Enfermería
La brutal cogida de Capdevila no frena su reaparición en dos semanas
El joven novillero portuense acelera su recuperación con la vista puesta en las próximas citas de la Comunidad de Madrid
Apenas unos días después de haber sido intervenido por una cogida de extrema dureza, Gonzalo Capdevila ya habla en futuro. El novillero portuense, herido gravemente el pasado 5 de septiembre en la plaza de Villaseca de la Sagra, atraviesa un proceso de recuperación sorprendentemente rápido, sin fiebre desde hace tres días y con los drenajes ya retirados. Aunque persisten los dolores, especialmente en la zona abdominal, su mentalidad apunta a un objetivo claro: reaparecer cuanto antes.
El torero gaditano planea volver a los ruedos en dos fechas muy próximas: el 13 de septiembre en Los Molinos o el 15 en Cadalso de los Vidrios, dos novilladas con picadores que marcarían su regreso a la arena en plena Comunidad de Madrid. Su intención no es simplemente reaparecer, sino honrar los compromisos adquiridos antes del percance, un gesto que refuerza su imagen como torero de raza y responsabilidad.
La cogida, sin embargo, fue de las que dejan huella. La intervención quirúrgica, realizada en el Complejo Hospitalario Universitario de Toledo, reveló la gravedad del percance: una cornada profunda en la fosa iliaca derecha con doble trayectoria, que llegó a desgarrar musculatura y penetrar la cavidad peritoneal —aunque sin alcanzar órganos vitales—. A eso se sumaron dos heridas más, una en el muslo izquierdo y otra de carácter superficial en la zona genital.
Pese a todo, Capdeviladecidió terminar la lidia de su segundo novillo tras salir de la enfermería. Una decisión valiente y arriesgada que, según él mismo ha confesado, tomó con plena conciencia del terreno que pisaba y del impacto que podía tener su actitud en una plaza tan exigente como Villaseca.
La recuperación física avanza a buen ritmo, pero también queda patente la fortaleza mental del novillero. Su actitud frente al dolor, la disciplina médica y el compromiso con su carrera hablan de una madurez inusual en alguien de su edad. No hay lugar para la autocompasión; hay hambre de toreo.
A la espera de recibir el alta médica definitiva, Capdevilaya se visualiza entrenando, recuperando sensaciones y reencontrándose con el traje de luces. Si todo sigue su curso, en menos de diez días estará de nuevo en el albero, con las cicatrices aún frescas pero el alma intacta.