Pamplona
Así ha sido el emocionantísimo primer encierro de Fuente Ymbro con la manada disgregada desde Santo Domingo (Parte médico)
2' y 37'' de carrera en el encierro que inauguraba San Fermín de 2025
El silencio tenso de las ocho menos cinco. El murmullo contenido. La mirada al cielo. La respiración entrecortada. Y luego… el estallido. El primero. El que lo cambia todo. Ha sonado el cohete, se han corrido los toros, ha comenzado San Fermín.
La espera se hizo larga —como siempre—, pero esta mañana la ciudad ha vuelto a vivir el milagro del primer encierro, ese instante eterno en que el corazón de Pamplona late al ritmo de unas pezuñas sobre adoquines. Los toros de Fuente Ymbro han abierto la carrera más esperada del año, devolviendo a las calles esa mezcla de miedo, emoción y rito que tan bien se entiende aquí.
La manada rompió su unidad desde el inicio. Tres toros lideraron la carrera junto a los cabestros, marcando un ritmo firme y ordenado, pero por detrás, uno de los castaños —inconfundible en su galope— quedó descolgado, generando espacios de peligro y emoción. Poco después, otros dos astados cerraban la comitiva, completando una manada fragmentada que obligó a los mozos a mantener la tensión durante toda la carrera.
Carreras de postal y sobresaltos continuos
Esa disgregación del grupo multiplicó las oportunidades para ver carreras extraordinarias: mozos templando al toro en solitario, giros ajustados al vallado, momentos de belleza y vértigo en mitad de Santo Domingo o Estafeta. También se produjeron golpes, caídas, topetazos secos contra la madera y sustos que aún resuenan en la respiración agitada de quienes bajaron al ruedo.
La tensión fue continua, sin tregua, y el encierro resultó tan peligroso como espectacular, con el aliciente de esos huecos entre toros que convierten cada tramo en una escena diferente. La manada cruzó la puerta de chiqueros de la plaza en 2 minutos y 37 segundos, dejando una primera carrera trepidante que inaugura con fuerza esta edición de San Fermín.
Trapío y seriedad desde Cádiz
Desde San José del Valle (Cádiz) llegaron hace días estos toros de impecable presentación, serios, musculados, cinqueños casi todos, con el trapío que exige Pamplona y la regularidad que los ha convertido en uno de los hierros de referencia de la Feria del Toro.
Un hierro de confianza
Fuente Ymbro debutó en Pamplona hace ahora 20 años y su historia con la ciudad es ya la de una relación sólida y fiel. Esta era su novena participación en los encierros —tras ausentarse solo en 2019 y durante los años de pandemia—, y vuelve a confirmar por qué se confía en ella para abrir la feria: por su poderío, su nobleza, su trapío… y porque nunca viene de paseo.
Los toros correrán también esta tarde en la primera corrida del ciclo, que abre el cartel grande con tres nombres de figura: Miguel Ángel Perera, Alejandro Talavante y Daniel Luque. Se medirán a estos mismos animales bajo el sol de la tarde, ya sin calle ni adoquines, pero con la misma exigencia.
Arranca la fiesta
Con el encierro de esta mañana, San Fermín 2025 ya es un hecho. Ya se escuchan los primeros relatos de los mozos, ya ruedan por redes las imágenes, ya se enciende la mecha que no se apaga hasta el día 14. Quedan siete carreras, pero la primera —la del patrón— es la que marca el ritmo. Y Fuente Ymbro lo ha marcado con autoridad.
Parte médico provisional
Cuatro traslados y un recuerdo imborrable
Según el parte provisional de los servicios de emergencia, cinco corredores han sido trasladados al hospital. Uno de ellos sufre una contusión en la pierna, otro presenta contusión en el brazo y tórax, un tercero ha sido evacuado por traumatismo torácico y el cuarto herido, por una contusión aislada en el brazo. Además, se ha atendido a otro mozo por una contusión en la pierna. No se han registrado heridos por asta de toro.
En este primer encierro, la ausencia de José Aldaba se ha hecho presente, responsable de Comunicación y Cooperación Internacional de Cruz Roja Navarra desde el año 2001. Durante años fue la voz que recogió los partes médicos con sobriedad y respeto. Fallecido este mismo 2025, su memoria ha flotado hoy entre la sala de prensa y la cuesta de Santo Domingo, como parte inseparable del encierro y de quienes lo narran. Pamplona no olvida a los suyos.