Hecho histórico
La noticia del año: ¿Quién comandará la Maestranza de Sevilla casi un siglo después?
El contrato con la actual empresa gestora expira tras casi un siglo de historia y abre un proceso inédito con implicaciones legales, culturales y económicas
A menos de tres meses del cierre de 2025, y a escasos días de que la Maestranza eche el candado con la celebración del festival taurino del día 13 —apenas 24 horas después del festejo de Morante en la Monumental de Las Ventas—, el futuro de la gestión de la plaza de toros de Sevilla se sitúa, por primera vez en casi un siglo, en el epicentro del debate taurino. La finalización del contrato entre la Real Maestranza de Caballería, propietaria del inmueble, y la empresa Pagés —vigente hasta el 31 de diciembre de 2025— abre un escenario inédito en toda una generación.
El modelo de explotación actual, instaurado en 1932 con la llegada de Eduardo Pagés, se aproxima a su fin tal y como lo conocemos. Una historia peculiar, sostenida en una sucesión familiar de yernos: de Pagés a Diodoro Canorea, pasando por Eduardo y de éste a su yerno Ramón Valencia. La continuidad de Valencia al frente de la gestión —tras más de dos décadas al timón y una década como gerente único— es solo una posibilidad, pero las condiciones del nuevo contrato, elaborado con especial minuciosidad por los asesores jurídicos de la Maestranza, suponen una ruptura con el modelo anterior. Todo indica que la próxima concesión estará regida por cláusulas que blindan la actividad cultural y turística del coso sevillano, más allá de los criterios puramente taurinos.
El gran cisma: los famosos 6 millones de euros
Es bien sabido que la relación entre la empresa Pagés y la Real Maestranza saltó por los aires tras dos litigios que acabaron en los tribunales. Uno giraba en torno al reparto del IVA derivado de la explotación del recinto; el otro, al derecho sobre los ingresos por las visitas turísticas. La resolución judicial más reciente —favorable a la Maestranza— ha alterado significativamente el equilibrio de poder en la negociación.
El proceso judicial, que se arrastraba desde 2020, llegó a su desenlace este año. La Audiencia Provincial de Sevilla resolvió de forma definitiva el conflicto legal. En una sentencia dictada por la Sección Octava —con el magistrado Víctor Nieto al frente— se desestimaron tajantemente las pretensiones económicas de la empresa dirigida por Ramón Valencia, cerrando así un capítulo clave en una relación contractual que ha perdurado desde 1932.
El litigio se centraba en dos reclamaciones principales: la devolución de seis millones de euros en concepto de IVA —que, según la empresa Pagés, no les correspondía pagar al calcularse sobre el bruto de ingresos— y el derecho a participar en los beneficios de las visitas turísticas al museo taurino del coso sevillano.
La sentencia no solo rechaza la reclamación del IVA, sino que revoca el fallo de diciembre de 2021, que había reconocido parcialmente a Pagés el derecho a una porción de los ingresos turísticos.
El componente turístico-cultural del recinto, que desde hace años genera más ingresos que la actividad taurina tradicional, cobra ahora una importancia estratégica. Por ello —según ha trascendido—, el nuevo contrato contemplaría condiciones específicas para la organización de eventos y actividades museísticas, en un intento de compatibilizar el valor patrimonial del coso con su papel como plaza de toros.
Si bien es cierto que ese litigio que ha llegado a los tribunales ha evidenciado la relación Maestranza/Empresa, fue una década atrás cuando se tensó la cuerda en una férrea crisis que mantuvo el entonces empresario Eduardo Canorea con las figuras, que se quedaron fuera de la temporada sevillana durante dos años. (2014 y 2015). Conflicto que se resolvió y en los últimos años ha contado con su participación año tras año. A otro torero como José Tomás le ha durado más el exilio.
