Triunfo y bronca

Morante rinde Madrid en faena histórica

El de La Puebla falla con la espada una Puerta Grande después de poner Madrid bocabajo

FOTODELDÍA - MADRID , 28/05/2025.- El diestro Morante de la Puebla da un pase a su primer astado durante la corrida de la prensa de la Feria de San Isidro, con reses de Garcigrande, este miércoles en la Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. EFE/Juanjo Martín
Corrida de la prensaJUANJO MARTINAgencia EFE

Hay segundos que te cambian la vida. Los cinco lances con los que Morante recibió a «Seminarista», bien cargado de pitones y astifino, transformó la forma de torear. Asentado hasta el infierno, convencido de que la única manera de hacerlo es cimentando la verdad del toreo en las muñecas, sin perder pasos, meciendo las arrancadas del toro, con los vuelos, tan reunido que a pesar de la inmensidad del toro le sobró toda la plaza. Qué belleza Morante, qué belleza. Latió Madrid cuando salió a cuerpo limpio a hacer un quite a su peón desde la misma boca del burladero y entonces Las Ventas crujió por el de La Puebla. No teníamos ni idea de lo que venía después. Morante sobrecogió Madrid, porque Morante no es de Sevilla es del mundo. Y en ese mundo cabe este Madrid nuestro que partió en dos jugándose los muslos, con esa asustante capacidad de olvidarse del cuerpo en honor del toreo. Abandonado. Único. Torero, porque pasarán cien años y no habrá parido madre en la tierra un torero como él. Maldita sea. El toro de Garcigrande fue tan exigente como agradecido.

Corrida de la prensa
Corrida de la prensaJUANJO MARTINAgencia EFE

El comienzo de faena traía el sabor del sur, la trinchera, el cambio de mano, el arte universal trepaba en este diestro en el que confluyen toreros de toda la historia para enaltecerlos en una figura única como es José Antonio. Vino después la antología ante un toro, que le apretó, que le hizo hilo, con el que expuso e hizo la magia. Parecía como si fuera capaz de torear con los vuelos, un hilo invisible unía la bamba de la muleta y el lance era otro, la suavidad era otra. La vida era otra. Madrid y Morantón, que decía Martín, mi hijo de 9 años. Nada volvería ser igual. Necesidad de parar el tiempo. Retener el instante, conquistar la memoria. Morante se perfiló a matar y se fue detrás de la espada. Estoconazo. Madrid en pie. ¿Había llegado el día? El punto trasera que estaba la espada contuvo la muerte, la retrasó y el descabello hirió la entrega de los corazones. A la tercera. No podía ser. Había sido la faena histórica de Morante y queríamos sacarlo a hombros. Se pidió la oreja no concedida… ¡Qué viva Morante! ¡Gracias José Antonio! Tu cabeza te maltrata, pero tú nos llevas a un paraíso donde se alivia el alma.

Corrida de la prensa
Corrida de la prensaJUANJO MARTINAgencia EFE

En el deslucido y molesto cuarto, Morante salió ya en la muleta con la espada de matar y la faena duró un tris. La ovación se tornó en bronca. Morante rindió a Madrid y eso no hay pitada que lo enturbie y ni pena que lo arrastre.

Corrida de la prensa
Corrida de la prensaJUANJO MARTINAgencia EFE

Como si nos hubieran pegado una paliza emocional estábamos con el segundo, el de Talavante, que fue descastado y el extremeño pasó con discreción.

Algo similar ocurrió con un quinto, noblón y venido a menos, como estábamos nosotros. Talavante se justificó y pasó el trago de Madrid.

Noblón el tercero, con el que Tomás Rufo anduvo más liviano y la cosa no trascendió. Fernando Sánchez volvió a soplar un gran par al sexto de la tarde. No falla. Era el último cartucho de Rufo, que el otro día no se fue a hombros de Madrid por la espada. El de Garcigrande iba y venía con franqueza . Quiso Rufo. La tarde ya no era.

Ficha del festejo

Las Ventas. Décimo séptima de feria. Lleno de «No hay billetes». Toros de Garcigrande, serios. El 1º, exigente y agradecido; 2º, descastado; 3º, noblón; 4º, deslucido; 5º, bajo de raza; 6º, noble y a menos.

Morante de la Puebla, de corinto y oro, estocada, tres descabellos (saludos tras fuerte petición) ; estocada (pitos).

Alejandro Talavante, de verde y oro, bajonazo (silencio); pinchazo, estocada (silencio)

Tomás Rufo, de coral y oro, pinchazo, estocada (silencio); bajonazo (silencio).