¡Ole tú!: Leo Messi tiene hambre

Se acerca la fecha clave. Se viene el Clásico. Llega el partido estrella de la mejor Liga del mundo. Los de Zizou llegan en su mejor versión de lo que llevamos de año en esta su segunda etapa, mientras que los de Valverde vuelven a sonreír y a disfrutar jugando al fútbol. ¡Vaya exhibición ante el Mallorca! A priori, la enfermería blanca puede jugar un papel muy importante para este partido. La plaga de lesiones vuelve a azotar a los merengues, mientras que en los azulgranas estarán sobre el césped del Camp Nou todos los que tienen que estar. Y podríamos seguir analizando punto por punto cada una de las situaciones que influirán en el Clásico. Los duelos entre De Jong y Valverde, el de Griezmann con Rodrygo, la comparativa entre Luis Suárez y Benzema... pero, no nos engañemos, todo esto es bisutería. O lo que yo llamo «blablabla» y más «blablabla». ¿Por qué? Porque estando uno que yo me sé en el terreno de juego, todo lo demás importa entre poco y nada.

Sentado junto al escudo

Sólo hay que verle la cara a «Su Santidad» y comprobar cómo ha vuelto a sonreír. Sólo hay que ver cómo «D10S» ha vuelto a disfrutar. Y sólo hay que ver cómo su precisión goleadora se acerca a su máxima expresión. Evidentemente, hablamos del mejor jugador de la historia del fútbol, el que por sexta vez ha puesto al planeta fútbol a sus pies. Hablamos de mi «Shiquetito», el padre de Thiago, Mateo y Ciro. Hablamos del genio argentino, del futbolista del que ha cambiado la historia del FCB y que está sentado justo a la derecha del escudo del Club. Hablamos de Leo, sí. De Leo Messi. El que es capaz de oscurecer, con una actuación para los anales de la historia, un partido brillante del Barcelona como equipo o un taconazo de genio de Luis Suárez para mandarla a la red.

Lo que diga ÉL

Podemos, si ustedes quieren, analizar todo lo analizable en los días previos al Clásico. Es un partido muy apetecible y a todo el mundo le gusta hablar, que si el 4-4-2, que si el 4-3-3, que si el pivote defensivo, y todas esas cosas del fútbol. Pero al final, viendo el hambre que demuestra Leo en cada partido, cuando Él decida que es el momento aparecerá una vez más para volver a ponerlo todo patas arriba. El Clásico será, una vez más, lo que diga ÉL.