plaza de Jaén. Por todos lo poros. Y pesaba. Hay días que todo fluye y otros que se atascan. Estábamos en el segundo. La cara b. El plan malo. José Tomás se las vio con un tercero de Victoriano, correcto de presencia, al que esperó con el capote a la espalda para quitar por ajustadas gaoneras. Costaba que la emoción trepara hasta arriba. Quien esperó de verdad fue el toro en banderillas. Incógnitas a solventar justo después. El de Victoriano no empujó en la muleta. A la espera, sin pasar en el engaño y soso. Hubo uno de esos momentos en los que el público lo castigó. No conseguía lo que venía a ver y daba igual. José Tomás apretó, ya con la espada, y forzó la máquina, muy cerca de los pitones, con la bamba de la muleta y los vuelos. Al límite, cruzando las líneas rojas que le ponían en peligro. Fueron dos tandas antes de tirarse derecho. La tarde costaba, como las embestidas a regañadientes de sus toros, mal presentados. Se le pidió un trofeo. Se le entregó. Lo sorprendente fue cuando el público lo pitó. Desagradable. Tiró Tomás el premio y dio la vuelta.

JAÉN, 12/06/2022.- El torero madrileño José Tomás da un pase con el capote al cuarto de la tarde, durante la corrida celebrada este domingo en la plaza de toros de Jaén. EFE/José Manuel Pedrosa
JAÉN, 12/06/2022.- El torero madrileño José Tomás da un pase con el capote al cuarto de la tarde, durante la corrida celebrada este domingo en la plaza de toros de Jaén. EFE/José Manuel PedrosaJosé Manuel PedrosaAgencia EFE

Andaba el torero desangelado, sin ese alma de ser superior que llena la escena. Cualquiera. Y el territorio hacía tiempo que se había convertido en hostil.

En el cuarto, fin de fiesta, iba el titular, el final feliz, el resumen de la tarde... El toro de Juan Pedro Domecq se movió con muchas desigualdades y punto bronco. José Tomás no se movió. No siempre encontró el temple ni la suavidad, pero sí el compromiso para no quitarse viniera como viniese la arrancada. Sin fuegos artificiales ni rotundidades hubo entrega. Y verdad. Vivimos de los finales felices y la foto de Instagram. No fue la tarde. Ni la más rotunda del diestro de Galapagar. Carne y hueso que muchas tardes nos elevó a la gloria y esta tarde anduvo con menos ángel pero sin renunciar a la integridad. Eso es un camino que pocos lo cogen para no soltarlo. En el sexto, tras la estocada, cortó un trofeo que le abrió la Puerta Grande. La gente no se movía tras dar la vuelta al ruedo. Ni uno. Y comenzaron a pedirle un sobrero. Unánime. Se vivieron momentos de indecisión hasta que se vio José Tomás emprender el camino de vuelta por donde había salido. Por su propio pie. La tarde que quiso ser acontecimiento, pero le faltó toros, ángel y acabó en territorio hostil. De estas tardes también hay, hasta para José Tomás. Aunque joda.

Jaén. Se lidiaron toros por orden de lidia de Victoriano del Río, 1 y 3, Álvaro Núñez, 2 y Juan Pedro Domecq, 3, desiguales de presentación. El 1º, tan noble como soso; el 2º, sin ritmo, de corta arrancada y sin transmisión; el 3º, de poco juego, corta arrancada y sin querer pasar; el 4º, desigual de ritmo y punto bronco. Lleno de «No hay billetes».

José Tomás, de tabaco y oro, pinchazo, estocada, cuatro descabellos (silencio); pinchazo, estocada (silencio); estocada (oreja); estocada (oreja).