Movimientos en la sombra
Desde hace meses, movimientos discretos en el entorno empresarial han comenzado a perfilar alternativas para liderar el futuro de la Maestranza. Los rumores son numerosos. Lo único cierto es que la Real Maestranza resolverá pronto el entuerto. Otra cosa es cuándo se conocerá públicamente. Sabemos también el empeño y la privacidad del proceso de la Maestranza que, no olvidemos, es Obra Social de la Maestranza Real de Caballería de Sevilla y cumple como tal con una labor benéfica al apoyar diversas instituciones y organizaciones en campos como la sanidad, la asistencia social, la educación y las hermandades religiosas, prestando especial atención a los más necesitados, especialmente la infancia. Y cuenta como Hermano Mayor nada menos que con su Majestad el Rey Felipe VI.
Las claves sobre los candidatos
Aunque el proceso alcanza ahora su desenlace, los movimientos para llegar hasta aquí comenzaron mucho tiempo atrás. Alianzas discretas, estrategias de desgaste y campañas de posicionamiento han marcado el terreno. Lo cierto es que han pasado casi cien años desde que se adjudicó el contrato que ahora llega a su fin. Por primera vez, podríamos estar ante un cambio de empresa en la gestión de la plaza más emblemática del toreo. Aún no hay nada decidido, al menos de manera pública. De darse de la manera prevista, una de las primeras opciones que se barajan es mantener un encuentro con el actual gestor, Ramón Valencia, y conocer su propuesta. La idea de una prórroga sobrevuela el ambiente, como fórmula para facilitar la transición, resolver los flecos legales de la salida, y por la apelación por parte de la empresa del tiempo de pandemia.
El cuerpo nobiliario sevillano, encabezado por el actual teniente de Hermano Mayor, Marcelo Maestre, parece decidido a establecer una nueva etapa, con criterios reforzados de transparencia, control económico y diversificación de usos.
Pero hay otros nombres...
Uno de los nombres que suena con más fuerza desde hace tiempo es el del empresario sevillano José María Garzón, que desde hace casi dos décadas dirige la empresa en solitario Lances de Futuro. Acostumbrado a gestionar plazas de primera categoría como Córdoba y Málaga —esta última, revitalizada hasta competir y desbancar a Bilbao en el calendario taurino de agosto—, Garzón ha convertido su sello en una marca que apuesta por la programación anual, la inversión y la modernización del sector. Prueba de ello es su incursión en la televisión generalista, llevando la tauromaquia a espacios de Prime Time en Antena 3, Telecinco, Telemadrid y Canal Sur, logrando una notable visibilidad mediática y un gran impacto en la sociedad con la marca de la tauromaquia como bandera.
Durante la pandemia, cuando muchas plazas cerraron sus puertas, Garzón sacó adelante varias temporadas, consolidando ferias como la de Santander y convirtiéndose en un referente en la zona norte y ahora una joya de la temporada.
Dentro de la rumorología, también ha cobrado fuerza el llamado «clan Marbella», un grupo de influyentes empresarios entre los que figuran José María Pacheco Guardiola (presidente de Konecta y caballero maestrante), el diestro Miguel Báez «Litri», y los hermanos Fermín e Iván Bohórquez Domecq, así como Raúl Gracia «El Tato» y Jorge Cutiño. Este grupo ha empezado a hacer visibles sus intenciones y ha mostrado abiertamente su interés en el proyecto en distintos círculos, de ahí que se haya postulado como posibilidad. Su experiencia se limita, por ahora, a la organización de algunos festejos en la plaza de Marbella, aunque también suenan como candidatos —a través de concurso— para gestionar la feria de Málaga tras la sorpresiva no renovación del contrato de Garzón.
De un modo u otro, todo está por decidir en esta cuenta atrás. Habrá candidaturas encubiertas y quizás sorpresas. Sevilla es mucha Sevilla. Y más, tras un siglo de espera. Pero no habrá que esperar demasiado para deshojar la margarita. El reloj institucional corre, y lo hace en un contexto marcado por la transformación del modelo de gestión de uno de los enclaves más emblemáticos de la tauromaquia mundial. Y la buena voluntad de preservar una institución, que cumple una función social benéfica. Bien mayor.