Fútbol
El Athletic rompe el sueño del Granada y habrá derbi vasco en la final de la Copa del Rey
Un gol de Yuri anula los de Carlos Fernández y Germán y silencia Los Cármenes (2-1)
Un zurdazo de Yuri Berchiche congeló de la manera más cruel el sueño del Granada e hizo realidad el derbi vasco en la próxima final de la Copa del Rey. Ahora sí que van a tener que empezar a poner a punto la Gabarra, porque el Athletic, a pesar de todo el sufrimiento, se ganó el billete para el partido definitivo el próximo 18 de abril en Sevilla. Y no se clasificaron los rojiblancos por su fútbol, qué va, tuvieron que hacerlo gracias a un chispazo de su potente lateral izquierdo, que encontró una rendija a la espalda de Foulquier para después fusilar sin compasión ninguna a Rui Silva. Era el gol que los de Garitano necesitaban para hacer bueno el tanto de la ida y anular la emocionante remontada del Granada, que en un suspiro pasó de la noche de ensueño al funeral más silencioso.
Se quedó sin voz la grada de Los Cármenes, que ya imaginaba el viaje a Sevilla para jugar una final de Copa 71 años después de la última y única vez. Pero no pudo ser, por ese fogonazo de Yuri, que aliviaba a un Athletic Club que salió cobardica desde la pizarra de su técnico y nunca se pudo encontrar cómodo. Puso tres centrales y dos mediocentros defensivos Garitano, quizá por no salirse del guion que le ha llevado a ser el salvador de este equipo. Lo rescató en un momento malo por el camino de la solidez defensiva, y de la misma manera quiso meterse en la final de Copa.
Pero su plan lo hizo bueno un chispazo, el mismo que arruinó todo lo que el Granada había edificado durante muchos minutos. Dos cabezazos habían puesto por delante en la eliminatoria a los de Diego Martínez, que habían hecho lo más difícil y, además, lo habían merecido, siendo mucho mejor equipo que su rival. A los locales no les pesó la responsabilidad por la importancia de lo que se jugaban y con el aliento de su público fueron creciendo y jugando cada vez más cerca de la portería de Unai Simón. Hasta allí llegó Carlos Fernández para levantarse majestuoso en el área y cabecear el primer gol mientras los tres centrales del Athletic se limitaban a mirar. Si alguien podía enseñar al Granada el camino hacia la final de Sevilla, ese era Carlos Fernández. El delantero sabe perfectamente cómo llegar a la ciudad donde se jugará la final de la Copa del Rey, porque desde allí, desde el Sánchez Pizjuán, llegó a Los Cármenes como cedido. Su gol significaba la mitad del trabajo que tenían por delante los locales y el otro cincuenta por ciento lo completó Germán también con la cabeza, para que Los Cármenes fuese el mejor ejemplo de la alegría.
Pero el gol en contra de la ida era una amenaza que siempre estaba presente. En ese momento estaban clasificados y evitaban la prórroga, pero si se descuidaban, todo habría sido en vano. Toda la noche habían sido capaces los de Diego Martínez de desconectar el centro del campo vasco y también de mantener fuera de la circulación a Williams y Muniain. Sólo al principio había hecho daño la pantera de Lezama, en una acción en la que le dejó el gol hecho a Raúl García, que envió al pelota a las nubes. La otra gran acción de peligro había sido casi un autogol del Granada, que Rui Silva había evitado con muchos reflejos.
Hasta ahí toda la producción ofensiva de los de Garitano, que todavía dudaba si poner más gol y talento en el césped. Metió a Aduriz, aunque el gol llegó por otro lado, y resulta que estaba en las piernas de Yuri, que ha vuelto de París para hacer cosas importantes en San Mamés. Tiró el desmarque, arrancó y la defensa le perdió de vista. Sólo quedaba chutar a portería y Rui Silva le dejó mucho espacio. Era el primer tiro entre los tres palos para el Athletic, suficiente para meterse en la final, retar a la Real Sociedad y empezar a pensar en esa Gabarra, que todavía no está lista, pero que ya pueden empezar a poner a punto.
✕
Accede a tu cuenta para comentar